] Un Rapidín con Ángel Irra Carceda
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Nadie discute que el señor Andrés Manuel López Obrador es el presidente de nuestro país. Absolutamente NADIE, en su sano juicio.
Pero de ahí a que lo ubiquen como la excepción de la regla, se me hace sumamente peligroso en el caso del coronavirus (Covid-19).
Peligroso para el presidente AMLO y para las demás personas en eventos muy concurridos.
Ofende la gran estupidez de ese lambiscón funcionario federal, el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, de colocarlo como la excepción de la regla, pero se entiende, por sus obvias ambiciones muy personales.
Estoy seguro estoy que a millones de mexicanos, los que gozan de sano juicio, por supuesto, igual reprueban a ese funcionario que ambiciona la titularidad de la Secretaría de Salud federal.
Y condenan también la terquedad e irresponsabilidad del presidente.
El punto es que el mandatario de una Nación debe predicar con el ejemplo ante su pueblo. El que lidera no solo manda.
Convence por su congruencia entre sus dichos y sus acciones. Los guía y lo siguen porque es un gran ejemplo, porque los cuida.
¿Cómo alguien los va a guiar, los va a cuidar, si –en este caso AMLO- en una pandemia como la del Covid-19, no se cuida, y le vale un cacahuate la regla -la salud de su pueblo-?
Pensando en voz no alta -no me gusta alocarme- y dejándome llevar por mis dedos sobre las teclas, citaría que si realmente desea convertirse en un mártir, hay que recordarle que existen muchas maneras de lograrlo.
Pero jamás, nunca, colocando con su ejemplo en peligro la salud pública del país.
En todo el país se suspenden eventos masivos. Pero él no lo hará. ¿Cómo está eso?
¿Fuerza Moral? ¡Jijuesú, ya surgió otro enmascarado en la Lucha Libre?
Que alguien me explique eso, ¡por favor!