No por su temor a que se genere una mala imagen del estado que le es incapaz gobernar, o no por el temor a que se fomente un imagen negativa contra su investidura, como gobernador de Guerrero, los periodistas van a ocultarle la verdad a la sociedad, o van a ocultarle o privarle de su la necesidad o derecho de estar informados de los acontecimientos (buenos o malos) que ocurren en el estado donde el mismísimo «orden» y la «paz» –prometidos hace más de dos años– se rehúsan a domiciliarse en Guerrero, por los desenfrenados hechos de violencia que tienen aterrorizados a los propios pobladores del estado.
P.D. Para los defensores de Astudillo, la última pregunta: «Si esta proclama no es una advertencia de censura, ¿qué es?».
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