Todavía el mundo político de nuestro país no se terminaba de asentar después de la aprobación de la reforma judicial cuando apenas, la semana pasada, se puso en marcha una nueva modificación legislativa a nuestra constitución, ahora con la llamada “reforma a la Guardia Nacional”.
Al igual que con la judicial, esta nueva propuesta, que básicamente proponer transferir el mencionado cuerpo policiaco a la tutela del Ejercito Mexicano, no deberá tener mayores problemas para terminar siendo aprobada, gracias a la aplanadora con que cuenta Morena tanto en el Congreso federal como en la mayoría de los locales.
Y de la misma forma que la reforma judicial, la de la Guardia Nacional ha generado una serie de opiniones encontradas, principalmente, entre quienes la defienden por considerarla como la solución a muchos de los problemas del país, o quienes la atacan bajo el argumento de que, con ella, se estaría legalmente militarizando a la República.
Pero, ¿qué, exactamente, propone esta reforma?. Desmenucemos un poco los puntos principales de la propuesta:
–La GN queda definida como una fuerza de seguridad pública, pero con personal de origen militar.- desde la creación de la “Policía Federal”, que luego pasó a ser “Gendarmería” y después “Guardia Nacional”, este cuerpo policiaco, además de nombre y estructura, también se ha ido transformando en su composición, integrado originalmente en su totalidad por civiles o exmilitares, hasta lo que es hoy: elementos castrenses uniformados como policías.
Pero incluso desde sus inicios -aún desde la creación de la Policia Federal-, tanto el Ejercito como la Marina, han colaborado de manera muy estrecha con ella por lo que, en la práctica, la milicia tiene años involucrada directamente o indirectamente, en temas de seguridad pública.
–El titular de la Guardia Nacional es designado por la Presidencia a propuesta del titular de SEDENA.- al final del día es un mero formalismo pues, apenas pasada la época de Genaro García Luna, la formación de los titulares de la Policía Federal, Gendarmeria y Guardia Nacional, ha sido militar. Por ello, en realidad, desde hace años ha sido el Ejercito quien ha dirigido a estos cuerpos policíacos en la prática
–La Guardia Nacional estaría bajo el mando de la SEDENA para implementar la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, misma que sería diseñada por la Secretaría de Seguridad.- es el mismo caso del punto anterior. Aunque, oficialmente, con esta reforma, la Guardia Nacional pasará a estar bajo la jurisdicción del Ejercito, en los hechos esto tiene ya mucho tiempo ocurriendo. Simplemente, se le dará un formalismo legal.
–Los miembros de la Guardia Nacional solo podrían ser juzgados por tribunales militares.- otro hecho que, en la práctica, ya ocurre. Entendemos que, actualmente, la GN, opera en una especie de limbo legal -pues muchas de las labores que actualmente desempeña, no están del todo estipuladas ni reguladas por algún marco jurídico- y partiendo de que buena parte de sus elementos son militares en activo, muchos casos -algunos muy polémicos en donde se han visto involucrados integrantes de este cuerpo armado- han sido litigados en cortes militares y no civiles. Lo mismo ha ocurrido con elementos del ejercito -vestidos como tal de soldados, y no de Guardias Nacionales- que, en el desempeño de funciones de seguridad de tipo civil, se han visto involucrados en la posible comisión de delitos -delitos civiles, valga la redundancia- pero juzgados y hasta condenados por la propia milicia.
–La Guardia Nacional también podría realizar labores de investigación.- esto probablemente si sea algo “nuevo”. Actualmente, la GN y el Ejercito realizan labores equivalentes a las de cualquier policía civil. Pero justo, como policías, su labor se centra en el mantenimiento del orden público, la prevención de delitos, y la respuesta inmediata a situaciones de emergencia. Un investigador, por su parte, debe tratar de reunir evidencias, realizar labores de inteligencia, interrogar a sospechosos y seguir pistas para resolver crímenes y presentarlos ante tribunales. Es decir: la policía interviene en delitos que se estarían cometiendo o que se podrían cometer. Un investigador, lo hace en lo ilícitos ya cometidos. Esta sería una nueva función -legal y en la práctica- de la GN.
-El Congreso estaría facultado para crear una Ley de Seguridad Interior que regule la participación del Ejército, Marina y Fuerza Aérea en temas de seguridad pública.– un poco lo que ya había comentado sobre la intervención del ejercito realizando labores civiles -sin marco legal- y siendo juzgados por tribunales militares. Esta reforma no dota de inmediato ni por completo al Ejercito de ese marco, pero brinda al Congreso la ruta y herramientas para hacerlo.
–Abre la puerta para permitir que los militares puedan desempeñar más funciones ajenas a la disciplina militar en tiempos de paz, diluyendo los actuales límites constitucionales.– posiblemente uno de los puntos más polémicos de toda esta reforma pues, aunque ya hemos mencionado como el Ejercito, a través de la propia milicia o de la GN, tiene años desempeñando funciones más allá de sus atribuciones legales, con este cambio constitucional, la Secretaría de la Defensa Naciona tendría la posibilidad de participar practicamente en cualquier actividad dentro del Estado mexicano.
Podemos estar o no de acuerdo con la intervención del Ejercito en labores civiles, como el fungir de policía en temas de seguridad pública, o hasta ser constructores o administradores de puertos navales o aereos, por mencionar solo algunos. Pero lo cierto es que esto, todo esto, al día de hoy, ya ocurre. La reforma simplemente dotará de marco legal a estas acciones.
El tema central y a debate de la reforma, no es que se regule, reitero, lo que ya está ocurriendo. El punto medular radica, más bien, en lo que podría ocurrir: nuevas facultades y atribuciones -inexistentes al día de hoy- que se le habrán de dar al Ejercito.
El debate, por lo tanto, es simple: quienes apoyan estas medidas consideran al Ejercito como uno de los únicos entes del Estado -tras el fracaso de la Policía Federal, policías locales, etc.- capaz de “meter en orden” al país, de entrada, en temas de seguridad pública, pero también en cuestiones de corrupción, administración, etc. Quienes se oponen a la reforma mencionan que, lejos de significar un avance, lo que se está haciendo es encaminar a la nación a una ruta de militarización que, aseguran, de facto ya ocurre pero que se podría acrecentar aún más.
En cualquier caso, estemos a favor o en contra de esta reforma, lo cierto es que su aprobación, promulgación y ejecución, parece cuestión de días. Solo de días…
Nos vemos el próximo jueves. Tenemos una cita con el Poder.
Agendado.
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