Demetrio Saldívar Gómez fue alfil de David Heriberto Noriega Cantú, el llamado «guerrillero arrepentido» y «delator» que actualmente dirige el DIF Acapulco en el gobierno de Evodio Velázquez, durante muchos años.
Saldívar, como Noriega, era un «aguirrista consagrado», leal, sumiso, abnegado a su patrón, Ángel Aguirre Rivero, quien a distancia, con Saldívar en la Secretaría General del PRD en Guerrero, controlaba muchas de las decisiones de este partido de izquierda (dicen que Aguirre hace lo mismo a nivel nacional con Beatriz Mojica, pero esos son burdos «rumores»).
La muerte de Demetrio, sin embargo, lascera ‘sentimentalmente’ los intereses políticos de Noriega porque la Secretaria General del PRD era, prácticamente, una cómoda agencia de colocaciones para la dupla Noriega-Saldívar, conocidos por muchos como los «Pinky y Cerebro» de la subpolítica izquierdosa de Guerrero.
Fue David Jaimes Valenzo quien en la década de los 90 denunció las arbitrariedades de este dueto que tenían secuestrado –muy al estilo Morena Guerrero– al Partido Popular Socialista. Se quedaban con todo: «dinero, prerrogativas y cargos públicos y de elección popular» que les ofrecieran por sus servicios abnegados al sistema. «Ellos y sus familias siempre se buscaban acomodarse primero en el gobierno, no había espacios para nadie más que Demetrio y Heriberto».
Ambos, Noriega y Saldívar fueron diputados locales y, junto con sus famlias (la viuda de Saldívar, Nancy Zoraya Cruz García, actualmente es regidora en Chilpancingo, en el gobierno del priísta Marco Antonio Leyva Mena), también han sido servidores públicos en diversos gobiernos estatales y municipales, con René Juárez, Ángel Aguirre y Zeferino Torreblanca, principalmente.
Ostentaban una vida de izquierdosos pero les gustaba vivir cómodamente del sistema. «Sus hijos siempre tenían la mejor educación, los mejores vehículos y, claro, los mejores estilos de vida», reseñó alguna vez el abogado ex pepesista.
Jaimes Valenzo abandonó el PPS cuando sus ideas no fueron del agrado de Heriberto Noriega ni de Demetrio, quienes decidieron seguir viviendo de las prebendas obtenidas a cambio de sus leales servicios, al mejor postor.
Cambiaron de partidos cuantas veces fueron necesarias, hasta que cada cual halló el lugar perfecto para subsistir bajo la sombra del subizquierdismo guerrerense.
Antes, cuando el PPS los dejó sin cobijo, en 1998, Noriega y Demetrio fundaron el Partido de la Revolución del Sur (PRS), más como una consergería del PRI que de la izquierda, organismo que, por cierto, murió tal como nació: sin pena ni gloria.
Noriega y su escasa decena de seguidores, entre ellos Demetrio Saldívar, fueron acusados de traidores, vividores y oportunistas, cuando optaron por afiliarse al PRD y seguir su vida de «chapulines» y «chupasangres» del sistema, como bien los bautizó Francisco Javier Ferreira, uno de los últimos sobrevivientes del PRS.
Y es que no era necesario que Demetrio y Noriega se afiliaran al PRI, todo mundo sabía o sabe que llevan al PRI grapado en el corazón, así hayan militado bajo la sombra izquierdista del PPS, el PRS, el Partido Liberal y el PRD.
David Jamiez Valenzo y Romelio Contreras Sánchez, dirigentes del PPS en Acapulco en la década de los 80 y 90, por lo menos lograron retirarse habiendo conseguido dos regidurías por su cuenta, respectivamente.
Actualmente, Noriega Cantú sobrevive bajo la mesa de «Lázaro» (el gobierno)… no tiene prisa por destacar más en la vida política, ha dado todo lo que tenía que dar. Se le acabaron sus artimañas, le mataron a la «gallina de los huevos de oro» que había colocado en CDE del PRD, ya no convence con sus discursos teóricos como antes, ni tiene mas amigos que delatar. Ya los «vendió» a todos, como bien dijo Gregorio Fernández, ex miembro de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), cuyos ex compañeros de guerrilla terminaron encarcelados, perseguidos, secuestrados y desaparecidos por las delaciones de Noriega, conocido desde entonces como el «guerrillero arrepentido».
Al menos el pasado dudoso como insurgente e izquierdoso subterráneo le han permitido seguir sosteniéndose, como los «chapulines» y las «sanguijuelas», donde se presente la oportunidad.
Al igual que Demetrio, Heriberto sirvió también abnegadamente a su jefes en turno: «José Francisco Ruiz Massieu (quien por su lealtad incondicional hasta le regaló un cerro en Punta Gorda, por el rumbo de Mozimba, en Acapulco, para construir la colonia del PPS, pero la ambición innata lo llevó a pensar, primero, en el lucro personal, y la mayoría de terrenos, con vista al mar, terminaron siendo un negocio muy lucrativo para el ex guerrillero delator, dejando desamparados a los pepesistas, igualitos que la famosa «novia de rancho»), Ángel Aguirre, René Juárez Cisneros y Zeferino Torreblanca«, quienes confiaron en este dúo, pese a las advertencias de que no conocían «ni principios ni lealtad».
Noriega Cantú actualmente le ministra ‘lealmente’ a Evodio Velázquez, presidente municipal de Acapulco. Mañana, Dios dirá.
En fin, hoy el PRD le llora a un «héroe» de la izquierda y la democracia…
Así es la vida, perdón, así es la política… los villanos son héroes y los héroes villanos olvidados.