| » Jacko Badillo
En su conferencia de prensa mañanera de este lunes 12 de octubre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, respondió con una sola frase respecto al tema de los aspirantes a cargos de elección popular de cara al proceso electoral del año próximo.
«La transformación la hace el pueblo», expresó sin ahondar en mayores detalles, en congruencia con lo que ha venido manifestando de que no interferirá en asuntos partidistas, y que será respetuoso de los ordenamientos legales.
Sin embargo, con esa frase fue claro el mensaje para quienes después de haber ostentado cargos de presidentes municipales, diputados federales o locales, o haber servido en espacios públicos como funcionario de gobierno y haberle fallado a la ciudadanía, no haciendo más que enriquecerse o sacar provecho personal, familiar o para sus allegados, y que ahora pretenden repetir, y para colmo, colgarse de Morena o a través de partidos aliados.
El error de esos personajes es creer que la gente no tiene memoria, que no se acuerda del desastre que dejaron quienes ya estuvieron al frente de Ayuntamientos, que nunca se preocuparon por los ciudadanos de sus distritos cuando fueron diputados, o la forma en que se comportaron y lo corruptos que fueron siendo funcionarios públicos. Es decir, tuvieron la oportunidad de servir y sólo se sirvieron.
Por eso pudiera pensarse que son muchos los aspirantes, por ejemplo, a la presidencia municipal de Acapulco, pero viéndolo de esta manera en realidad son muy pocos -como el caso de un servidor, y lo digo con mucha responsabilidad y respeto- los que basan sus aspiraciones en el trabajo con las bases, ayudando y dialogando con el pueblo, entendiendo sus necesidades y haciéndoles saber que sí se puede dar una mejor atención desde el Ayuntamiento, que sí hay solución a sus demandas y que la mejor manera de gobernar es apoyándose en el pueblo.
De ahí el gran significado y sentido de la frase de López Obrador, de que, efectivamente, la transformación la hace el pueblo.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!