El Santo Oficio
Ángel Miguel Blanco
massiosare@msn.com
Después de la unción del priísta Ángel Aguirre Rivero como candidato a la gubernatura de Guerrero, en 2011, y después de la barbarie de Iguala, con José Luis Abarca Velázquez, y las tortuosas alcaldías y gubernaturas administradas o apadrinadas por el crimen organizado y el narcotráfico en otras entidades, la imagen populista y democrática del PRD no tiene remedio, ¡esta no se limpia ni con lejía!
En Guerrero, al puritito estilo del Comité Ejecutivo Nacional, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) es un émulo monstruo de la bestia bíblica de «siete cabezas y diez cuernos» que ejerce, a la vez, de ramera; es la guarida perfecta donde se han cobijado los mejores exponentes de la delincuencia, el latrocinio, la guerrilla, los izquierdosos sin escrúpulos y hasta el crimen organizado de ‘cuello blanco’.
El PRD, sobre todo el de Guerrero, no purificaría su imagen ni con agua bendita, ya que lo dijo bien Zeferino Torreblanca Galindo, alguna vez: «El PRD es un partido que ya no le sirve a la sociedad, sino que sirve a las sectas y a las tribus«, es «una franquicia que ha perdido toda su memoria histórica, ha perdido todo lo que representaron las muertes de la gente de izquierda, por los pequeños pesos y la necesidad inmediata”.
Cuando se acusó a Carlos Reyes Torres de sostener vínculos con el crímern organizado nadie se inmutó, fue una noticia normal en un estado donde los políticos son los buenos y la sociedad la mala. Lo mismo pasó con José Luis Abarca… los más cínicos solo marcaron sus distancias, pese a que en lo oscurito compartían «la sal y el pan» a manos llenas.
¿Qué espera el nuevo PRD con Celestino Cesáreo Guzmán y Jorge Salgado Parra como nuevos dueños de la franquicia amarilla en Guerrero?
Los románticos de la política, los soñadores de la democracia, los utópicos y el club de fans de estos personajes seguro están de fiesta por las grandes espectativas y los múltiples beneficios que vienen…. pero no para el PRD, no para los perredistas. sino para las tribus y sectas al servicio de Guzmán y Parra.
¿O creía, usted, que están allí porque son los mejores o porque las bases los eligieron democráticamente?
Ja! No por algo se fueron a lo oscurito (al DF) a concertar y concretar la compra-venta de la franquicia PRD-Guerrero.
¿A quién creen que representan Celestino y Jorge?
¿A los luchadores sociales de izquierda que ofrendaron sus vidas para crear un nuevo partido al servicio del pueblo, de la democracia, de las esperanzas, de la justicia social? ¿O, acaso, a las bases perredistas que se parten el alma por defender el único partido que representaba a la plebe, a los marginados, a los urgidos de equidad social?
Sí, acertó: Estos personajes representan «más de lo mismo»; representan a lo más retrógrado de la clase política usurera, avarienta, desleal y oportunista del estado y del PRD.
El primero, Cesáreo Guzmán, tiene la encomienda de su patrón, David Jiménez Rumbo –lider del populoso «Grupo Guerrero», acusado por Servando Gómez Martínez, «La Tuta», de sostener vínculos con el crimen organizado–, de pactar las alianzas con el PRI para llevar a Armando Ríos Piter, alias «El Traidor del Patria», como candidato a gobernador del estado; y el segundo, Parra Salgado, tiene como ordenanza buscar que Ángel Aguirre Herrera sea presidente de Acapulco al precio que sea, como pago por el sacrificio «voluntarioso» de Ángel Aguirre Rivero como gobernador del estado.
¿Y… las bases perredistas, qué papel juegan en este nuevo episodio de lágrimas y risas?
Pues, como siempre, ¡sin las bases no hay votos; sin las bases, Cesáreo y Parra no podrán entregar cuentas claras a sus jefes!
¡De ellas dependerá que Ríos Piter y Aguirre Herrera cristalicen sus sueños!
No obstante, las bases perredistas deben estar conscientes que una vez que se logren los objetivos de Cesáreo y Parra, estas volverán a su papel representativo en el montaje escénico de «Lázaro y el Hombre rico», es decir, a conformarse con los mendrugos de pan bajo la mesa.
La mala noticia es que con Armando Ríos Piter como gobernador de Guerrero, será mejor ir preparando las maletas… porque hagan de cuenta que estaría de regreso la «Santa Inquicision» instaurada por Zeferino Torreblanca en 2005, fecha que marco el trágico hito de decapitados, ejecutados, secuestrados y toda clase de desmanes perpetrados por el narcotráfico y el crimen organizado bajo el amparo paternal del gobierno estatal.
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