BUENOS AIRES. | 25 de noviembre de 2020.
] AP.
Diego Maradona, la leyenda argentina del fútbol, falleció el miércoles de un paro cardiaco en la vivienda donde residía en las afueras de Buenos Aires, poniendo fin a una vida marcada por los excesos que pusieron en constante riesgo su salud. Tenía 60 años.
El capitán de la selección que se consagró campeona en el Mundial de 1986 murió alrededor del mediodía en la casa que alquilaba en San Andrés, un barrio en el norte de Buenos Aires donde se recuperaba de una operación de edema craneal que se le practicó el 3 de noviembre, su último tropiezo de salud.
El fiscal John Broyard dijo a los periodistas que, según las primeras investigaciones, la muerte del retirado jugador fue natural y que durante la autopsia del cuerpo “se van establecer las causales, lo mismo que en los informes complementarios”.
“No se advirtió ningún signo de criminalidad, de violencia”, acotó el funcionario judicial, quien indicó que efectivos de la policía científica estuvieron revisando la vivienda.
Mientras el fiscal hablaba con los periodistas, una camioneta custodiada por policías motorizados salía del barrio privado para trasladar el cuerpo de Maradona a una morgue en la localidad bonaerense de San Fernando, donde se realizará la autopsia.
Un mismo 25 de noviembre, exactamente cuatro años atrás, murió el líder revolucionario cubano Fidel Castro, al que el exfutbolista admiraba y trató personalmente.
El presidente Alberto Fernández dispuso tres días de duelo nacional. Está previsto que el cuerpo sea velado el jueves en la casa de gobierno.
“Nos llevaste a lo más alto del mundo. Nos hiciste inmensamente felices. Fuiste el más grande de todos. Gracias por haber existido, Diego. Te vamos a extrañar toda la vida”, dijo Fernández en Twitter.
El mandatario señaló luego a medios de prensa que Maradona “era un hombre genuino que expresaba todo con la fuerza con la que jugaba al fútbol, defendía lo que quería, maltrataba lo que odiaba”.
Pero en los últimos tiempos se había mostrado abatido.
Previamente a la operación por el edema, sus allegados habían reconocido que estaba pasando por un periodo depresivo en el que recordaba mucho a su fallecida madre Dalma Salvadora Franco, más conocida como Doña Tota.
La última vez que se vio en público a Maradona fue el 30 de octubre, cuando cumplió 60 años y con motivo del partido entre Gimnasia y Esgrima frente a Patronato por la liga local.
Era la imagen de una persona muy desmejorada y casi incapaz de movilizarse por sus propios medios. Tras ser trasladado a la residencia de San Andrés, Maradona recibía todos los días la visita de un psicológo y una psiquiatra y era acompañado de un enfermero permanentemente.
Las manifestaciones de tristeza de sus compatriotas y de figuras del exterior por el deceso del ídolo no han cesado.
“Un día muy triste para todos los argentinos y para el fútbol. Nos deja pero no se va, porque el Diego es eterno”, escribió Lionel Messi, el jugador argentino que por su calidad fue consagrado como el sucesor de Maradona, en su cuenta de Instagram. “Me quedo con todos los momentos lindos vividos con él y quería aprovechar para enviarle el pésame a toda su familia y amigos. QEPD”.
El 10 que Maradona lució en su camiseta pasó a ser sinónimo suyo, al igual que con Pelé, la leyenda brasileña con la que el argentino siempre se le mencionó al debatirse quién fue el mejor futbolista de todos los tiempos.
“Algún día, espero jugar a la pelota contigo en el cielo”, dijo Pelé en Twitter.
La vicepresidenta y exmandataria Cristina Fernández (2007-2011), muy cercana a Maradona, expresó su pesar. “Mucha tristeza… Mucha. Se fue un grande”, se lamentó, mientras que el expresidente boliviano Evo Morales afirmó que la leyenda del fútbol es “una persona que sentía y luchaba por los humildes, el mejor jugador de fútbol del mundo”.
Hinchas de Gimnasia y Esgrima se congregaron entristecidos a las puertas del club situado en la ciudad de La Plata, unos 60 kilómetros al sur de Buenos Aires.
“María creó a Jesús y Doña Tota a Dios”, decía una gran pancarta colgada en la puerta de la institución en referencia a la madre de Maradona y a quien fue uno de los más importantes futbolistas en el mundo y símbolo de Argentina.
Otros se reunieron en las inmediaciones del estadio de Boca Juniors, donde Maradona jugó durante dos etapas de su carrera.
El exjugador fue operado del edema tras haber sido internado en otra clínica por una descompensación que le había provocado la ingestión de psicofármacos y bebidas alcohólicas.
Ese nuevo problema de salud en su agitada vida fue foco de atención permanente en Argentina y otras partes del mundo, desde donde se comunicaron mandatarios y otros dirigentes políticos para estar al tanto de su estado.
El exjugador del Barcelona, Napoli y Boca Juniors sufrió distintos problemas a lo largo de su vida derivados en gran parte de su adicción a las drogas, especialmente la cocaína. Tras su retiro estuvo al borde de la muerte en 2000 y 2004.
Cautivó a multitudes con su zurda antológica y alcanzó la cumbre cuando descolló en la Copa del Mundo de 1986 que ganó Argentina. Entre los mejores futbolistas de la historia, Diego Maradona tuvo una brillante carrera deportiva que se vio empañada por sus adicciones a las drogas y escándalos de todo tipo.
Hoy, a los 60 años, ha muerto.
El gobierno argentino decretó tres días de duelo nacional, mientras la congoja se apoderó de un país que le debe a esa zurda prodigiosa algunas de sus mayores alegrías deportivas.
Inglaterra fue víctima de los que fueron sus dos goles más famosos en cuartos de final de ese Mundial en México: el primero con la mano en lo que pasó al recuerdo como “La mano de Dios” y el segundo tras una corrida en la que se desprendió de más de medio equipo rival, haciendo malabares con la pelota.
En el 2000, la FIFA consideró que ese gol fue el mejor de la historia en todos los mundiales. Maradona fue elegido el mejor futbolista del siglo XX junto al brasileño Pelé.
Muchos argentinos vieron la victoria ante Inglaterra como una venganza por la pérdida de una guerra de 74 días librada y perdida ante Gran Bretaña en 1982 por la posesión de las islas Malvinas, en el Atlántico Sur.
“Fue más que tratar de ganar un partido”, escribió Maradona en su autobiografía de 2000 “Yo soy el Diego”. “Sabíamos que los argentinos habían muerto allí, que los habían matado como los pájaros. Y esta fue nuestra venganza. Era algo más grande que nosotros, estábamos defendiendo nuestra bandera”.
El “10” que llevaba su camiseta se convirtió en sinónimo de calidad en el fútbol, el mismo número que antes usó Pelé y después Lionel Messi.
Nacido el 30 de octubre de 1960 en Villa Fiorito, un barrio humilde del conurbano bonaerense, Maradona fue el quinto de ocho hijos y sus mejores recuerdos alumbran con una mismísima pelota.
“La primera pelota de fútbol que tuve fue el mejor regalo que nunca nadie me haya hecho en la vida”, destacó Maradona. “Tenía tres años y dormí abrazado a ella toda la noche”.
De aquella época de privaciones, Maradona también recordaba los frecuentes dolores de panza de su madre Dalma Franco a la hora de servir la comida en la mesa familiar. Con el tiempo entendió que era una excusa para no comer y dejarle a sus hijos porciones más abundantes.
“Maradona es el héroe de los que raspan la olla”, lo proclamó un fanático que junto a otros cientos rodearon su casa cuando cumplió 60 años. La referencia apunta a su origen humilde que dejó atrás gracias al fútbol, pero del cual nunca renegó.
“Pelusa”, como gustaban llamarle sus padres, debutó en diciembre de 1970 en Los Cebollitas, una filial infantil del club Argentinos Juniors, de Buenos Aires. Con 10 años resolvía muchos partidos que sus compañeros de 14 años tenían perdidos.
Ya por entonces, lo llamaban “El pibe de Oro”.
“Verlo jugar era un deleite, un verdadero crack”, dijo a la AP Carlos Beltrán, compañero de Maradona en esos equipos infantiles. “Tenía un carácter fuerte y no tenía problemas en enfrentarse con nadie”.
Después de su paso por Los Cebollitas, Maradona empezó a jugar al fútbol en Argentinos (1976-81) y de allí pasó a Boca Juniors, el club del cual era hincha, que en 1982 lo transfirió al Barcelona por ocho millones de dólares, récord mundial en ese momento.
En 1984, Barcelona lo vendió al Napoli, equipo del sur italiano que jamás había ganado nada importante.
Maradona alcanzó allí la estatura de ídolo inolvidable: le sirvió en bandeja dos títulos de campeón de Italia en la temporada 1986-87 y en el 1989-90, una Copa de Italia (1987), una Copa de la UEFA (1989) y una Supercopa Italiana (1990).
Después jugó en el Sevilla español y con su carrera en declive disputó cinco partidos con Newell’s Old Boys de Rosario, antes de volver a Boca (1995-97) donde se retiró.
Con la selección argentina jugó entre 1977-1994, incluyendo los mundiales de 1982 (España), 1986 (México), 1990 (Italia) y 1994 (Estados Unidos), cuando fue retirado de la competencia por dopaje y suspendido luego por un año.
Maradona disputó un total de 692 partidos oficiales entre equipos y la selección, con un total de 353 goles, ocho de ellos en los mundiales.
“En el momento en que Diego se retiró del fútbol activo, dejó traumatizada a Argentina”, subrayó Jorge Valdano, compañero de Maradona en las selecciones nacionales. “Diego fue más que un futbolista genial. Fue un factor extraordinario de compensación para un país que en pocos años vivió varias dictaduras militares y frustraciones sociales de todo tipo”.
El 30 de octubre de 1997, día de su cumpleaños 37, Maradona anunció su retiro y emprendió una corta carrera como técnico que tuvo su momento culminante cuando fue entrenador de Argentina en el Mundial de Sudáfrica 2010, donde la selección, con Messi a la cabeza, fue vapuleada 4-0 por Alemania en cuartos de final.
Tras su paso como timonel de Argentina, el “10” emprendió una travesía en Emiratos Árabes Unidos, donde dirigió al Al Wasl FC y luego asumió como “embajador deportivo” de ese país.
En 2017, estuvo al frente del Al Fujairah de la segunda división de los Emiratos y un año después asumió como timonel de Dorados Sinaloa, también de la segunda categoría de México.
Su último equipo fue Gimnasia y Esgrima de La Plata, ciudad a 40 kilómetros al sur de Buenos Aires. La campaña fue irregular, pero lo relevante de aquella experiencia fueron los homenajes que recibió Maradona en cada cancha que visitó.
Se casó el 7 de noviembre de 1989 con Claudia Villafañe en una fastuosa fiesta en un estadio cubierto de Buenos Aires. Tuvo con ella dos hijas, Claudia y Giannina. Durante años convivió con rumores de otros hijos extramatrimoniales, pero recién en la última etapa de su vida los reconoció: Diego Junior y Jana.
Tuvo un quinto hijo, Diego Fernando, en una segunda relación formal tras separarse de Villafañe.
La carrera de Maradona estuvo atravesada por las adicciones y los escándalos.
El Pibe de Oro dio positivo en control de dopaje en tres ocasiones. La primera en 1991, jugando para el Napoli, tras detectarse cocaína en su orina. Recibió una suspensión de 15 meses.
Tras ese episodio admitió su adicción a la cocaína.
La segunda ocasión fue en el Mundial de Estados Unidos por consumo de una sustancia prohibida para mejorar el rendimiento. “Me cortaron las piernas”, declaró en aquel entonces. Fue su última Copa del Mundo.
En 1997 trascendió otro dopaje positivo, pero antes de que se publicara la sanción Maradona anunció el retiro.
“Con mi enfermedad yo le di ventajas al fútbol”, declaró Maradona en una entrevista televisiva en septiembre de 2014.”¿Sabés qué jugador hubiese sido si no hubiese tomado droga? Un jugador de la p… madre”.
En el 2000 fue hospitalizado al borde de la muerte y en 2004 corrió la misma suerte por problemas cardíacos atribuidos al uso de drogas prohibidas. Durante varios años estuvo radicado en Cuba para recibir tratamiento en un programa de desintoxicación en La Habana. Allí, frecuentó a quien consideró su amigo, el líder cubano Fidel Castro.
Como tributo a Castro y al revolucionario de origen argentino Ernesto “Che” Guevara, Maradona se tatuó sus rostros en un brazo y en la pierna.
En 2005 se sometió a un bypass gástrico en Colombia, perdiendo cerca de 50 kilogramos antes de aparecer como presentador de un popular programa de entrevistas de televisión argentina, “La noche del 10″.
Con el paso de los años su salud siguió siendo un motivo de preocupación. El último episodio fue a principios de noviembre de este año, pocos días de cumplir los 60. Se le detectó un edema craneal poco después de ser hospitalizado con una descompensación que se atribuyó al consumo de estupefacientes con alcohol. Fue operado con éxito y recibió el alta médica, pero su corazón dijo basta.
Maradona no trepidó a la hora de las críticas, las que disparó a diestra y siniestra, entre otros contra gobiernos varios, el Papa Juan Pablo II y la FIFA.
“Joao Havelange no tiene que ser presidente de la FIFA”, dijo Maradona en 1990 cuando reinaba el brasileño. “Solo es un gordito que sabe de waterpolo y que no tiene nada que ver con el fútbol”, agregó Maradona aludiendo al pasado de Havelange como jugador y dirigente de waterpolo.
Apoyó con entusiasmo la elección del actual presidente Gianni Infantino e incluso se sumó con embajador FIFA, pero en 2020 renunció por diferencias con el máximo dirigente.
Entre otros problemas judiciales, Maradona fue detenido en Buenos Aires en 1990 por posesión de drogas y estuvo una noche en prisión.
En 1999 a dos años de cárcel en suspenso por agredir en 1994 con un rifle de aire comprimido a varios fotógrafos que montaban guardia en su casa de fin de semana, en las afueras de la capital argentina.
En el retiro, Maradona también se hizo más abierto y polémico: se unió a una protesta de izquierda al margen de la Cumbre de las Américas en 2005, en Mar del Plata junto al presidente venezolano Hugo Chávez para denunciar la presencia del presidente estadounidense, George W. Bush.
“Maradona ha sido uno de los grandes artistas de mi tiempo”, destacó Víctor Hugo Morales, un popular relator uruguayo que le puso voz al segundo gol de Maradona a los ingleses en 1986. “Como los maestros de la música y de la pintura, ha desafiado nuestro intelecto, ha enriquecido el espíritu, se nos ha anticipado en la percepción del mundo que nos rodea. Nadie me ha emocionado a más y me dejó en tal asombro como Diego”.