] Jiribilla Costeña
» El Brujo Chiripero
| Aps.
Debe haber algo que tenga a AMLO muy sobrecogido como para solo hablar de Felipe #Calderón y Vicente #Fox sin tocar con el mismo furor que lo hace contra los panistas a los priístas Enrique #Peña Nieto y Carlos #Salinas de Gortari, supuestos ‘miembros distinguidos’ de la vieja ‘mafia de poder’, según Andrés Manuel López Obrador, y ‘padres’ de la corrupción y el ‘cochinero’ que le heredaron al paranoico inquilino de Palacio Nacional.
Habiendo condiciones, sustentos legales y respaldo popular para hacerlo, López Obrador ha tenido el cinismo de manifestar que, por lo que a él respecta, está dispuesto a perdonar a Peña y Salinas, y que si alguien quiere que se les juzgue, que organice una consulta propia y firmen la petición… mientras tanto, él se lava las manos.
Su postura se entiende y comprende: AMLO es un ‘priísta de clóset´; mejor dicho, un ‘hijo rebelde‘ del PRI. «Perro no come perro», dice un proverbio popular; esa es, quizá, la razón que impide al Presidente rebelarse contra sus ‘hermanos priístas’, traicionarlos y entregarlos para que sean llevados a juicio.
Y es que López Obrador no fue un militante cualquiera, AMLO ejerció el poder y liderazgo del PRI en Tabasco, en 1983.
Como priísta, también obtuvo muchos privilegios… pero AMLO anhelaba liderazgos, no servidumbre.
De acuerdo con la Dirección Federal de Seguridad (DFS), Andrés Manuel se afilió al PRI en 1976 y su primer cargo fue director del Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (CEPES).
En esa misma época,el gobernador tabasqueño, Leandro Rovirosa, observó el desenvolvimiento político de López Obrador y gracias a eso le dio –a sus 24 años– la dirección regional del Instituto Nacional Indigenista, cargo que desempeñó de 1977 a 1982.
AMLO residía entonces en Nacajuca. En ese tiempo, Enrique González Pedrero, antiguo profesor de Andrés Manuel, volvió a Tabasco y se convirtió en gobernador, y un año después, en 1983, le ofreció la presidencia estatal del PRI.
El portal Verificado.mx, que da por verídicos estos datos, también acepta como auténticas las versiones que aseguran que AMLO militaba en el PRI cuando se dio el llamado ‘gran fraude electoral de 1988’ –facturado, por cierto, a Manuel Barttlet Díaz, entonces responsable de la Comisión Federal Electoral (CFE) y actual director de la otra CFE (Comisión Federa de Electricidad) en el Gobierno de López Obrador– que dio como «triunfador contundente,legal e inobjetable» (palabras de Jorge de la Vega Domínguez, expresidente nacional del PRI), a Carlos Salinas de Gortari, a quien AMLO, el ‘hijo rebelde del PRI’, bautizó como el padre de la ‘vieja mafia de poder’ que no ha muerto y hoy se mantiene viva en el gobierno de Andrés Manue López Obrador bajo el mote de »cuarta Transformación’, donde la clase de élite corrupta y retrógrada del PRI y el PAN, y partidos afines, se cobijan bajo el ala amorosa y solapadora del llamado ‘mesías’ de México que, desde el inicio de su mandato, ha ido desenmascarando su verdadero rostro de ‘gran impostor’.
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