Un Rapidín
] Con Ángel Irra Carceda.
angelirracar@hotmail.com
A las instituciones legalmente constituidas todos estamos obligados a respetarlas.
A las leyes emanadas de nuestra Constitución, ni se diga.
Todo gobernante, del nivel que sea, jura respetarlas y hacerlas respetar.
Todo el que presuma ser demócrata, debe comprobarlo en los hechos, no con discursos, con palabrería.
En un Estado de Derecho todos estamos sujetos a la Ley.
El poder del Estado mismo tiene y debe de sujetarse al orden jurídico.
Y por supuesto que incluye, obligadamente, a los titulares de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Creo, que el atacar a cualquier órgano autónomo, y más si es por conveniencia política, desde lo alto de cualquiera de esos tres poderes, ya constituye una intromisión grave que debería ser sujeta de una sanción ejemplar.
En México no podemos presumir de un Estado de Derecho y menos de democracia, si desde un Poder Constitucional se pretende la sumisión de sus similares, ni de los órganos cuyos integrantes fueron votados por la representación popular que emanó del sufragio ciudadano.
No es por medio de la movilización ciudadana, como instrumento de presión, como se deben de imponer las leyes a conveniencia.
La ley se aplica. En contra de quien la viole. Trátese de quien se trate.
No hacerlo, es vil y total impunidad.