* Desabasto de agua en Acapulco, más pandémico que el coronavirus.
Jiribilla Costeña
] El Brujo Chiripero
| Acapulco Press
Mientras la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA) siga culpando a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y hasta el sismo de Oaxaca por el desabasto, y la alcaldesa Adela Román Ocampo continúe omisa y deliberadamente incumpliendo su responsabilidad de dotar de agua a la población –cuyo derecho universal es indispensable para la vida y la salud, según la Resolución 64/292 de la Asamblea General de Naciones Unidas– y señalando con su dedo flamígero a sus antecesores, responsabilizándolos del problema que está obligada a resolver en su administración, quienes estén aprovechando la oportunidad para dotar de agua potable a los acapulqueños no tienen por qué ser prejuzgados si el servicio que prestan suple las obligación de la parte que oficialmente está obligada a suministrarlo y si el producto contribuye al bienestar de quienes necesitan el agua para satisfacer sus necesidades básicas, principalmente en la etapa avanzada de la pandemia del Covid19, que demanda mayor seguridad y prevención sanitaria de todos, sin excepción.
En todo caso, la única persona responsable en Acapulco de este ‘acto criminal’ (entre comillas) de privar a la población de su derecho natural, humano, universal, al agua potable, tiene nombre y apellido.
El comercio, tráfico o ‘huachileo’ del agua en el puerto es, circunstancialmente, responsabilidad directa de la ineficiente presidenta municipal del ‘Gobierno Dif’ (gobierno familiar) de Morena y la Cuarta Transformación… de nadie más.