MINEO, Sicilia. * 9 de julio de 2019.
] AFP.
El mayor campamento para migrantes de Europa, ubicado en Mineo, al este de Sicilia, fue cerrado oficialmente este martes en presencia de su gran detractor, el ministro del Interior italiano, el ultraderechista Matteo Salvini.
«Promesa cumplida», había anunciado hace una semana el hombre fuerte del gobierno italiano al concluir el traslado de los últimos migrantes hacia otra estructura.
«Con el cierre de Mineo ahorramos mucho dinero y contamos con más fuerzas del orden para desplegar en el territorio (…) Hoy es un lindo día para la legalidad y la seguridad», aseguró este martes Salvini.
Mineo llegó a hospedar en julio de 2014 más de 4.000 personas, tras lo cual su población disminuyó gradualmente hasta llegar a unos 150.
Cuando Matteo Salvini se posesionó como ministro del Interior en junio del 2018, residían 2.500.
El campamento, instalado en una antigua base militar estadounidense, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Catania, sin medios de transporte para acceder a ella y azotado por el calor asfixiante que llega a 40 grados en verano, alojaba por meses y hasta años a los refugiados que pedían asilo a Italia.
Quedan ahora sólo unos perros vagabundos, que dependían de los sobrados del campamento.
Massimiliano Terrasi, un psicólogo que trabajó en el centro por nueve años, desde octubre de 2011, se siente desolado.
«Las expectativas eran muy altas cuando se fundó el centro, crecimos profesionalmente, fue una experiencia que pocas personas en el mundo tienen la oportunidad de realizar», confesó.
«Bien administrado hubiera podido enriquecer el territorio y lograr una buena relación con la gente», explica sin esconder la «ira» por los años de trabajo perdido y el cierre abrupto, sin reconocimiento de la labor cumplida.
Inicialmente, los migrantes tenían asistencia, buenas condiciones sanitarias. Pero cuando el número excedió los 3.000, las cosas comenzaron a empeorar.
«Se convirtió en algo que tenía que ser cerrado. Si hablamos en cambio de lo que hubiera podido ser, me parece una vergüenza el cierre», resume el psicólogo.
Demasiado grande, demasiada degradación
«Cuando inauguraron el centro, inmediatamente pensé que no era una buena idea», comenta Sergio Mastrilli, mientras toma una cerveza en el bar cerca de Mineo.
«No era un sistema de recepción basado en la integración, sino en el número», asegura.