COLONY, Alemania * 25 de septiembre 2024.
) Euronews
Europa quiere situarse a la vanguardia de la carrera hacia la Luna con una instalación de casi 1.000 metros cuadrados que reproduce la superficie lunar y permitirá a los astronautas prepararse para futuras misiones en las mejores condiciones posibles.
A primera vista, parece un granero. Sin embargo, este espacio de arena y roca gris representa uno de los avances más vanguardistas de la tecnología espacial. Detrás del proyecto LUNA se esconde una reproducción de la superficie lunar. Cerca de Colonia, Alemania, astronautas europeos y de todo el mundo podrán prepararse para la próxima misión.
Esta instalación, que pronto contendrá 900 toneladas de polvo lunar, es fruto de la cooperación entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Centro Aeroespacial Alemán, y no tiene equivalente en ningún otro lugar del mundo. «Es única porque aquí encontramos todo lo que vamos a encontrar en la Luna. Tenemos arena lunar que es realmente pequeña y fina, y es peligrosa si la respiras, y también es peligrosa para el equipo, así que hay que aprender a trabajar con ella», explica Matthias Maurer, astronauta de la ESA y consultor del proyecto.
«Luego tenemos también las rocas lunares, rocas que vienen de la Tierra, pero realmente idénticas a las rocas que vamos a encontrar en la Luna», prosigue. Para reproducir esta superficie, los diseñadores del proyecto fueron a buscar rocas a Noruega, Alemania e Italia.
Tras su inauguración el miércoles, los astronautas podrán familiarizarse con la textura, la inclinación y las grietas de la Luna. Además, en 2026, esta instalación contará con una estructura capaz de reproducir la gravedad del asteroide. Mediante un sistema de cuerdas, los astronautas podrán desplazarse con su peso lunar. Matthias Maurer señala que una persona de 60 kg en la Tierra pesa 10 kg en la Luna. Una base lunar simulada se fijará a la estructura para que puedan llevarse a cabo misiones de una semana o más en completo aislamiento.
La instalación también reproduce las condiciones especiales de luz que encontrarán los astronautas cuando lleguen a los polos lunares. «En la Luna no hay atmósfera. Así que hay un contraste muy, muy fuerte entre la oscuridad intensa y la luz intensa. La gente que lo ha experimentado dice que es un verdadero desafío. No es algo a lo que estemos acostumbrados», explica la astronauta de la ESA, Samantha Cristoforetti.
El sistema Luna también está dirigido a los científicos e ingenieros. Podrán probar sus equipos, como rovers y trajes espaciales, y comprobar su resistencia a la arena que se cuela por todas partes, así como a las condiciones extremas. Ingenieros y astronautas saben que cada hora ahorrada en la Luna supone un ahorro de millones de euros.
«Es importante porque queremos que las cosas se estropeen en la Tierra antes que en la Luna», insiste Juergen Schlutz, que trabaja en el proyecto. «Queremos probarlo todo aquí al límite para averiguar cómo funcionan las cosas, cómo repartimos las tareas entre los astronautas, los robots y los equipos de tierra. Y realmente queremos que las tecnologías se prueben en entornos de verdad y realistas», prosigue.
Una delegación de Estados Unidos, Japón y Canadá ya ha visitado la estructura. Todos los diseñadores del proyecto, que se puso en marcha hace poco más de 10 años, tienen un único objetivo: dar a los astronautas la sensación de que ya tienen un pie en la Luna.
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