Tercera Vía
] Ernesto Rivera Rodríguez.
Morena Guerrero -no puedo hablar de todo el país, aunque hay síntomas alarmantes- ha caído en manos de rufianes que lo que menos ejercen es la política. Ejercen un catálogo de eufemismos recubiertos de una caparazón de intereses personales y grupales que han dejado a la política en el cesto de la basura, a la que llaman con mucho celo «Obradirismo».
Pero los rufianes guerrerenses que se esconden bajo la 4t, si con minúsculas, carecen de toda autoridad legal y moral para oponerse a las obtusas desiciones -patriarcales- emanadas desde el interior del Palacio Nacional, a través del megáfono llamado Mario Delgado Castillo, y su cuenta bancaria, de acuerdo a lo divulgado por diferentes medios.
El llamado eufemisticamente el «partido del pueblo» y con todo aquello de que si el «pueblo pone, el pueblo quita», vox dixit del oráculo de la Mañanera, Morena Guerrero con sus autodenominados líderes lo único que han logrado es reventar el ánimo del «respetable», y no sólo eso sino que han pisoteado, escupido arrojado a la mierda sus propias palabras, sus propios principios, prostituido a la propia política convertida en un tianguis de asquerosos intereses financieros al mejor postor…
Los nombres abundan y los gritan desde las galerías el respetable, quien ve con molestia que han hecho, en qué han convertido al movimiento partido Morena, que hoy está a punto de ser reventado desde su interior, por los inmundos intereses personales y de grupo y que están demostrando fehacientemente que No son sólo diferentes, sino lo más grave, lo que dicen quedó en el pasado, son peores. Eso no tiene vuelta de hoja.