* Feminicidios y violencia pudieran atenuarse si hubiera menos pretexos y mas estrategias e interés en las obligaciones que corresponden al municipio en materia de seguridad pública.
Sin daños a terceros…
Ángel Miguel Blanco
Ángel Miguel Blanco
massiosare@msn.com
] Efecto Espejo
] Efecto Espejo
Buscar culpables no es, indudablemente, la salida fácil al problema de inseguridad y violencia que privan en Acapulco, cuyo actual gobierno resiente los embates de la criminalidad y el encono de la sociedad por la evidente apatía del municipio en este rubro, y todo gracias a los anuncios hechos por el guía nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien cacareó que bajo los «gobiernos de la esperanza» reinaría la paz y la prosperidad.
La cruel, triste y amarga realidad le demuestra a la exmagistrada Adela Román Ocampo, presidenta municipal de Acapulco, que la magia y los cambios esperanzadores promovidos por el Presidente Electo desde las trincheras de Morena también son propensos a fallos y errores garrafales.
Es posible que la aparente preocupaciòn por mantener una imagen intachable de AMLO y su conjurada Cuarta Tranformación mantiene a Acapulco es un doloroso estado de indefención en cuanto a seguridad pûblica, a sabiendas de que cuando aspiró gobernar Acapulco la actual alcaldesa sabía del principal clamor de los los acapulqueños: «seguridad pública», asignatura que por ley le corresponde atender, sin divagaciones ni pretextos legaloides de ninguna índole.
Irónico.
Acapulco ya tiene director de CAPAMA, ya tiene quién cuide las finanzas públicas y hasta tiene quien cuide el lado sentimental del gobierno municipal en el DIF… pero aún no tiene quién garantice la seguridad pública de los acapulqueños o quién cumpla con la aplicación de las estrategias o programas constitucionales que competen, al respecto.
Las excusas, los pretextos, no son válidos en un gobierno que causó revuelo con sus promesas esperanzadoras de seguridad, prosperidad y paz social.
Las excusas y los pretextos tampoco pueden ser válidos para una alcaldesa experta en leyes y procuración de justicia.
No le queda a un «gobierno esperanzador», regido por la ‘Cuarta Transformación’ del mesías refundador de la República, que entrará en diciembre para hacer realidad la «Repûblica Amorosa» de sus sueños, buscar excusas y culpables para zafarse de sus responsabilidades concernientes a la seguridad pública y la prevención de los delitos territoriales.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su Artículo 21, es clara.
A modo de paráfrasis destaca que a las Fiscalías y el Ministerio Público corresponden la investigación y aplicación de sanciones administrativas, así como remitir a los presuntos infractores ante los juzgados y tribunales competentes, pero al Estado y Municipios corresponden la seguridad pública y la prevención de los delitos, mediante estrategias que disuadan y atiendan de raíz las causas de la criminalidad.
Es cierto que el Narcotráfico y el Crimen Organizado son asuntos de Seguridad Nacional, pero hasta en ese rubro se desconocen las estrategias del gobierno municipal para, por lo menos, calmar los ánimos de los acapulqueños –hombres, mujeres, ancianos y niños–, que a diario salen como a salto de mata a las calles (de compras, a entretenerse, a la escuela o al trabajo), inseguros de regresar con bien a casa.
¡Basta, Morena, de conjuros esperanzadores!
Hacen falta acciones para dejar de sedar la intranquilidad de los acapulqueños con sueños transformadores endebles y propensos a ser superados por la cruel, triste y amarga realidad.
P.D. Perdòn por usar al Gobierno de Adela como referencia en el tema, pero es el ejemplo más viral y acorde a los hechos y circunstancias que apremian, al respecto. Como siempre, su punto de vista, estimado lector, es el que debe importar para normar su criterio sobre este delicado y escabroso tema.
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