» Jacko Badillo.
| CCE.
El anuncio hecho por el gobernador Héctor Astudillo Flores y después confirmado por las autoridades del Sector Salud federal de que Guerrero pasaba de semáforo epidemiológico naranja a amarillo, sin duda es algo que nos llena de alegría y esperanza.
Esto significa no solamente que se amplía la apertura de actividades esenciales e incluso no esenciales al público, y que cientos o miles de personas pueden retornar a sus actividades habituales, sino que le vamos ganando poco a poco la batalla a la pandemia del Covid-19, al bajar de manera considerable el número de muertes y contagios.
Sin embargo, lo peor que podemos hacer como ciudadanos ante esta decisión de las autoridades, es bajar la guardia o confiarnos, porque semáforo amarillo de ninguna manera significa que el virus se haya exterminado, incluso, ni siquiera con semáforo en verde podemos cantar victoria.
Creo que, por el contrario, esta baja en las estadísticas nos debe de comprometer a seguir acatando las medidas sanitarias, siguiendo los protocolos de seguridad como el lavado frecuente de manos, uso de cubrebocas, gel antibacterial, guantes, caretas y todo aquello que nos ayude a protegernos, pero sobre todo evitando aglomeraciones o salidas innecesarias a la calle.
Estoy convencido de que tarde o temprano esta pandemia la vamos a superar, que finalmente la gran mayoría de la población entenderá que depende de nosotros mismos, que las autoridades hacen su parte pero que está en nosotros también actuar con responsabilidad en este regreso paulatino a la normalidad.
Acapulco lo va a lograr si todos le echamos los kilos; vamos haciéndolo, vamos demostrándonos a nosotros mismos que si podemos, todo es cuestión de echarle ganas, ¿o a poco no?
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!