CIUDAD DE MÉXICO * 11 de enero de 2022.
) Forbes México
Este año, cuatro consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) finalizan su encargo. Durante 9 años, implementaron las reformas electorales aprobadas en 2014, prepararon la elección presidencial de 2018, apoyaron en la organización de 56 comicios para elegir a gobernadores y estuvieron en dos administraciones federales de diferentes partidos (PRI y Morena).
Uno de los consejeros que termina su cargo el 3 de abril es Ciro Murayama, quien señaló en entrevista con Forbes México que los años más difíciles para el órgano electoral han sido en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues, dijo, es el jefe del Estado mexicano quien ataca y hasta busca “desaparecer” al INE.
Explicó que una vez que organizaron la elección presidencial de 2018 —de donde salió electo el actual presidente del país— creyeron que habría una etapa de “tranquilidad”; sin embargo, aseguró, no ha sido así, ya que hay las descalificaciones, señalamientos por parte de Morena y del mandatario federal. Además, han reducido el presupuesto del Instituto y han buscado una reforma electoral para modificarlo por completo.
“Sabíamos que nos iba a tocar realizar solo una elección presidencial, que es la prueba más fuerte para un funcionario electoral. Creíamos que después de 2018 iba a venir una etapa de tranquilidad. Ya habíamos hecho la reforma, el INE funcionaba con sus nuevas atribuciones, pero los años más difíciles han sido después de la elección presidencial, porque ha sido la primera vez en la historia de un organismo autónomo, en la cual desde el poder se ataca y se trata de lastimar, incluso de desaparecer al arbitro electoral, que realizó las elecciones de las cuales salió el gobierno”, declaró.
Murayama comentó que si bien el mandatario no logró que se aprobará la reforma que buscaba desaparecer al INE, los legisladores de Morena y aliados (PVEM y PT) sí consiguieron que pasaran modificaciones a leyes secundarias en materia electoral, conocido como “plan B” de la reforma electoral que quería López Obrador en un principio.
Esta reforma, aseguró, daña al órgano autónomo en tres bloques: uno, en su estructura, pues desaparece las juntas distritales y “mutila” las juntas locales; dos, en el procedimental y de equidad, ya que al desparecer estos órganos permanentes hay afectaciones en la actualización del Padrón Electoral y en las instalación de las casillas, y tres, en los derechos laborales, al despedir a casi 2 mil trabajadores.
Tanto López Obrador como los diputados, senadores y gobernadores de Morena han mantenido una constante pelea con los consejeros del INE, pero especialmente con Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, a quienes han señalado de estar al “servicio de la mafia del poder”.
Ciro Murayama ha estado 13 años en el órgano electoral: 4 años como asesor del entonces presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg, y 9 años como consejero electoral en el INE; es decir, una cuarta parte de su vida la ha destinado a esta institución: “Se cierra un ciclo personal, con satisfacción, con muchas enseñanzas, con una amplia experiencia”.
Su cargo concluirá el 3 de abril de este año, por lo que aseguró que regresará como profesor de tiempo completo a la UNAM, donde da clases de Introducción a la Economía.
LA ENTREVISTA
Ya va a concluir su cargo como consejero, ¿qué le deja este cargo en una institución tan importante como el INE?
La gran satisfacción es que todo lo que la Constitución y la ley (electoral) previeron (en 2014) como innovaciones, se hicieron realidad en los tiempos previstos, incluso el voto por internet desde el exterior. A diferencia de muchas otras cosas que existen en la Constitución, como la salud universal, la educación universal, el acceso al agua, que es ‘a ver si un día lo logramos’, en materia electoral todo lo que la Constitución prevé no es un sueño, sino una realidad.
¿Cuáles han sido algunos momentos más difíciles durante estos 9 años como consejero?
2015 fue muy complicado, porque 2014 se había aprobado la reforma educativa que generó descontento en sectores importantes del magisterio y algunas secciones de la CNTE llamaron a un boicot electoral, además con la indignación social muy explicable por lo acontecido en Ayotzinapa. De hecho, aquí recibimos a los padres de Ayotzinapa.
Ese año estuvimos, como nunca, a horas en que en parte del país no hubiera elecciones, en particular en Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, tuvimos incidentes graves, quemaron nuestras juntas distritales, se tomaron nuestras bodegas donde había material electoral, como las boletas; se incendiaron módulos de credencialización, nuestros compañeros trabajaron a salto de mata, ocultándose porque había amenazas de secuestro.
¿Había visto esa crítica o descalificación desde el gobierno federal y del partido gobernante hacia el INE?
Alguna vez se criticó al presidente de la Comisión de Fiscalización, Alonso Lujambio, cuando (se castigó) el Pemexgate, y al consejero presidente, José Woldenberg, pero el abogado del PRI. Lo que no habíamos visto contra el árbitro electoral, contra los jueces, contra las feministas, contra periodistas, es que el jefe del Estado mexicano sea quien da el toque de corneta para los ataques contra quien él identifica como sus adversarios.
El hecho de que el presidente ataque es muy desafortunado, no corresponde a la investidura presidencial. Eso empieza a tener consecuencias muy alarmantes. Ahí esta el atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva como una demostración de que cuando el presidente ataca a una persona, esa persona se vuelve particularmente vulnerable frente a la violencia política.
¿Ve que el plan B electoral de Morena sea un plan para vengarse del INE?
Es un plan para evitar que el tipo de elecciones genuinas que han ocurrido en México en los últimos años y que permitieron la llegada al poder de quienes hoy gobiernan, que ese tipo de elecciones no vuelvan a ocurrir; es decir, es una agenda autoritaria para lastimar los derechos políticos-electorales de la ciudadanía y fracturar la posibilidad de la renovación democrática del poder en México.
¿Cuáles son los retos para los diputados, quienes designarán a los nuevos consejeros?
Afortunadamente al no haber cambio constitucional, las reglas para designar a los consejeros siguen siendo las vigentes. Son dos cosas que se entrelazan, pero son diferentes. Uno es la reforma a la ley electoral secundaria que va contra la Constitución y que quiere anular al INE. No lo lograron desaparecer, pero entonces ‘no te mato, pero te cortó manos y pies para que no te puedas mover’. Hay que dar una batalla jurídica en todos los frentes.
Por otra parte, viene la renovación, tiene que darse a través de las reglas con las que nos designaron a nosotros. (…) La próxima presidencia del INE y los tres nuevos consejeros, pues necesariamente, dice la Constitución, tiene que ser fruto del consenso, porque tiene que haber dos terceras partes de la Cámara de Diputados a favor. El gobierno y sus aliados no tienen las dos terceras partes, entonces a su pesar, van a tener que practicar algo que es básico en la democracia que es sentarse a platicar.
¿Cuáles serán los desafíos para los nuevos consejeros? ¿Qué tendrían que hacer una vez que entren al INE?
El gran reto es asegurar que la elección de 2024 transcurra en los términos que la Constitución señala, es decir, con un árbitro imparcial, autónomo frente a los actores políticos, independiente del gobierno, objetivo en sus decisiones, no caprichoso, que se apegue al principio de legalidad y con máxima publicidad, eso esta en la Constitución.
Habrá que saber decir “no” y sacar las tarjetas amarillas o rojas cuando sea necesario, cuando alguien, sea quien sea, sea del gobierno, sea de la oposición, vulnera las reglas. Esa es la responsabilidad de los consejeros: ser independientes frente a todo.
Después de finalizar su cargo como consejero, ¿a dónde va?
Me voy de donde vengo: a la UNAM. Soy profesor de tiempo completo. No he dejado de dar clases estos 9 años, en la Facultad de Economía sin cobrar, pero la Constitución nos permite mantener actividades académicas no remuneradas. Entonces, me mantuve como profesor en la Facultad.
Me acuerdo que cuando me nombraron, era rector de la UNAM José Narro y me dijo: “usted no se va de la UNAM, usted nada más está prestado por la UNAM al INE 9 años y luego se regresa”. Le atinó. Yo ya solicite al Consejo Técnico de la Facultad de Economía mi reincorporación, ya me la aprobaron. Entonces, el 4 de abril tengo que estar trabajando en mi cubículo otra vez.
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