LA PAZ, Bolivia. * 21 de noviembre de 2019.
] Reuters.
El exmandatario boliviano Evo Morales no será el candidato de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), en los próximos comicios generales que el Gobierno interino y opositores están intentando coordinar para superar la crisis política, según un aliado del líder indigenista.
En la Asamblea Legislativa de Bolivia, dos proyectos -uno del Gobierno provisional de Jeanine Añez y otro del MAS- eran debatidos el jueves por senadores y diputados, con el objetivo de convocar a nuevas elecciones en la nación andina y calmar la violencia que ha dejado 32 muertos en el país.
“El MAS presentará nuevos candidatos a presidente, a vicepresidente”, dijo a Reuters Cabrera, vicepresidente de la Cámara de Diputados.
“Respetamos a nuestro compañero Evo (Morales), a (el exvicepresidente) Álvaro (García Linera), quienes tuvieron la oportunidad de estar al frente de nuestro partido político como candidatos. Hoy toca a los que nos quedamos”, agregó.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, dijo el jueves en un comunicado que aquellos que participaron en las irregularidades denunciadas en las elecciones de octubre deben quedar fuera del nuevo proceso electoral.
Debido a la crisis política, la calificadora Fitch bajó el jueves la nota de Bolivia a “B+” desde la anterior “BB-“.
En una entrevista realizada en la mañana del jueves por el canal de televisión Unitel, Cabrera también dijo que el MAS no va a sugerir vocales para el tribunal supremo electoral, tema que será tratado en la Asamblea Legislativa.
El senador Homer Menacho, jefe de la bancada de Unidad Demócrata, dijo en una declaración con otros legisladores: “Tenemos dos proyectos de ley, uno mandado por la presidente (Añez) y otro por la bancada del MAS (…) El objetivo es que podamos sacar un solo documento, lo más perfecto posible, para que podamos tener una elección lo más pronto posible”.
La crisis que azota a Bolivia estalló el 11 de noviembre, cuando Morales renunció tras la publicación de un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) que indicaba que hubo irregularidades en los comicios de octubre, en los que el líder del MAS obtuvo un cuarto mandato presidencial consecutivo.
Al día siguiente, Morales partió rumbo a México, donde se encuentra asilado. El expresidente declaró que fue presionado a renunciar por las Fuerzas Armadas en un golpe de Estado, en medio de violentas protestas y enfrentamientos entre opositores y partidarios del líder del MAS.
Bajo los gobiernos de Morales, Bolivia registró un inusual período de estabilidad política y crecimiento económico sostenido. Sin embargo, el líder indígena compitió por un cuarto mandato consecutivo a pesar de un referéndum adverso en el 2016, lo que despertó molestia entre algunos de sus seguidores.
El Gobierno de la presidenta interina Jeanine Añez continúa buscando una salida electoral a la crisis política, cuyos epicentros han sido en los últimos días las ciudades de El Alto y Cochabamba, bastiones de Morales.
El jueves, manifestantes que pedían la renuncia de Añez marcharon desde El Alto hacia La Paz, sede de Gobierno de Bolivia, llevando en el frente una bandera multicolor que representa a las tribus indígenas de la región andina.
Ante la violencia que hubo en las últimas semanas, el organismo de derechos humanos Human Rights Watch advirtió sobre “medidas abusivas” que adoptó el Gobierno en los enfrentamientos en las calles y pidió derogar un decreto que otorga a las fuerzas militares “excesivas facultades discrecionales para el uso de la fuerza”.
“Estamos profundamente preocupados por las medidas adoptadas por las autoridades bolivianas, que parecen priorizar la represión brutal de opositores y críticos y otorgan a las fuerzas armadas un cheque en blanco para cometer abusos, en vez de concentrarse en restablecer el Estado de derecho en el país”, dijo José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch.