] WASHINGTON. * 1 de junio de 2020.
| AFP.
La tormenta Amanda dejó una estela de destrucción y muerte a su paso por el norte de Centroamérica, donde 18 personas murieron e incontables casas y carreteras fueron arrasadas por el ciclón, especialmente en El Salvador, el país más golpeado.
Solo en El Salvador murieron 15 personas, y equipos de rescate buscan a siete desaparecidos, mientras que la tormenta dejó dos muertos en Guatemala y uno en Honduras.
«Hoy si la vimos bien cerca (la muerte), nunca habíamos vivido una catástrofe como la que nos trajo la tormenta», declaró Enrique Viera, de 55 años, un habitante de la comunidad Nuevo Israel al suroeste de San Salvador, donde 50 viviendas fueron arrastradas el domingo por una fuerte corriente después de que se desbordara un arroyo.
Una mujer murió al intentar salvar a su perro.
«Desde el huracán Fifi (1974) no habíamos vivido un peligro como el del domingo, realmente no sabíamos qué hacer porque se estaba inundando todo, fueron minutos de angustia», resumió Viera.
La tormenta ha sido el segundo golpe en poco tiempo para los habitantes de Nuevo Israel. Acostumbrados a vivir de trabajos informales, se habían quedado sin ingresos por las restricciones para enfrentar la pandemia del coronavirus, por lo que colocaron paños blanco como señal para que particulares u organizaciones les lleven alimentos.
«Es una imagen de destrucción fuerte la que se ve aquí», declaró Diego Guevara, de 26 años, quien junto con otros jóvenes acudió a Nuevo Israel para repartir alimentos y ropa.
En el territorio salvadoreño, según cifras oficiales, la tormenta afectó a 24.125 familias cuyas viviendas fueron destruidas total o parcialmente
La red vial en diferentes puntos de El Salvador estaba anegada y se contabilizaban 154 derrumbes, de los cuales 83 «son de gravedad», por lo que el tráfico se encontraba restringido, explicó Durán.
Este lunes, los habitantes de la comunidad Nuevo Israel, en el sector noroeste de San Salvador, trataban de rescatar algunas pertenencias.
Región azotada
En Guatemala, las fuertes lluvias provocaron dos muertos y dos heridos, dijo a periodistas el vocero de la Coordinadora para la Reducción de Desastres, David de León.
En Honduras, la Comisión Permanente de Contingencias dio a conocer un muerto por las lluvias, que provocaron derrumbes e inundaciones en varias partes del país.
La tormenta llegó con fuertes vientos y dejó carreteras anegadas y afectadas por derrumbes, viviendas destruidas e inundadas, así como cortes de electricidad y de agua potable en los tres países.
En El Salvador, el más golpeado por la tormenta, se reportaron 7.225 evacuados de zonas de alto riesgo, quienes fueron trasladados a 154 albergues en todo el país.
Los remanentes de Amanda mantendrán lluvias moderadas con «intermitencia» en el territorio salvadoreño, pese a que la tormenta se disipó el domingo sobre territorio guatemalteco, adelantó el Ministerio de Medio Ambiente.
Agregó que las lluvias dejaron hasta 500 milímetros de agua, mientras que el promedio acumulado en un año en El Salvador es de 1.800 milímetros.
«La tormenta ha venido a mostrar lo vulnerable que es este país» y a revelar «la falta de inversión en infraestructura», admitió el ministro Durán.
En una estimación preliminar, el presidente Nayib Bukele dijo que la tormenta causó pérdidas materiales por unos 200 millones de dólares.
Cambio climático
En El Salvador, país de 20.742 km2 y 6,6 millones de habitantes, los ambientalistas recordaron que tiene el 87% del territorio vulnerable a fenómenos hidrometeorológicos por el efecto del cambio climático y el «desorden histórico» de construcciones en áreas urbanas.
«El planeta, la naturaleza, vuelve a recordar quien manda, y estas intensas lluvias que hemos recibido son producto del cambio climático», declaró a la AFP el director del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (Cesta, ONG), Ricardo Navarro.
Para Navarro, «el irrespeto sin límites a la naturaleza al destruir ecosistemas» es lo que ha desencadenado la nueva tragedia en San Salvador, donde se reportan al menos siete de los 15 fallecidos
«La destrucción y muerte que hoy vemos es producto de malas decisiones que autorizaron urbanizaciones (construcción de viviendas) en lugares de reserva ecológica donde se capta agua», afirmó a la AFP el coordinador de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), Mauricio Sermeño.
Con cerca de 50 millones de habitantes en una extensión territorial de 533.000 km2, el istmo centroamericano es considerado como una zona de «multiamenazas», por estar expuesta a huracanes y a una alta sismicidad.