Para Polo, hermano del alma.
» Marcial Rodríguez Saldaña.
] El Sur.
Ayer primero de julio se cumplieron dos años del triunfo de la inmensa mayoría del pueblo de México, en esa fecha del año 2018. La euforia natural de las horas de esa tarde-noche y los días siguientes, ha quedado grabada en la memoria de todos quienes hicieron posible esa gesta heroica.
1.- Al paso del tiempo –dos años– con más serenidad se puede aquilatar el significado de este hecho político.
Se había instaurado un régimen con un gobierno al servicio de un pequeño grupo con intereses económicos y de poder político, que usurparon la soberanía del pueblo, toda vez que asumían encargos de representación mediante fraudes electorales, para beneficiarse de los recursos naturales de la nación; obtenían provecho personal del presupuesto público; en varios casos –comprobados– se coludieron con la delincuencia organizada; permitieron el nacimiento y crecimiento de grupos criminales, cuyos efectos de la inseguridad hoy los padece la población; toleraron la colusión y la infiltración de las policías estatales y municipales; consintieron y auspiciaron violaciones a los derechos humanos –en muchos casos de extrema gravedad– como en los casos de la matanza de jóvenes en 1968 y 1971, la guerra sucia en Guerrero, la masacre de Aguas Blancas en 1995, la del Charco, de Acteal, y los asesinatos y desaparición forzada de normalistas de Ayotzinapa el 26 y 27 de septiembre del 2014.
2.- Los gobernantes neoliberales, aplicaron un modelo económico supeditado a los organismos internacionales usureros como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que viven de los intereses que cobran a los países en vías de desarrollo y los obligan a tomar medidas de restricción a gasto social en aspectos prioritarios de un pueblo como la salud, la educación, el campo, servicios públicos y promueven el libre mercado, la nula intervención del Estado en detrimento de los habitantes más pobres y la destrucción del medio ambiente.
Los signos de esta política económica fueron: la privatización de áreas estratégicas del desarrollo nacional como el petróleo, la energía eléctrica y el gas; de bienes públicos como la salud y la educación; de empresas y servicios públicos; la disminución de derechos de los trabajadores, el empobrecimiento de la población; y en la gestión pública, arraigaron la corrupción como una cultura del gobierno.
3.- A pesar del enorme poder económico y político que concentraron los gobernantes neoliberales, de que ya habían entrado en una crisis y una decadencia de ese modelo económico-político, y de que parecía muy difícil su derrota, el pueblo de México ya había demostrado su capacidad de triunfar en medio de las más grandes adversidades; así ocurrió en la lucha por la Independencia, en la Reforma y en la Revolución Mexicana, en las cuales se comprobó que cuando el pueblo lucha por sus derechos, sea por tener una patria propia, en contra de dictadores como Santa Anna y Porfirio Díaz, en contra de invasores extranjeros como el caso de Maximiliano, sí es posible el triunfo del pueblo.
Por ello, lo que ocurrió el primero de julio de 2018, es uno de los acontecimientos sociales y políticos más relevantes de la historia de México, lo que correctamente ha denominado el actual Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador como la Cuarta Transformación de México.
4.- Es lógico, que una transformación por la que votó la mayoría del pueblo, debe traer cambios de fondo en todos los ámbitos de la vida pública nacional, de manera prioritaria como lo ha dicho reiteradamente el Presidente AMLO, en el combate a la corrupción; y también resulta lógico que los grupos y personajes beneficiarios de los regímenes neoliberales, que vivieron de los privilegios del presupuesto público reaccionen para intentar defender o regresar a su estatus como son los conservadores –aunque muy pocos–, quienes en extremo actúan con alta dosis de irresponsabilidad, al llamar a la inestabilidad política del país.
El Presidente AMLO, al conmemorar ayer el segundo aniversario de la victoria del pueblo de México, dio una lección de ser un gran estadista, que conduce a la nación por el camino correcto.
En reconocimiento al pueblo, que con libertad realizó el 1º., de julio de 2018, una de las hazañas políticas más gloriosas de la historia de nuestro país, lo que nos toca es defender con firmeza, entereza y convicción las acciones de gobierno del Presidente AMLO y de la Cuarta Transformación de México.
5. He dedicado este artículo a mi querido hermano Leopoldo Rodríguez Saldaña, por la parte familiar y humana, porque fue un niño, adolescente, joven que luchó –como todos los que nacen en las zonas rurales– en medio de múltiples adversidades, que logró ser un profesionista; fue un buen padre, que recreó el valor de la amistad con gran intensidad; fue un gran ser humano; pero también porque siempre compartió y actuó al lado de las convicciones de izquierda, se afilió a Morena, participó muy activamente en los trabajos de afiliación y construcción del partido. En su honor, seguiremos luchando por sus convicciones sociales y políticas. Vivirá por siempre en nuestra memoria y en nuestro corazón.