* Dejarle toda la carga al gobernante para resolver los grandes problemas que aquejan al país es tanto como esperar que lluevan pargos.
Este primero de diciembre se cumplió un año del inicio de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, el primer gobierno emanado de la izquierda en nuestro país. Más allá de apasionamientos políticos o ideológicos, o posturas tanto de oposición como de respaldo, bien vale la pena analizar desde la sociedad civil cuál ha sido nuestro papel para contribuir al desarrollo nacional.
Pretender dejarle toda la carga al gobernante para resolver los grandes problemas que aquejan al país es tanto como esperar que lluevan pargos. Nadie nos va a venir a decir lo que padecemos porque lo sabemos perfectamente, como también sabemos -o deberíamos saber- que las soluciones se consiguen poniendo manos a la obra, nunca desde la inactividad.
Desde el sector empresarial, este planteamiento se resume en una sola cuestión: Qué estamos haciendo o qué estamos produciendo. Un negocio no avanza si no hay productividad, si no se tienen resultados, y esto indudablemente aplica en el plano nacional con los habitantes.
El gobierno actual ha implementado diversos programas de ayuda económica que desde una perspectiva simple se podría decir que está regalando dinero a la gente, recursos que vienen del pago de impuestos y de lo que produce nuestra nación, principalmente petróleo. Es decir, viene de la gente productiva.
El detalle es que esto no podrá ser siempre así y es lo que tal vez no se ha entendido. Por ejemplo, se entregan becas de capacitación a jóvenes para que una vez concluida ésta puedan integrarse al sector laboral, ya sea en alguna empresa o por medio del autoempleo. A los campesinos, se les otorga fertilizante, semilla y herbicidas para que tengan mejores cosechas; a los estudiantes para que potencialicen su rendimiento escolar, incluso a las personas con alguna discapacidad, para que su condición de vida no sea una limitante en su desarrollo.
Salvo en las personas de la tercera edad, que ya cumplieron su responsabilidad ciudadana y bien merecen el respaldo y descanso, quienes reciben apoyo gubernamental deben estar obligados a retribuir a la sociedad ese incentivo que están recibiendo.
A final de cuentas, esa será la mejor calificación que puedan ofrecerle a un gobierno que se preocupa por los que menos tienen, luchando y esforzándose para dejar esa condición de miseria e insertándose en el lado del sector productivo. Sólo así podremos lograr esa tan anhelada Cuarta Transformación.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!