LA PAZ, Bolivia. * 18 de noviembre de 2019.
] Reuters.
Las fuerzas de seguridad bolivianas lanzaron gases lacrimógenos contra centenares de cocaleros que marcharon el lunes para exigir la renuncia de la presidenta interina Jeanine Añez, quien se vio obligada a suspender un viaje a su provincia natal debido a una amenaza en su vida.
Desde que el expresidente Evo Morales renunció en medio de una creciente evidencia de manipulación de votos hace una semana, los disturbios mortales han empeorado en el país andino a medida que los intentos de diálogo entre sus leales y el Gobierno interino han fracasado, y ambas partes se han acusado de fomentar la violencia.
Añez, de 52 años y antigua dura opositora, asumió la presidencia invocando la línea constitucional de sucesión después de que Morales y su vicepresidente renunciaron por “sugerencia” de los militares, tomando refugio durante la semana pasada en México, país que les otorgó asilo.
Pero Añez se ha enfrentado a una ola de protestas lideradas por simpatizantes de Morales y por bolivianos que temen perder las ganancias logradas para la mayoría durante sus 14 años en el cargo.
En las tierras altas de cultivo de coca de Bolivia, la policía disparó gases lacrimógenos contra los partidarios de Morales para evitar que ingresaran a la ciudad de Cochabamba para exigirle que volviera a terminar su mandato, que debía finalizar en enero.
Algunos protestantes cocaleros arrojaron piedras a las fuerzas de seguridad y al menos diez manifestantes fueron arrestados, dijo un testigo de Reuters.
La región de Cochabamba, que durante mucho tiempo fue un bastión de apoyo para Morales, fue sacudida la semana pasada por lo que los observadores de derechos humanos describieron como un uso desproporcionado de la fuerza en la ciudad de Sacaba después de que las fuerzas de seguridad dispararon mientras los cocaleros marchaban contra el Gobierno de Añez.
“Lo que sucedió en Sacaba no fueron enfrentamientos, fue una intervención militar”, dijo la defensora del pueblo, Nadia Cruz, en Twitter, pidiendo un diálogo para aliviar los disturbios.
El Gobierno de Añez ha dicho que algunas de las protestas en Sacaba estaban armadas y que agentes de policía también habían resultado heridos.
Desde que Morales renunció, 20 personas han sido asesinadas, según la oficina del defensor del pueblo, que supervisa los conflictos en el país de 11 millones de personas.
AMENAZAS DE MUERTE
En la sede tradicional del Gobierno de La Paz, los bloqueos de carreteras han causado una crisis de alimentos y combustible, lo que ha resultado en largas filas fuera de los supermercados.
Añez tenía previsto viajar a su provincia natal de Beni, en el noreste de Bolivia, pero la actividad fue cancelada debido a una amenaza creíble contra su vida por parte de un “grupo criminal”, dijo el ministro del Interior, Arturo Murillo, en una conferencia de prensa en La Paz.
El funcionario alegó que estaban involucrados venezolanos, cubanos y colombianos, pero no aportaron pruebas.
El Gobierno de Añez ha pedido a los diplomáticos venezolanos y a los médicos cubanos que abandonen el país, acusándolos de avivar los disturbios.
Tanto Cuba como Venezuela fueron aliados cercanos de Morales, y Añez ha sido criticada por supuestamente exceder los límites de un Gobierno de transición al cambiar las alianzas geopolíticas del país.
Carlos Mesa, el candidato presidencial que ocupó el segundo lugar en las disputadas elecciones del 20 de octubre, instó a Añez a programar nuevas elecciones con o sin el apoyo de los legisladores del partido izquierdista de Morales, que tienen una mayoría en el Congreso.
Mesa dijo que Añez podría convocar a nuevas elecciones por decreto supremo si los partidarios de Morales en el Congreso bloquean la aprobación de una ley para programar nuevas elecciones.
“Es necesaria una convocatoria inmediata (de elecciones) para solidificar la legitimidad del presidente Añez”, dijo Mesa en un mensaje grabado en video a sus seguidores el lunes.
Jerjes Justiniano, recién nombrado ministro de la Presidencia, sostuvo que recomendaría a Añez a que convoque “inmediatamente” a elecciones por decreto presidencial, en ausencia de un acuerdo.
“Nos vamos (pasan) en días”, dijo. “Tendremos elecciones. El mayor honor para un boliviano es convertirse en presidente del país, pero esa persona debe ganar con votos, no con balas o botas”, sostuvo el funcionario.
La Conferencia Episcopal Católica Romana de Bolivia afirmó que, junto con representantes de la Unión Europea y las Naciones Unidas, buscaría reunir al Gobierno nacional y a los partidos de oposición para mantener nuevas conversaciones sobre una hoja de ruta para las elecciones.
“Celebrar elecciones nuevas, transparentes y creíbles, es la mejor manera de superar las diferencias de manera democrática y pacífica”, dijo el lunes la Iglesia.
Pero un acuerdo parecía incierto ya que Murillo amenazó con revelar una lista de legisladores con el partido del Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales que habían estado involucrados en una supuesta sedición, enojando a los seguidores del exmandatario.
“No queremos obstruir nada”, dijo la jefa del Senado, Eva Copa, a los periodistas el lunes. “No queremos más muertes, no queremos más sangre”.