Tercera Vía
] Ernesto Rivera Rodríguez.
Acapulco desde hace trienios y sexenios se ha convertido en la «Joya de la Corona», políticamente hablando y no dejado de convertir en millonarios a quienes han logrado con sus promesas y demagogia comprar el voto popular, salvo excepciones claro está, los exediles viven mucho mejor que más de un millón de acapulqueños que con pandemia o sin ella, salieron y salen cada día a rifarsela por la vida.
Hoy Luisa Fernanda Fontova, candidata panista a la alcaldía de Acapulco, es la única que ha presentado una plataforma real, inteligente, congruente y además con tablas y preparación académica como ningún otro y otra de los pretensos, quien en el Primer Debate mostró talento, formación y gracia.
Es a todas luces para el electorado de Acapulco, quien con firmeza ideológica y talento político, y afinidad con los acapulqueños a mostrado por todos los rincones, colonias, plazas, clubes, y sectores empresariales, comerciales y ciudadanos empoderados en microempresas proyectos sustentables para dar Acapulco el empuje ante la mal denominada nueva realidad, revitalizar lo existente, levantar desde sus cimientos la economía, la confianza social y la empatía acapulqueña por un Acapulco digno de todos, y sacar a la mafia del poder y del No poder de este destino e ícono del turismo en México.
Los hay que no tienen ni la preparatoria como el candidato de la alianza PRI-PRD prepotente, arbitrario, excluyente y ambicioso, que ha sabido engañar con su pose de atleta y saltinbanquis a su propio partido y alianza, así pretende engañar al electorado que busca a como de lugar verse y que lo vean día con día cerca del candidato a la gubernatura Mario Moreno Arcos, él solo representa un cero a la izquierda, tal es su incapacidad que ha puesto su oficina en el mismo lugar que el candidato a la gubernatura de la alianza PRI-PRD, y dicen las «paredes» que la ha convertido en una cloaca…políticamente hablando.
Del resto de los candidatos, poco resta que ver. Abelina por la gracia del dedazo de Mario Delgado, se convirtió en candidata, a la que se le escondió de su carpeta el ser «corruptora de conciencias judiciales». Por 20 mil pesos bien vale una alcaldía.
Por donde le busquen el parentesco del Alberto «Güero» Alonso, emparentado políticamente con la candidata Juanita Salgado a la alcaldía de Acapulco, huele a los Beltrán Leyva, y también su añeja relación laboral con el exedil Evodio Velazquez Aguirre. De Igor Aguirre candidato del PT, el tufo aún se percibe en las oficinas de la Promotora de Playas y en el Fideicomiso Guerrero Industrial, hoy ofrece instalar tiendas para ofrecer mariguana y levantar un «Memorial para los desaparecidos»…no le alcanzaría el largo de la Costera.