BARCELONA. * 14 de julio de 2021.
) Efe.
Cuando en el verano de 1936 estalló la Guerra Civil tras la sublevación militar contra la República y hubo una explosión de violencia revolucionaria sin precedentes sobre el patrimonio, la Generalitat inició un «ingente» trabajo de salvaguarda y preservación de obras que ahora se muestra en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC).
Hasta el día 27 de febrero de 2022, en una de las salas del centro se podrá ver «¡El Museo en peligro!», donde a partir de piezas originales, fotografías, numerosa documentación sobre las operaciones de evacuación y traslados, alguna de ella inédita, se describe este «fascinante y relevante» episodio histórico, en palabras del director del MNAC, Pepe Serra.
Comisariada por Mireia Capdevila y Francesc Vilanova, y coorganizada por la Fundación Carles Pi i Sunyer, el Institut Català de Recerca en Patrimoni Cultural y el Memorial Democràtic, la exposición también quiere servir para «saldar» una deuda con quien fue el máximo responsable del salvamento del patrimonio artístico en este período y fundador y director del primer Museo de Arte de Cataluña, Joaquim Folch i Torres.
Aunque la exposición se centra en cómo se trasladaron desde Barcelona hasta Olot o París piezas históricas de incalculable valor, como los ábsides de Sant Climent y Santa Maria de Taüll o el lienzo de El Greco «San Pedro y San Pablo», para que las bombas no las destrozaran, tampoco se obvia que en toda Cataluña hubo movimientos parecidos de custodia.
Según el director del Institut Català de Recerca en Patrimoni Cultural, Joaquim Nadal, aunque ha quedado en la retina de muchos que las obras que itineraron fueron las antes citadas, «el arte que se movió en ese momento va de la prehistoria a unos cuantos Picassos y Dalís».
En este punto, ha subrayado que, según los datos de Folch i Torres, la masa de objetos transportada desde el inicio de la Guerra Civil podría llegar al millón, y tampoco ha dejado pasar que «por el camino se perdieron cosas, pero, en general, todo fue devuelto».
El comisario Francesc Vilanova ha precisado que lo que han querido explicar es «cómo de una situación absolutamente crítica, una sublevación contra la República y una explosión revolucionaria posterior, surgió un esfuerzo ingente de recuperación en circunstancias extremas».
A la vez, pretenden mostrar «algo que no se había visto antes, puesto que no solo el románico y el gótico se movieron arriba y abajo, también el «Arlequín» de Picasso lo hizo, así como pintura catalana contemporánea».
Otro de los destacados de la exposición es dar a conocer el posicionamiento del franquismo respecto a este proyecto de salvación de obras de arte.
Para Vilanova, las autoridades de la dictadura lo que hicieron fue «mentir» sobre el dispositivo que se armó, «esconder» lo que ocurrió realmente con las obras de arte, dando a entender que muchas desaparecieron, y «reprimir» a los que diseñaron la operación, como Folch i Torres, que pasó por un consejo de guerra militar, fue depurado y nunca más pudo poner un pie en el museo que fundó.
A partir del mismo verano de 1936, hubo una intervención intensiva sobre el patrimonio en toda Cataluña, que comportó, asimismo, su clasificación, ordenación e incluso su restauración, y su depósito en diferentes puntos de la geografía catalana principalmente, Olot y el Mas Descals, en Darnius, aunque hubo otros en Agullana y Bescanó.
La exposición, con un presupuesto de unos 90.000 euros, da a conocer que se contabilizaron más de 150 camiones desplazando el patrimonio al iniciarse la guerra y, al acabar, se documentaron otros 109, en 69 expediciones, devolviendo depósitos de Olot, Darnius, Peralada, Figueres y Viladrau a Barcelona.
Otro de los apartados destacados es el que cuenta cómo se preparó la exposición que se llevó a cabo en febrero de 1937 en París, «El arte catalán del siglo X al siglo XV», trasladándose por carretera más de un centenar de piezas románicas y góticas hasta el Jeu de Paume y, posteriormente, hasta el castillo de Maisons-Laffitte, un «hito» en la historia del arte catalán, puesto que fue la primera vez que se expuso fuera de España «con mucho éxito» una muestra representativa del mismo.
Otra curiosidad de la exposición es que se inicia con un lienzo anónimo de la segunda mitad del siglo XVII, «Adoración del Niño Jesús», una donación de la familia Casals i de Nadal al museo hace un par de años, en la que se puede observar un boquete en la cabeza del San José protagonista, provocado por un disparo de pistola cuando un grupo de anarquistas entró en la casa de los propietarios del cuadro en 1936.