Tercera Vía
» Ernesto Rivera Rodríguez.
No cabe duda, aunque No guste a más de un escritor oficioso, el Águila Salgado es un producto del «realismo truculento guerrerense», cansados de afirmar del kafkiano sentido del humor mexicano que se ríe de la muerte, hoy en lo más extremo si fuera mexicano sería un escritor costumbrista y el Águila Salgado, mordería su propio extremo.
La respuesta banquetera de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, era innecesaria, lo que hizo fue atizar el fuego, producto de su novates, de su falta de oficio político y de comunicación con el Secretario General de Gobierno, Saúl López Sollano, quien hasta el momento ha guardado incómodo silencio. Para que está?
Hoy que podría negociar si la realidad se le ha revertido dejando sin protección a la gobernadora. La dejaron sola. Ni su papá, el cogobernador Félix Salgado Macedonio fue capaz de meter las manos, de limpiar el desaguisado.
Las preguntas inquietan, pero las respuestas sólo atienden a dar más preguntas que no sólo parecen sino que son infantiles de mutuo propio.
La gobernadora paso de las portadas de sociales a las páginas editoriales de los principales diarios nacionales…y no para bien. Los locales fueron fáciles de convencer, en tanto las RDs se dieron gusto, cómo cobrándose deudas de eso que suele llamarse libre expresión e imaginación.
El daño estaba hecho, la violación institucional a uno de los símbolos nacionales, la Bandera Nacional, y dentro de ella al Escudo Nacional fue tacita y evidente, quién lo haya hecho, quién lo haya autorizado en un cuartel militar y quiénes lo aplaudieron, son responsables de conciencia, pero ella, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, es única responsable institucional.
Su respuesta banquetera, y el resto sale sobrando. El daño está hecho.