E d i t o r i a l
Jacko Badillo va por su tercer intento de reparar y manejar el “auto desvielado que nadie quiere”: Acapulco.
En 2015, la inexperiencia le hizo apostar por un Partido Verde que de Ecologista tiene lo que AMLO presume de honesto. Nadie le dijo, quizá, que como todo minipartido familiar, el PVEM siempre ha buscado asegurar la chuleta, así sea de la mano de Dios o del Diablo, y el inexperto Jacko solo fue la ofrenda de trámite para mantener el insípido aliento que conserva desde que nació moribundo y casi nauseabundo, gracias a la ‘dinastía’ e intereses mercantilistas que representa.
En 2018, Joaquín Badillo representó a tres fuerzas políticas nacionales con tradición y popularidad: PAN, PRD, MC. Lamentablemte, lo traicionaron, pese a ser una de las mejores opciones políticas de la contienda electoral 2018.
Justo aquí debe aclararse que Joaquín Badillo Escamilla no está afiliado a ningún partido, lo que lo descarta como ‘chapulín’ político. Los ‘chapulines’ son, a la vez, oportunistas, porque siempre saltan hacia donde apuntan sus intereses. Badillo es empresario. Ha participado como candidato externo. Sin afán de defendérsele, Jacko Badillo no puede ser considerado un ‘chapulín’ de la política porque no es activista de ningún partido político. Como todo ciudadano, tiene la inquietud de contribuir a la mejora de Acapulco, y es válido.
Quizá otra hubiera sido la historia para Adela Román si Walton, Aguirre y el PAN y los partidos que integraron la alianza por la que fue candidato, no hubieran cruzado sus votos por Morena y AMLO, pero de todos es sabido que en la puerca política nada está escrito y se vale todo.
¿Logrará el Presidente del Consejo Coordinador Empresarial en Guerrero figurar en las encuestas interpartidistas para poder disputar la candidatura de Morena y así poder reparar, en 2021, el viejo “auto desvielado” que nadie ha podido o ha querido echar andar?
El volado está en el aire.
La caballada está flaca en todos los partidos políticos. Morena tendrá que echar mano —otra vez— de candidatos externos, pero los que pululan y hacen fila en el partido de AMLO tienen antecedentes más puercos y más negros que las pestilentes cloacas que Adela Román y su CAPAMA simulan arreglar para que ya no se filtren las aguas negras a la Bahía de Acapulco. Así que esta vez, sin la figura paternal y arrolladora de San AMLO en las elecciones del 2021, Morena tendrá que elegir bien.
Jacko sabe a qué le apuesta, aunque también deberá estar seguro de poder reparar ese ‘carro desvielado’ que nadie quiere… como dijo en en 2015, y para cuyo efecto tendrá que armar el mejor equipo mecánico que haga historia con acciones, no con palabras.
Soñar es bonito. Soñar todos pueden. El reto de colarse a la final de los elegidos para abanderar a Morena en 2021 no es fácil. ¡Jacko Badillo deberia estar trabajando en a marchas forzadas desde antier!
Gobernar Acapulco sin dinero, sin seguridad y sin servicios básicos que demandan atención especializada e inmediata, es un suicidio.
Erradicar del Ayuntamiento la corrupción, el nepotismo, y depurar a fondo la nómina y las listas de raya, es mas complicado que un parto primerizo de alto riesgo… pero no imposible para quien tenga voluntad genuina de intentarlo.
Si dice que puede, antes de lapidarlo y crucificarlo, debería dársele la oportunidad que todo ciudadano merece. Joaquin Badillo es un hombre preparado y visionario; nadie es perfecto, pero si se rodea de expertos, nada le impedirá echar andar el ‘carro desvielado’ que tanto intenta reparar y manejar.
Gobernar Acapulco no es ir de pesca de pargos. Si Jacko está consciente de ese hecho y con humildad cree que puede hacer algo por Acapulco, dejémosle que se forme. Pero si a la mitad del camino ‘se abre, como quesadilla’, el repudio se lo habrá ganado a pulso.
¡Jala, Pargo!
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