Siguiendo el plan ‘siniestro’ de ‘Amlo’, el director general de CAPAMA, un exvendedor de cuchillos para restaurantes, Hugo Lozano Hernández, sobrino de la secretaria General del Ayuntamiento de Acapulco, Leticia Lozano Zavala, seguramente también aplicará la «Operación Tómbola» a la población de Acapulco para CUANDO haya agua y sea distribuida.
Sin ningún pudor ni vergüenza así lo dieron a conocer el pasado viernes, en la Sala de Cabildo, a un lado de la presidenta de la «continuidad» Abelina López Rodríguez, y vaya qué lo está cumpliendo a cabalidad, cómo el trienio pasado, su pasado sin agua, sin seguridad, sin servicios, sin atención a la ciudadanía, pero muy lista y oportuna para perseguir su sueño.
Acapulco se encuentra devastada por el huracán John y con grandes restos del apocalíptico Otis. Más del 50 por ciento de las colonias de la ciudad se encuentran aún en medio de los destrozos y restos de sus viviendas, sin servicio alguno, con las calles intransitables y llenas de baches. En tanto la zona suburbana de la ciudad con más de 150 colonias, comunidades y asentamientos urbanos se encuentran aún colapsados por las inundaciones, con el lodo hasta «la cocina» y de altura encima de los toldos de todo tipo de vehículos.
Las políticas de lo «mejor imposible» para la alcaldesa de Acapulco y su séquito, siguen siendo los servicios públicos, los ingentes servicios que hasta hoy es y sin duda lo seguirán siendo, su «Talón de Aquiles», más cuando atenta contra la inteligencia y sentido común de los acapulqueños, con su «sueño».
Sueño qué está a punto de convertirse en pesadilla para Acapulco, pues Leticia Lozano le canta, le susurra al oído en el tálamo: «tú puedes ser, tú lo vas a lograr», tu gran archi amigo te apoya…para también ella lograr su enferma ambición, ser alcaldesa de Acapulco.
No cabe duda qué la política local está tocando fondo, sí tiene algún fondo la política, la cuestión es qué Acapulco pese a la demagogia de recuperación qué se dice y escuchamos va «viento en popa» su infraestructura turística está desecha, destrozada hasta sus cimientos como la dejó Otis y terminó su furia el huracán John.
La hotelería destrozada en un 90 por ciento, qué se recupera muy, muy lentamente, pero con el gran agravante y lo más grave, la pérdida de la fuerza qué genera la riqueza, la fuerza del trabajo que abandono Acapulco tras el Otis.
Acapulco se quedó sin los trabajadores de la ‘industria sin chimeneas’. Clara y con dureza lo reafirma hoy el regidor de la Comuna Porteña, Rodolfo Escobar Avila, Secretario General de la Federación de Trabajadores CTM en Guerrero: más de veinte mil trabajadores han abandonado Acapulco. Los pocos hoteles y restaurantes abiertos carecen de empleados. Las empresas turísticas en Acapulco que han abierto se encuentran con la falta de la fuerza laboral. Estamos en una grave crisis. Y no hay para cuando.
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