] LA PAZ, Bolivia. * 20 de octubre de 2020.
| AP.
Pareciera que Luis Arce no ha dejado de sonreír desde el domingo, cuando un par de encuestadoras privadas lo apuntaron como el próximo presidente de Bolivia.
Este martes viste el mismo pantalón y chaqueta que llevaba en la jornada electoral. A dos días de la contienda, los cómputos oficiales —que llegan al 72% del escrutinio— siguen perfilándolo como el vencedor y una pregunta continúa en el aire: de confirmarse en el poder, ¿qué tanto se distanciaría de su mentor y expresidente, Evo Morales?
“Yo soy otra persona muy diferente”, dijo en entrevista a The Associated Press.
“No vamos a estar a la sombra y hacer caso a todo lo que nos diga a la oreja el compañero”, agregó.
Arce admite que existen coincidencias entre ambos —después de todo fue ministro de Economía de su gobierno y a él se le atribuye una época de prosperidad en Bolivia— pero asegura que “vamos a tomar muchas decisiones de diferente manera y vamos a trabajar a nuestra manera”.
Un posible retorno de Morales ha Bolivia se ha cuestionado desde que se difundieron los resultados de las encuestas —especialmente después de que el mismo Morales dijo que “tarde o temprano” volvería— pero Arce se muestra cauto al respecto. Hasta el momento el exmandatario se mantiene exiliado en Argentina porque en su contra pesan varias denuncias penales, ante lo que Arce comentó: “eso tiene que hacer la justicia, nosotros no vamos a indultar a nadie”.
Con respecto a su eventual gobierno, Arce también se mostró con mayor apertura a su mentor. Durante la entrevista aseguró que impulsaría una política “abierta a todos” e incluso se propondría reconducir la maltrecha relación con Estados Unidos.
“Nosotros queremos tener relaciones con todos… Trataremos a todos como iguales. Vamos a invitar a los que quieran venir… Yo no tengo problemas con nadie”, aseguró.
Bolivia y Estados Unidos no tienen embajadores desde 2008, cuando Morales expulso a Philip Goldberg por sospechas de espionaje.
El guiño con Washigton es recíproco. Michael Kozak, subsecretario de Estado adjunto del Departamento de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, describió el lunes las elecciones bolivianas como “pacíficas y creíbles” y felicitó a Arce durante una llamada con periodistas.
“El presidente Trump y los Estados Unidos tienen ganas de trabajar con el nuevo gobierno boliviano electo en intereses comunes para nuestros ciudadanos. Estados Unidos ha demostrado que puede ser un aliado de éxito de una gran gama de gobiernos”, dijo Kozak.
Las zanjas que Arce pretende zanjar no sólo se limitan a la nación de la que Morales se distanció, sino a las brechas que la actual presidenta interina, Jeanine Áñez, abrió con Cuba y Venezuela, antiguos aliados de Morales. “Lamentamos la manera en que se ha llevado las relaciones internacionales en estos últimos 12 meses, el hecho que sea por un tema ideológico de vetar a Cuba a Rusia a China”.
Según Arce, las consecuencias del distanciamiento no han sido sólo diplomáticas. “Hemos perdido la oportunidad de tener acceso a medicinas para el coronavirus. Con Cuba la ayuda a la telemedicina; los chinos, que han avanzado bastante”.
En medio de la pandemia, la economía boliviana se ha debilitado y algunos analistas han mencionado que el voto por Arce podría tener que ver con la esperanza de que el político mejore la situación en el país sudamericano. Al respecto, Arce explicó que de obtener el poder reduciría la política estatista y potenciaría las empresas públicas que abrió en su gestión hace años.
“Vamos a enseñarles cómo se hace. Vamos a volver a nuestro modelo. Vamos a reconducir las empresas. Vamos a volver a reconstruir lo que hemos hecho”, expresó.
Además, dijo que para combatir la crisis económica por la que pasa el país buscaría renegociar con los organismos internacionales el pago de los créditos y no descartaría solicitar otros si fueran necesarios.
Arce dice saber que su eventual triunfo está condicionado a la espera de los resultados oficiales, pero piensa que los posibles resultados no son sorpresivos. “El año pasado también ganamos”, aseguró en referencia a los comicios de 2019, que fueron calificados como “fraudulentos” y derivaron en un estallido social que dejó 36 muertos y provocó la renuncia de Morales.
“Cuando la democracia no le sirve a la derecha, dan un golpe de Estado y en estas elecciones que llevó adelante este gobierno de la derecha se demostró que el pueblo boliviano tiene una clara posición”.
Se estima que los conteos oficiales concluyan en dos días, mientras que el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Salvador Romero, explicó que el próximo gobierno asumiría a mediados de noviembre.