Más vale malo conocido, que bueno por conocer.
— Refrán popular.
] El Brujo Chiripero
El vacío de poder en la capital cafetalera de Guerrero obliga a la polvareda electoral adelantar su presencia en Atoyac de Álvarez, donde la delincuencia organizada parece ostentar el «poder ejecutivo», en vista de la falta de oficio político y discapacidad administrativa del «pendejo que no manda ni en su casa» –según palabras textuales del exgobernador priísta, Rubén Figueroa Alcocer, no la prensa,–, que solo responde a los instintos del alcohólico que lleva dentro y las órdenes de sus captores de inteligencia y creatividad que en nómina figuran como «asesores».
Así, pues, es como Pablo Solís, por Morena, y Ángeles Salomón y Fredy Barrera Méndez, del PRI, acaparan las apuestas para contender por la alcaldía en 2018.
No obstante el pésimo papel que ha desempeñado el PRI en manos del advenedizo ticuiseño que actualmente desgobierna, el partido «tricolor» aventaja a Morena en las preferencias y tendencias 2018.
Y es que mientras Pablo Solís fue el único contendiente de la izquierda que realizó un papel decoroso en las pasadas elecciones del 2015, su tibieza y carácter políticos siguen siendo los principales enemigos internos que Pablo tendría que vencer antes de querer intentar buscar de nuevo la candidatura de Morena por la presidencia de Atoyac de Álvarez, no obstante, también tendría que afrontar al mayor enemigo de los «amlos boys» de Guerrero: Pablo Sandoval, el nuevo cacique de Morena que peca de honesto pero igual cojea del mismo pie que todos los llamados héroes y luchadores sociales de Guerrero que han terminado en las nóminas del Gobierno del Estado, con libertad para patalear pero sin morder la mano que les avienta mensualmente la «chuleta» en forma de prerrogativas o apoyos para gastos de gestoría y representación social.
En contraparte, una vez fenecida su inhabilitación de «tres años y seis meses» para ocupar «cargos públicos y de elección popular», impuesta por la Contraloría General del Estado el martes 1 de septiembre del 2009, por diversos actos deshonestos en el servicio público, Fredy Barrera Méndez es el único que no tendría problemas para asegurar la «candidatura de unidad»de su partido, en vista de los problemas maritales y «perturbaciones» juveniles que distraen de sus ocupaciones legislativas a María de los Ángeles Salomón Galeana, la ticuiseña suertuda que ha usurpado el poder político gracias al peso de su apellido y no a sus dotes políticos que ni de broma posee.
El MC waltonidta de Javier Galeana y el PRD izquierdoso y convenenciero tendrán que invocar a poderes más allá del marxismo-leninismo o el aguirrismo para enviarle en 2018 a #FredyBarrera un contendiente que le haga mella, pues aun con todos sus dudosos antecedentes como servidor público para nadie es un secreto que Fredy cuenta con un padrinazgo muy poderoso muy por encima del poder que ostenta el mismísimo Héctor Astudillo, quien figurando en la nomina estatal como gobernador ministra y se doblega ante la presencia e investidura de René Juárez Cisneros, exgobernador de Guerrero, subsecretario de Gobernación federal y amigo superlativo del Presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Con estos antecedentes y de la mano de Daniel Pano Cruz, líder moral y espiritual del mismo culto al que pertenece Barrera, podría apostarse que el mismo Wilberth Galeana Radilla, amigo de rojos, amarillos, verdes, naranjas, colorados, y gallo indiscutible de bandos no tan buenos ni tan malos, o viceversa, se arrepentiría de haberse dejado engatusar para apoyar a un farsante como el «Caguamazo» Pérez, quien salió más bravo que la perra que de buenas a primeras pierde la razón y desconoce y muerde la mano de su amo.
Obvio, Fredy Barrera no es la mejor opción, ni el último recurso ni la peor posibilidad, sería más bien el «mal necesario» que requiere Atoyac para mitigar el trago amargo que representa mantener los vicios de un alcohólico que debería estar internado en un grupo «AA» (doble A), no en la presidencia de un municipio vilipendiado por la pobreza y el rezago social… además de un borracho y su séquito de dilapidadores de las finanzas municipales.
Fredy Barrera, finalmente, al menos tiene algo a su favor: aunque el afecto de sus paisanos (políticamente hablando, aclárese) sea casi nulo: «nadie puede acusarlo de mal servidor público, de malversador o mañoso, pues nadie puede ser juzgado por el mismo delito dos veces»… a #FredyBarrera solo resta, si decide anticiparse a la oportunidad que le espera en 2018, es enmendar su pasado, dar muestras de verdadero servicio, sin simulaciones, y comenzar a sumar, políticamente y socialmente hablando, que presencia (mucha, poca o casi nula), y experiencia en el servicio publico (buena, mala, pésima o enlodada), ademas de»padrinos mágicos», ya los tiene.
P.D. El presente articulo está centrado en las posibilidades políticas del priísta #FredyBarrera de consolidar su sueño de ser presidente municipal de Atoyac de Álvarez, no obstante que pertenece a un partido que tanto daño le ha hecho a los atoyaquenses, que seguramente optarían por nuevas alternativas y rostros menos viciados y más comprometidos con los verdaderos problemas del municipio y no solo de los grupos que siempre llegan al poder para enriquecerse y servirse y/o servir a otros intereses, menos los de sus gobernados