El Santo Oficio
Ángel Miguel Blanco
massiosare@msn.com
* «El buen juez, por su casa empieza»: Anuncia Héctor Astudillo combatir la corrupción y el nepotismo haciendo gala de corrupción y nepotismo en su gabinete
] ACAPULCO * 1 de noviembre de 2015.
No obstante haberse autoproclamado como el candidato del «orden» y la «paz», Héctor Antonio Astudillo Flores es hoy el gobernador con mayor número de denuncias penales y delitos a cuestas, según consta en su historial político más popular que data a partir de 1998, cuando fungió como dirigente estatal de su partido, hasta las dos veces que ha fungido como alcalde de Chilpancingo (1996-1999, 2009-2012), tres veces diputado local (1994-1996, 2012-2015), dos veces Senador (2000-2003, 2003-2005), y dos veces candidato del PRI a la gubernatura de Guerrero (2005, 2015.
Irónicamente, el gobernador que también se ha pronunciado como férreo enemigo de la corrupción, es uno de los que mas actos de corrupción ha cometido, la mayoría a ultranzas de los estatutos de su propio partido y en franco abuso del poder.
Peor aún, pese a que los priístas aceptaron a regañadientes a Héctor Astudillo como su «candidato de unidad» por ocasiones, para nadie fue un secreto que su última postulación fue «exclusiva responsabilidad y acierto político del presidente Enrique Peña Nieto», según paráfrasis de quienes fueron comisionados a vigilar que Astudillo cumpliera al pie de la letra las instrucciones de Los Pinos, a saber, René Juárez Cisneros y Manuel Añorve Baños, a quienes los guerrerenses sarcásticamente visualizan como los verdaderos titiriteros del Poder Ejecutivo del Estado, quedando Astudillo un simple lugarteniente o títere de ambos.
EL GOBERNADOR DEL ORDEN
Sin orden cronológico, en la hemeroteca pública virtual –internet– se hallan registros detallados de los delitos cometidos por el actual «gobernador del orden y la paz» que gobierna Guerrero desde el 27 de octubre pasado.
Durante las elecciones del 2011 en las que el priísta Ángel Aguirre Rivero competió bajos las siglas del PRD por la gubernatura contra su primo priísta Manuel Añorve Baños, el entonces alcalde capitalino, Héctor Astudillo Flores, fue denunciado penalmente por el delito de»Obstrucción a la justicia» luego de que el PRD halló suficientes elementos para responsabilizarlo de haber mandado a limpiar la escena del crimen en la que, el 11 de enero del 2011, el líder perredista Guillermo Sánchez Nava fue arteramente agredido por una horda de priístas intelectualmente comandados por Luis Antonio López Velásquez, asesor de Astudillo, luego de haber sido sorprendidos realizando toda suerte de delitos electorales en la capital del estado. El traumatismo craneoencefálico causado al perredista tuvo consecuencias fatales… Sánchez Nava jamás se recuperó por completo y finalmente murió.
Todos los hechos se hallan asentados en la averiguación penal Bra/sc/07/0396/2011.
No obstante, como buen priísta amaestrado, Héctor Astudillo negó ante las autoridades ministeriales toda responsalidad material en el atentado de Sánchez Nava y fue exhonerado; su asesor personal y autor intelectual de la agresión, Luis Antonio López Valencia, también fue liberado de los cargos.
Luego de que todos los reflectores se centraran sobre Astudillo y el PRD y la prensa le cuestionaran duramente su presunta inocencia, Héctor hizo gala de sus ‘atrubitos políticos’ y simuló sus mejores rabietas y pidió, inclusive, que se investigara a Ángel Aguirre Rivero por el hostigamiento político y mediático de que estaba siendo objeto.
De manera inesperada, Astudillo fue el centro de toda clase de acusaciones y críticas por todos los frentes.
Su propio partido lo puso en el blanco y hasta sus compañeros de fórmula legislativa le lanzaron toda clase de dardos venenosos por supuestos actos de deslealtad partidista y negociaciones turbias para lucro personal.
La misma Contraloría General del Estado fue requerida para que revelara el verdadero estado de las cuentas públicas de Héctor Astudillo como alcalde de Chilpancingo en 2009 a 2012 debido a las denuncias del Cabildo sobre sus actos de corrupción y malversación de las finanzas y obras públicas que no concordaban con la realidad.
Cuando el mismo gobernador había accedido a revisar las acusaciones y proceder conforme a derecho, Héctor Astudillo decidió hacer público su tórrido ‘romance político’ con Ángel Aguirre, quien de manera inexplicable le perdonó todos sus pecados y convirtió a Astudillo en modelo de transparencia pública.
Dicen algunos de sus prosélitos escribanos que «Astudillo es un político guerrerense químicamente puro», prácticamente el «modelo de políticos» que se están extinguiendo. ¡Vaya! El político «que la sociedad harta de ser víctima pagana de la corrupción (…) necesita». ¡Y casi aplauden «a Dios por haberle dado a Héctor Astudillo (a los guerrerenses)»!
Cual fuere el caso, lo cierto es que el «gobernador del orden y la paz» tendrá que hacer un esfuerzo extra para acercarse a las expectativas de sus fieles devotos.
La revista Proceso, en su edición virtual del 4 de febrero pasado, señaló que el (entonces) «abanderado priísta tiene una larga historia de chantaje electoral, desvío de recursos, corrupción y amenazas», entre las que destacan las cometidas contra algunos «comerciantes que no aceptaron pagar cuotas por el registro de sus negocios» durante su administración municipal.
En su edición empresa número 1475, Proceso también reseña que la empresaria María del Rocío Garduño González presentó una denuncia penal contra Astudillo Flores, cuando fungía como alcalde de Chilpancingo (2009-2012), y contra el director de Gobernación municipal, Joel Eugenio Flores, por los delitos de cohecho, abuso de autoridad y corrupción, al pretender extorsionarla con 100 mil pesos para autorizarle una licencia para la instalación de un restaurante en una zona residencial de la capital. “Me dijeron que pagando esa cantidad ya no habría bronca”, resumió la denunciante.
Y aunque el problema real era Eugenio Flores, que pretendía extorsionar a la demandante por su cuenta, Héctor Astudillo terminó admitiendo ante la comerciante que optó por ordenar la clausura de su negocio por temor a que los vecinos del lugar le «fueran a hacer un escándalo», y no dio marcha atrás, ni hubo castigo para su subalterno.
Un año atrás, 2013, cuando Héctor fungía como diputado local, trabajadores del ayuntamiento de Chilpancingo denunciaron a Astudillo Flores por amenazas de muerte, luego de que exigieron ante el Tribunal de Conciliación y Arbitraje (TCyA) que se echaran abajo 16 plazas de base que el actual «gobernador del orden y la paz» otorgó de manera unilateral a sus familiares y a parientes de ex regidores y del ex alcalde interino, Tulio Ismael Pérez Calvo, manifiesta otro artículo de prensa nacional.
En suma, el autoproclamado «zar anticorrupción» de Guerrero se alejó miles de kilómetros de la realidad, pues la corrupción comenzó desde el mismísimo día en que fue ungido gobernador.
En el estricto sentido de la palabra, Héctor Astudillo se prestó a actos de corrupción al corromper las leyes para permitir que sus operadores políticos (René Juárez Cisneros y Manuel Añorve Baños) le impusieran a sus hijos, amigos, compadres y resto de su servidumbre en su gabinete, lo que deja muy en claro su falta de autoridad y poder como representante del Poder Ejecutivo del Estado.
Para el PRD y algunos sectores de la sociedad las críticas son justificadas cuando se descubre que algunos puestos claves de la administración fueron ocupados por políticos retrógrados, oportunistas, sin moral ni antecedentes libres de corrupción, como José Luis González de la Vega Otero (alfil de Elba Esther Gordillo) Óscar Rangel Miravete, Tulio Ismael Pérez Calvo, Juan José Castro Justo, Ernesto Rodríguez Escalona, Daniel Pano Cruz, Bismarck Villanueva Bracho (RTG), Elba Erika Lürhs Cortés, César Armenta Adame, además de los imberbes hijos de René Juárez Cisneros y Manuel Añorbe Baños, quienes ocupan los cargos de Representante del Gobierno de Guerrero en el Distrito Federal (René Juárez Albarrán) y subsecretario de Desarrollo Social (Manuel Añorve Aguayo), respectivamente.
¡Y eso que en su juramento como gobernador también había prometido «un gobierno sin nepotismo»!
De los asesores del gobernados, ¡ni qué decir! Muchos de ellos han sido artífices del fracaso o debacle de otros gobernadores que ahora pagan su condena de rechazo y olvido por haberse servido para sí mismos y mofarse de la sociedad.
EL GOBERNADOR DE LA PAZ
«Lamentable lo que sucede en Acapulco; hubo un incidente en un lugar cercano a dónde estábamos cenando. Nos encontramos bien», dijo Héctor Astudillo en su cuenta de Twitter para poner una cortina de humo a las especulaciones sobre el atentado sufrido cuando cenaba con su esposa, Mercedes Calvo, en el restaurante Forza Italia, ubicado sobre la costera Miguel Alemán, frente al populoso hotel Calinda del Acapulco Dorado.
El 18 de octubre pasado Héctor Astudillo Flores aún ostentaba el cargo de Gobernador electo, pero no era la primera vez que un incidente de esta índole le ocurría justo en tiempos electorales.
El 27 de junio, mientras se trasladaba por aire a la Tierra Caliente para un acto de campaña, la avioneta que tripulaba sufrió una falla mecánica, pero la pericia del piloto logró regresar a salvo al al candidato al Aeropuerto Internacional de Acapulco, donde minutos atrás habían despegado.
Astudillo volvió a renacer.
Las especulaciones sobre un atentado fueron revertidas de inmediato.
El propio candidato señaló que se trató de un «incidente».
¿Otro más?
En mitad de su campaña como candidato a gobernador en el 2005, mientras Héctor Astudillo regresaba de una gira por La Montaña hacia Acapulco, la avioneta que lo trasladaba sufrió fallas significativas en el tren de aterrizaje y apenas si el piloto pudo controlar la situación para evitar que la aeronave se incendiara.
Eran aproximadamente las 22:37 horas de un sábado cuando un agente auxiliar de seguridad del Aeropuerto de Acapulco realizó una llamada telefónica a varios reporteros para informarles que Hector Astudillo había sufrido «un accidente». En concreto, que no sabían «si (había) muerto, porque la avioneta en que venía aterrizó y derrapó por toda la vista, echando chispas» y apenas el personal del Aeropuerto estaba auxiliando a los tripulantes.
Cuando los primeros comunicadores llegaron al aeropuerto se les impidió el acceso.
Los guardias dijeron que «no pasó nada, solo un incidente, el candidato parece que esté bien». Punto.
Héctor Astudillo tampoco hizo declaración alguna, pero las bitácoras de vuelo registran el testimonio del guardia que alertó a la prensa pero, obviamente, fue despedido de inmediato.
Ante tales «incidentes», no es tan «estúpida» la pregunta de algunos incrédulos del «orden y la paz» que ha venido prometiendo Héctor Astudillo desde su campaña: «¿Cómo puede prometer paz y seguridad el hombre que es blanco de la inseguridad?, ¿cómo puede prometer orden y seguridad el hombre que ni él mismo puede cenar seguro porque hasta los escoltas le balean?».
Mientras el orden y la paz prometidas llegan a Guerrero mediante el gobernador que promete acabar con la corrupción y el nepotismo, el PRD ya ha anunciado que no cejará en su petición de que Héctor Astudillo Flores sea sujeto a investigación exhaustiva para ver si de veras no tiene nexos con el narcotráfico y el crimen organizado, porque de lo contrario, mientras los hechos o las especulaciones no indiquen lo contrario, la vida de los guerrerenses pende de un hilo en manos de un gobernador sin autoridad ni poder y sin calidad moral para garantizar orden y paz en Guerrero durante su incierto mandato.
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