¡Jálalo que es pargo!
» Jacko Badillo
| CCE Guerrero
Regresar al semáforo epidemiológico color naranja no es solamente un cambio de color, que nos pone en la antesala del rojo. Ni siquiera podemos decir que el amarillo nos sentaba mejor, porque nos acercaba más al verde.
En este mismo espacio advertimos de lo riesgoso que podría resultar que nos relajáramos, que pensáramos que la decisión de las autoridades de reabrir algunos espacios del sector económico significaba que podíamos salir a la calle como si ya nada pasara.
Sin dejar de reconocer la parte de responsabilidad que toca al gobierno por no poder garantizar al cien por ciento la seguridad sanitaria como es su obligación, este repunte de contagios y personas fallecidas a causa del Covid-19 es más atribuible a la irresponsabilidad ciudadana.
Anunciaron semáforo naranja y muchos lo tomaron como si ya estuviéramos del otro lado, cuando la advertencia fue clara de que ni siquiera en semáforo verde nos deberíamos de confiar, porque este virus, además de muy letal, es traicionero, regresa cuando menos lo esperamos y está comprobado, por los casos de recontagio que se tienen registrados.
Sin embargo, no es tiempo de lamentaciones. Está demostrado que muchas personas no entienden, que algunas cuestiones como la afición al alcohol y el desenfreno, la pachanga, son más fuertes que el temor al contagio, se vio en los bares y cantinas que reabrieron y de inmediato lucieron al tope, pero también en otro tipo de giros y actividades la gente omitió cuestiones tan elementales como la sana distancia, el uso de cubrebocas o caretas; el lavado frecuente de manos, el uso de gel antibacterial y otros desinfectantes, cuando eso es algo que ya debe formar parte de nuestra vida cotidiana.
Ahora más que nunca es momento de pasar de las recomendaciones a las medidas impositivas, hacerlas obligatorias, aplicando las leyes o reglamentos que ya existen en la materia o incluso adecuándolos de ser necesario, pero de manera urgente. Ya basta que por irresponsabilidades de algunos, otros se contagien, pongan en riesgo su vida o bien la pierdan.
No es solamente cuestión de salud, o del color del semáforo en el que nos encontremos. Ya es un tema de vida o muerte y así lo debemos entender, no hay opción.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!