Sin daños a terceros
» Ángel | Blanco
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Los señalamientos de Zeferino Torreblanca hay que tomarlos de quien viene; no vale la pena perder mucho tiempo en su diatribas, pues –al menos por hoy– el legendario (entre comillas) #Zorro democrático perdio toda calidad moral desde el momento que de crítico opositor pasó a saborear las mieles del poder y se convirtió en lo mismo que siempre criticó.
En sus gobiernos de Acapulco (1999-2002) y Guerrero (2005-2011) hubo excesos, impunidad, abusos, dispendios, corrupción y violencia… de hecho, a él se le atribuye que los grupos criminales hayan sentado sus reales en Guerrero un año después de haber asumido la gubernatura del Estado, cuando el 27 de enero de 2006 se suscitó el primer incidente violento en la colonia Garita, donde grupos criminales tomaron posesión del puerto que hacía poco él habia gobernado.
En su propio gobierno municipal se cobijó un destacado protector de pederastas que fue denunciado en varias ocasiones por abogados porteños que defendían a familias a las que sus hijos eran utilizado por el canadiense Guy Lanthier para fines de pornografía infantil. La respuesta de Zeferino al protector de este pedófilo extranjero, Juan Perea Rodríguez, ex secretario general de su gobierno, fue impunidad, silencio, oídos sordos, pese a que la entonces PGR decomisó decenas de videos y fotografías en una casa de Caleta donde había fotografías y evidencias comprometedoras de Perea y Lanthier.
Al cuestionarsele a Zeferino Torreblanca por qué permitía en su gobierno los mismos vicios del PRI y de políticos como Rogelio de la O Almazán, Manuel Añorve Baños y Ángel Aguirre Rivero, a quienes no bajaba de patanes, saqueadores y corruptos, cínica y escuetamente respondió: «No es lo mismo criticar que gobernar«. Y de allí parte de su ‘sobresaliente’ gobierno municipal se infestó de actos de corrupción e impunidad que jamás fueron contrarrestados.
De su actuar como gobernador, 170 gigas de documentos en memorias USB dan fe de los descarados actos de corrupción sucitados en áreas importantes de su gobierno, como Salud, Obras Públicas, Finanzas, Procuraduría General de Justicia, Sedesol y hasta su ayudantía personal.
Cual vil chamaco llorón denunció penalmente a Manuel Añorve cuando ambos se liaron en insultos verbales y patadas en los glúteos en un restaurante de la Costera y comprendió que Añorve no estaba más dispuesto a tolerar sus difamaciones que quedaron en palabrerías y traspapeleos mediáticos. De Rogelio de la O y Manuel Añorve había dicho que iría con todo contra ellos, pero de buenas a primeras se hundió en un sepulcral silencio.
Luego arremetió contra Rubén Figueroa Alcocer, pero tampoco fue capaz de culminar su guerra contra el llamado ‘Tigre de Huitzuco’. Fue así como Zeferino Torreblanca se convirtió en un excelente hablador pero un cobarde que jamás terminó las guerras contra quien instintivamente la encrepaba para darse notoriedad política.
Con Manuel Añorve terminó abrazado. A Ángel Aguirre y Ruben Figueroa terminó por mostrarles respeto. Con Adela Román Ocampo, exalcaldesa de Morena de 2018 a 2021, no tuvo eco a sus denuncias. Ahora la emprende contra Abelina López Rodríguez y la gobernadora Evelyn Salgado.
¿Por qué no la emprendió, en su momento, contra su padre putativo José Francisco Ruiz Massieu? ¡He ahó la graduda! Zefernio sabe con quién sí y con quién no puede salir perdieno.
Zeferino Torreblanca se ha convertido el nuevo Pedro del cuento que ya nadie cree, pues sus amnesias políticas lo han estigmatizado como un político huérfano de popularidad y dicharachero que solo busca protagonismo.
Torreblanca Galindo olvida que Acapulco ha sido «tierra de nadie», «retrete» o «pocilga» desde sus mismísimos gobiernos muncipal y estatal, pues prácticamente es el padre de la violencia que se apoderó de Acapulco y Guerrero a partir del 2006, periódo en que se estranó como gobernador el Estado.
Zeferino Torreblanca también ha sido ‘chapulín’ político.
Militó en el PAN y PRD y hasta aspiró ser alcalde por Morena y el PT en 2018, pero cuando coquetó con Morena sus bonos ya estaban por los suelos.
Como opositor se la pasó criticando que Rogelio de la O solo servía para «remozar la Costera, pintar las banquetas turísticas, poner plantitas en el camellón de la avenida principal»… ¡y terminó haciendo lo mismo!, pues comprendió que «la Costera es la imagen de Acapulco y hay que cuidarla».
A Sanamiento Básico Zeferino le invirtió mucho dinero, pero su intocable compadre Luciano Sánchez Aparicio operó igual que los ecolocos que han tenido Adela Román, Evodio Velázquez y Abelina López en ese departamento. En tiempos de Toerreblanca la costera también lució bonita, pero el resto de Acapulco era un muladar.
Así que, ¿con calidad moral critica Zeferino lo que él mismo solapó, fomentó y no pudo ni quiso abatir?
¿Ya se olvidó, a caso, la populosa frase de cuando, con el poder en manos, se declaró incompetente para hacerle frente a la delincuencia organizada que azotaba Guerrero y dijo «no quiero, ni puedo ni tengo por qué combatir el narcotráfico«?
Dichas palabras dejaron sueltas muchas sospechas, sobretodo cuando fue asesinado en Renacimiento un comandante de la desaparecida Policía Judicial que portaba unas fotografías comprometedoras donde (presuntamente) aparecían el distinguido ‘Zorro’ y un Capo muy famoso y poderoso de Sinaloa en una mansión del cotizado fraccionamiento La Cima y cuyas imágenes su entonces secretario de Seguridad Pública, Heriberto Salinas Altés, trató de comprar pero no pudo cubrir las exigencias de quienes cuidaban con su alma dichas ‘fotografías peligrosas’. Fue a los tres días de haber fallado la compra-venta de las imágenes en un restaurante de la costera –las cuales nadie supo ni por qué o por quién fueron tomadas– que fue ejecutado el portador de las mismas.
La misma prensa ha dado testimonios suficientes de que Zeferino se ha caracterizado por hablar bonito, sobre todo cuando presenta pruebas contra ‘peces pequeños’ (como Manuel Añorve Aguayo, quien le gustó de ejemplo habiendo tantos regidores de Morena, PRD y MC en igual situación) pero no contra ‘políticos encumbrados’ a quienes acusa pero no prueba con feheaciencia sus señalamientos.
A Zeferino le gusta tirar la piedra y desaparecer. Descalabra y goza del llano ajeno pero jamás se ha detenido a mirarse al espejo para aceptar sus errores.
Él criticaba que «los Añorve, los De la O, los Aguirre se sentían dueños del poder, de la verdad, de la cultura, de todo»… y cuando le tocó gobernar fueron ahora los Torreblanca, los Sánchez, los Perea, los Martin, los dueños de todo, menos de la corrupción, la impunidad, del nepotismo (que también tanto criticó), de la «pocilga», del «retrete», de la «tierra de nadie» que todos miraban menos Zeferino Torreblanca.
174 gigas de documentos probatorios dan fe de la enjuta calidad moral del otrora ‘Zorro’ democrático que cautivó a muchos con sus palabrerías y que ahora no es más que el ‘Pedro’ de un cuento que ya nadie se acuerda ni quiere leer.
Son tiempos electorales, se entiende perfectamente la reaparición de Zeferino Torreblanca, quien de crítico del poder pasó a ser un oportunista electorero que, como muchos otros, ya padece de insonmnios por el sueño de volver a gobernar Acapulco. Él mismo lo ha confesado, despupes de haber saboreado el poder municipal y estatal: «Me parece que dada las circunstancias que está viviendo Acapulco y el estado de Guerrero, me siento con la capacidad, el ánimo y con el conocimiento de poder aportarle algo a mi estado»… siendo que cuando pudo, nada más ‘no pudo’, ‘no quiso’ ni intentó rescatar la paz, el orden, la gobernabilidad e imagen de Acapulco y Guerrero que tanto demandan guerrerenses y acapulqueños que ya están hartos de polítiqueros escrúpulosos, embusteros y enjutos de calidad moral.
Conscientes estamos que habrá muchos que se indigestarán con estas líneas y hasta el autor, pues como el Morena, Torreblanca también tiene sus chaios que aún lo veneran y aclaman como al mesías que puede hacer de Acapulco la «tierra prometida» tan anhelada por miles de acapulqueños –nadie niega que el ‘Zorro’ sea un político elocuente y experto en el manejo de las leyes, siempre y cuando sean a su favor, claro está–, pero primero que nos diga Zeferino su fórmula para abatir el crimen organizado y el narcotráfico, la corrupción, el nepotismo, el ‘retrete’ y la ‘pocilga’ y la ‘tierra de nadie’ que siendo alcalde y gobernador se negó a hacerle frente, luego que hable de aspiraciones políticas y señalamientos electoreros y vicios y actos dezlenables que en sus gobiernos él mismo toleró y fomentó. Acapulco padece muchos males y su gobierno muchas deficiencias.
Como experto en política y administración, son esos detalles en los que Torreblanca debería centrar sus proposiciones, si lo que busca es ser postulado nuevamente como presidente de Acapulco. Pero si su objetivo es contratacar a sus enemigos políticos de antaño, lo mejor es dejarlo ser. No hubo nada nuevo en su conferencia de hoy. Los temas estatales y municipales abordados como ‘deslumbrantes, sobre todo los salarios y gastos excesivos de regidores y el gobierno actual Acapulco y la «tierra de nadie» que también existió durante su período como Gobernador, ya han sido tocados por medios y periodistas locales.
Lejos de ser novedosas, parece que las tácticas políticas de Z ya lucen añejas, arcaicas, oxidadas e insípidas, quizá por ello a Abelina le hagan sus señalamientos ‘lo que el viento a Juárez’.
Sin daños a terceros…
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