» Ángel Irra
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El país que tanto anheló gobernar, y que ahora gobierna, se le pierde ya entre los dedos de sus manos.
Es presidente por mandato de la mayoría de los mexicanos que votaron. A esto se debe, no a ambiciones o caprichos personales o de grupos políticos.
Les guste o no les guste, el país se desmorona.
En su propio engendro, Morena, se comen unos con otros.
Se muestran como viles caníbales, peores, muy peores, a los que tanto cuestionan.
Él puede insistir desde su púlpito mañanero -mula que es- que ya estamos venciendo la pandemia y que todo volverá a la normalidad, en cuanto truene sus dedos.
No le importa incitar a la población a la rebelión contra el Covid-19, pese a que encabeza una Nación que se mantiene en “semáforo rojo” en esta pandemia.
No piensa en sus gobernados, principalmente en los que votaron por él, y menos en los otros que lo rechazaron, que son la mayoría del padrón electoral.
Pero es difícil que rectifique. Hasta por lo ahora visto, seguirá dividiendo al país.