El Santo Oficio
Ángel Miguel Blanco
massiosare@msn.com
Nunca como antes había sentido tanta satisfacción por mi profesión como ahora que surge la Sociedad de Editores y Redactores del Estado de Guerrero, Asociación Civil. No porque tengo el honor de presidirla, sino porque creo que es la mejor oportunidad de poner en práctica mi experiencia como periodista y propietario de un medio de comunicación en crecimiento, gracias a un estilo muy propio y una forma más honesta de informar y de aceptar las impugnaciones de nuestros lectores con madurez.
Dirigí hace tiempo, allá por 1998, una asociación similar, pero netamente con objetivos diferentes. En Periodistas Independientes, Asociación Civil, buscábamos defender la libertad de expresión y emancipar, de manera ultra y apasionada –en ambos casos– los derechos de los periodistas, mejorar sus condiciones de vida, como muchas otras, pero no hacíamos nada por garantizar nuestras fuentes de ingresos, que hasta hoy sigue siendo el lado mas vulnerable de los periodistas, presas fáciles de coacciones y sobornos, porque el gobierno siempre ataca por donde más duele, el estómago y, lamentablemente, muy pocos resistimos la tentación de sucumbir a la tentación de un «soborno» o «salario» seguro cada fin de mes.
En SERPEG me gusta hacia dónde vamos, con quiénes contamos para consolidar este proyecto, y las formas lícitas que pretendemos y buscamos para garantizar nuestra subsistencia y, ante todo,mantener o rescatar nuestro prestigio, nuestro respeto, nuestro honor y nuestra dignidad.
Me cobijo bajo el precepto de Marcus Lemonis (un exitoso empresario estadounidense, de origen libanés, protagonista del programa televisivo «El Socio», que se trasmite a por History Channel, y que ahora dedica parte de su tiempo y dinero en rescatar empresas al borde de la quiebra) en torno al éxito en los negocios.
Antes de cerrar un trato de rescate, Lemonis deja muy en claro su participación como socio de alguna empresa en bancarrtota: «No soy Oprah”, dice, «salvar a una empresa de la quiebra no sólo es cuestión de números, sino de mucho trabajo y sacrificios».
El propósito de Lemonis no es invertir su dinero a la suerte, sumar una marca más a su currículum, sino mostrar cómo hacer negocios y cómo no hacerlos; cómo tratar a las personas (que buscan su ayuda) y cómo no tratarlas, y enseñar por qué los errores que otros han cometido pueden servir para que otros no los cometan”.
Este es el concepto más acertado que tenemos los que aceptamos el reto de crear la SERPEG.
Como hemos dejado claro en nuestros Estatutos Básicos, la SERPEG no es una organización más de corte idílico, utópico y romántico, es una asociación tendiente a interesarse en ese «lado flaco» que ha convertido a muchos periodistas en blanco de peyorativos y adjetivos de muy mal gusto.
A nadie le gusta que lo llamen estúpido, tonto o idiota, pero si nuestra actitud, nuestras aptitudes y/o nuestro estilo de vida da pauta para que la sociedad nos catalogue de tal manera, no nos queda más que aceptar la realidad o despertar y hacer algo por sacudirnos dichos adjetivos.
Como periodistas pasa lo mismo. No dejaremos de ser tildados como «chayoteros», extorsionadores, «nalgasprontas» o vendidos, hasta que no demos evidencias de ser lo contrario, pero casi siempre, al menos en Guerrero, nuestro lado vulnerable no es la avaricia, la codicia, sino el hambre… el lado «flaco» favorito que el gobierno y la mayoría de los políticos utiliza para coaccionarnos y ofrecernos dádivas o sobornos a cambio de lealtad y sumisión servil, hasta que se cansan de nosotros y llega alguien con más talento de abnegación que nos releva.
No, no es tarea fácil administrar ni se parte de la SERPEG.
Ningún proyecto innovador es recibido con bombos y platillos, sino con dudas y suspicacias, insidias y descalificativos de toda índole. Pero ahí es donde la fe y los sacrificios tienen que hacer su parte para conseguir los objetivos.
A quienes integramos el primer Comité Ejecutivo de este proyecto para nada es fácil aceptar la responsabilidad de sembrar las semillas que otros verán crecer y, quizá, otros más tendrán que cosechar.
A nosotros nos corresponde afrontar las críticas, los abucheos, los rechazos y hasta la responsabilidad del fracaso… si esto no funciona. Pero si ocurre todo lo contrario, ¡entonces sabremos que valieron la pena los sacrificios!
Quizá muchos que aplaudieron este proyecto, pero no se han inscrito porque esperan a ver los resultados, les resulte difícil creer cómo una organización de periodistas no esté avocada a poner en primer lugar la lucha por los derechos de los periodistas, sin embargo, tenemos una explicación razonable para excusar nuestros motivos.
Antes, debemos aclarar que en nuestros estatutos está claramente explicado que «estaremos del lado de las defensas de los derechos civiles y constitucionales de los periodistas cuando las causas sean lícitas, legales, honestas y transparentes, apegadas a la verdad y la justicia, sin farsas ni faramallas encubiertas en nombre de la libertad de expresión». De estos ardides ya estamos hartos muchos periodistas y no solo la sociedad, sino también el gobierno,a quien utilizamos de cómplice y luego imputamos casi todas nuestras desgracias.
La denominación social «Sociedad de Editores y Redactores de Prensa» lo dice todo: SERPEG es una organización tendiente a velar por la subsistencia de las pequeñas empresas periodísticas y sus socios o colaboradores. Para velar por los derechos de los periodistas ya existen suficientes organizaciones al respecto.
En la SERPEG vamos a luchar por la fuente que debe dar estabilidad social y familiar a quienes vivimos del periodismo y creamos fuentes de empleos para periodistas, y solo lo lograremos mediante una plataforma donde los propietarios de medios impresos, electrónicos y digitales, trabajemos unidos del lado empresarial que nos corresponde.
Y es aquí donde entra la parte complementaria de nuestra denominación social que incluye a los «Redactores de la Prensa», es decir, a todos aquellos que viven del periodismo por cuenta propia en algún medio impreso, electrónico o digital y tienen que sacrificar parte de su tiempo y esfuerzo por conseguir subsistir con dignidad en este oficio que es considerado «la mejor profesión del mundo» pero donde, no obstante, se «sufre como un perro» si se ejerce con dignidad, honor, ética, lealtad y principios, como bien acierta el laureado escritor y periodista colombiano, Gabriel García Márquez.
Obviamente, SERPEG no pretende ser el «eslabón perdido» ni «descubrir el hilo negro» de nada, mucho menos aislarse de la comunidad periodística o enseñorearse ante las agrupaciones periodísticas que existen en el municipio y el estado, porque quienes formamos parte de esta agrupación somos igual de imperfectos que el resto de los que deambulamos por el mundo del periodismo local, con la única diferencia de querer hacer algo serio y realista en beneficio colectivo de quienes, como nosotros que ya estamos aquí congregados, anhelamos mejores condiciones de vida como periodistas, nada más.
Nada de enemistades con nuestros compañeros, ni el gobierno ni la sociedad; nada de aislamientos profanos de la realidad.
Alianzas sí, pero lícitas, justas, honestas, transparentes y sobre la mesa.
Y sobre las alianzas, distancias sanas, amistad y respecto bien definidos, a fin de preservar la paz y la unidad, así como el respeto y el prestigio, lo más alto que se pueda.
Bienvenidos todos los que gusten hacer un poco de sacrificios por un proyecto digno, lícito, real, verídico y transparente, que el éxito dependerá de cómo nos armonicemos para no perder de vista nuestros objetivos sin dejar a un lado la pasión que nos mueve a emanciparnos como periodistas: el periodismo.
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