Tercera Vía
] Ernesto Rivera Rodríguez.
Las traiciones se tejen como las arañas tejen su «telaraña», se tejen fino, con tiempo y mucha frialdad, no se espera que caiga la presa, al contrario es para usarla sordidamente, entre los aplausos, los saludos y las despedidas, y al mejor estilo de Judas, con un beso y si es posible del brazo de la corrupción, haciendo un platillo de mayor deleite.
La dejaron sola, a merced de las tolvaneras políticas, las intrigas de pasillo, con las miradas torbas ante una tasa de café, mandando el mensaje no en el anillo de una mensajera sino en el inucuo servicio de un celular. Hasta las formas y fondos han cambiado, se han vuelto más llanos con total falta de inteligencia, de diplomacia, la traición operó al descampado, la dejaron sola, al menos eso supusieron ellos.
Grupos al interior de Morena lo convirtieron en un parque de ambiciosos desencuentros que terminaron por hacer explotar todo en mil pedazos, cada quien se lamía sus heridas, pocos liderazgos sobrevivieron, otros desde las catacumbas de su mediocridad y conducta traicionera aprovecharon el humo para levantarse como líderes espurios pretendiendo apoderarse de los restos, y por poco lo logran, ejerciendo sobre esas cenizas torbos acuerdos para hacerla definitivamente a un lado, abandonandola a su suerte pese a su condición de ser alcaldesa. La traición se había consumado.
Adela incansable aún así jugo hasta el último día de su mandato, y vio en su sucesora la hoy alcaldesa Abelina López Rodríguez las debilidades de quien llega sola, y que en este 2021 como con Evelyn en campaña los diferentes grupos se plasearon con ellas, las apoyaron, pero hoy siendo Gobierno, los han hecho a un lado, los han desconocido, lo que no hizo Adela que si los tomo en cuenta en 2018. Por ello hay tanto enojo, al ver a gente que no es del partido, hoy tomando decisiones en los espacios de gobierno que le han otorgado.
Hoy como magistrada, y en la búsqueda de la Presidencia del Tribunal, y pese al «encapsulamiento» que le han montado, ella mantiene un liderazgo que viene tejiendo sin prisas, cuando ha aprendido que No todos los que le aplaudieron fueron leales y entre estos, hoy muy pocos y se cuentan con los dedos de las manos, que fueron capaces de continuar con las tareas pendientes y los nuevos proyectos que comienzan a consolidarse para estar con la fuerza necesaria para las futuras cruzadas políticas.
«Cosas veredes, Sancho».