Tercera Vía
ERNESTO | RIVERA RODRÍGUEZ
) Facebook @Ernesto Rivera
La cadena de «perlas costeñas» que semana a semana nos brinda Mamalina no tienen desperdicio alguno, que nos muestran tanto su falta de oficio político como se sentido común, entre lo último de sus gazapos está el despido de trabajadores del DIF Municipal, con el prurito de disminuir la abultada nómina -que sigue creciendo- cuando el erario público es sangrado por el cuerpo edilicio con una dieta de cerca de «Un Cuarto de Millón» de pesos mensuales por hacer nada, si «$250,000.00» mensuales cada uno.
Esto es sólo la punta del iceberg de la corruptela galopante existente en el H. Ayuntamiento Municipal, pese a los votos de pobreza alardeados por la propia alcaldesa lo que nadie le cree, y que en el caso de los trabajadores del DIF Municipal lo que ha mostrado es su «despecho» por la administración anterior, en la que estos trabajadores estuvieron en la «primera línea» de combate contra el Sarc2-Covid19.
Lo extraño de este caso es que la sociedad acapulqueña mostró su total falta de atención y solidaridad, insensible como de la propia delegación del SUSPEG, que se mantiene agachada, agachada ante las arbitrariedades cometidas por la alcaldesa. Ninguna organización civil tampoco levantó la voz en su apoyo, salvo el Frente por la Transformación Nacional, dirigida por la Maestra Adriana Román Ocampo, ex presidenta del DIF Municipal, los que ppppphicieron un fuerte llamado de atención a la Primera Edil de Acapulco a recomponer sus políticas asociales que hoy han puesto a este destino turístico en los peores lugares de atracción del país.
Por doquiera brota el hedor de la corrupción, sus eufóricas declaraciones No hacen eco ni en sus funcionarios, quienes están más atentos a sus negocios o trabajando para su futuro político. Porque no hay de otra. En tanto Acapulco navega en el mar de los Sargazos, entre la basura y los ríos de aguas negras y los lodos activos que se depositan en la bahía, y la inseguridad galopante, el creciente y ya peligroso ambulantaje y las obras civiles sin concluir. Cómo dice la canción «A dónde vamos a parar».