* AMLO ve el mundo desde su lente y va tomando decisiones en función de éste. No hay profundidad en sus juicios, son meras ocurrencias. Él sabe de todo, ya sea del sargazo o de aeropuertos, sin estudios de por medio.
Carlos Elizondo Mayer-Sierra
] Excelsior
“La inflación es nociva. No exagero, pero el predominio y las arbitrariedades terribles de Hitler se produjeron a partir de que en el gobierno anterior había una inflación descontrolada”. Son palabras del presidente López Obrador la semana pasada.
La desafortunada declaración revela una visión equivocada y reduccionista de la historia. Hitler llegó al poder en 1933, la hiperinflación alemana se dio entre 1921 y 1923. Es una de las causas remotas de su llegada al poder. Es evidente, además, que no todos los gobiernos de países con una inflación alta cometen genocidios e invaden a sus vecinos. Hitler fue responsable directo de esas acciones.
El triunfo de AMLO se debió, en alguna medida, a problemas estructurales como la inseguridad y la corrupción, pero que no se lave las manos. Cuando se tiene todo el poder, se tiene toda la responsabilidad. Cancelar el aeropuerto de Texcoco, mientras trata de recortar recursos por donde se pueda para pagar los costos de esa cancelación, es decisión suya, como suya es la responsabilidad.
Bajo la lógica de AMLO, se podría concluir que “el predominio y las arbitrariedades terribles de los gobiernos anteriores se produjeron a partir de que en el gobierno…” de López Portillo hubo “una inflación descontrolada”. La forma específica en que se intentó salir de esa crisis fue responsabilidad de quienes gobernaron nuestro país.
Nada exculpa la corrupción que hubo en los gobiernos anteriores, en particular en el de Peña Nieto. No fue resultado de las reformas estructurales. Fue decisión de individuos que deberían ser sancionados. En Chile se hicieron reformas similares, que ese país ha sabido aprovechar, y sin escándalos recurrentes de corrupción.
La frase de AMLO revela mucho sobre él. Primero, en cuanto a la ligereza de sus comentarios. Sin mayor contexto, sin razón alguna, dado que el tema central era la inflación, suelta de la nada una afirmación contundente, pero errónea, minimizando la violencia y el genocidio cometido por los nazis al llamarlos “arbitrariedades terribles” y la responsabilidad de Hitler en particular.
AMLO ve el mundo desde su lente y va tomando decisiones en función de éste. No hay profundidad en sus juicios, son meras ocurrencias. Él sabe de todo, ya sea del sargazo o de aeropuertos, sin estudios de por medio. “No crean que tiene mucha ciencia el gobernar”, dijo el martes.
Segundo, en un momento distinto del país, por esta visión que parece exculpar a Hitler de sus atrocidades habría habido un escándalo. A Fox lo acribillaron por haber llamado “José Luis Borgues” a Jorge Luis Borges.
Tercero, revela una visión determinista de la historia, quizá eco de una visión marxista de la historia, en boga cuando fue a la universidad. En ésta, los países terminarán siendo socialistas porque las contradicciones del capitalismo acabarán resolviéndose con una inevitable revolución proletaria. Paradójicamente, este determinismo es contrario a su propia narrativa heroica, de una transformación debida a su liderazgo. Los héroes animan la narrativa de su 4T y de las tres transformaciones previas, plasmados en el logo de su gobierno.
Su frase revela, por último, su obsesión por no tener inflación. El comentario está precedido por la afirmación de que “[…] hay control inflacionario; eso no es poca cosa, tenemos menos inflación y esto lo hemos logrado porque ha habido también control en los aumentos de precios de los combustibles…”. Esta obsesión lo distingue de otros gobernantes con un discurso similar al suyo, y que buscaron impulsar el crecimiento a toda costa, por lo cual terminaron en desastres macroeconómicos. Él parece decidido a evitarlos.
Falta ver si otras decisiones que AMLO está tomando, como su política social y sus obras públicas en el sureste, terminarán generando o no una presión en el gasto público difícil de contener. Será su responsabilidad si logra mantener baja la inflación. También si fracasa en ello.