La unanimidad con que fue aprobado el Presupuesto de Egresos del Estado de Guerrero para el año 2020 por parte de los diputados del Congreso local, es una buena señal que nos envían a los ciudadanos de que es posible transitar por la ruta de los acuerdos.
Sobre todo, nos da la percepción de que las fuerzas políticas al interior de la LXII Legislatura son capaces de anteponer el interés supremo de los guerrerenses a los particulares o de grupo, sin dejar de reconocer los buenos oficios del gobernador Héctor Astudillo Flores y su equipo de colaboradores en el tema del cabildeo previo.
Esto nos da la certeza de que en el penúltimo año de la actual administración estatal haya viabilidad financiera, para que las obras y acciones lleguen verdaderamente a los ciudadanos, en especial a aquellas familias que más lo necesitan, allá en las comunidades marginadas y de difícil acceso, donde siguen esperando la justicia social.
Este presupuesto logrado sin contratiempos, aunado a la buena relación que es evidente entre el mandatario estatal y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hacen ver con optimismo el año que viene para Guerrero, al menos en el plano institucional, con dos mandatarios que tienen como objetivo común el bienestar de los ciudadanos.
Habría que ver si los políticos domésticos saben comportarse, dejan atrás la politiquería barata y emulan esa altura de miras de Astudillo y Obrador. A nadie conviene un Guerrero confrontado, y menos si es por la ambición de unos cuantos, de los mismos de siempre.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!