Jiribilla Costeña
» El Brujo Chiripero
] Acapulco Press.
Cuenta Eduardo Evaristo, en su libro «El Gran Farsante», que en 1999 Félix Salgado negoció en ‘billetes gringos’ la gubernatura con René Juárez desde antes de las elecciones del 7 de febrero, y que se quedó con el dinero que AMLO, entonces presidente nacional del PRD, le entregó en sus propias manos en Acapulco, para su campaña política.
La maleta que López Obrador le entregó, a eso de las 9 de la noche, en las oficinas del partido ubicadas frente al Centro Médico de Acapulco, «eran puras fajitas de billetes de 200 pesos!», narra el libro.
Dice Eduardo Evaristo que eso le alegró mucho, porque llevaba ya gastado medio millón de pesos en la campaña de Félix, y este seguía ‘sangrándolo’ inmisericordemente.
Al abrir la maleta, Eduardo se llenó de alegría y le dijo a Félix: «Ahora sí hay lana; ahora sí me vas a ayudar, ya no tengo ni qué chingados vender».
Adusto, Félix le respondió: «De ese dinero no se va a tocar ni un pesos; así como está (la maleta) se va al banco».
«Si lo usamos es como si estuviéramos aceptando las condiciones que Andrés Manuel me quiere imponer; él quiere decirme quiénes van a formar mi gabinete y eso a mi no me conviene. ¿Por qué crees que que nos traen recurso hasta ahora? ¡Por que saben que vamos a ganar! Y yo no estoy de acuerdo en que gente que no se anda fregando con nosotros esté en mi gabinete.
«Mira, cocho: yo voy a poner pura gente como ustedes, que se están partiendo la madre conmigo; que se están ganando el cargo. Con este dinero (Andrés Manuel) ha de decir: «ya tengo amarrado a Félix!», ¡pues no! Eso no lo voy a permitir. Mira, Evaristo, vamos a seguir echándole todas las ganas, como lo estamos haciendo».
Esto provocó la reacción inmediata de Evaristo.
«¡No, Félix! Esto ya está de la chingada para mi. Yo ya no encuentro la puerta, ya no se ni qué chingado vender para seguir metiéndole a la campaña. ¿Por qué, mejor, agarramos un poco de ese dinero y luego lo reponemos? ¡Al cabo quién chingado se va a dar cuenta! Lo vamos a saber tú y yo nada más; ¡no seas cabrón! Todavía falta un buen trecho y hay que seguir gastando.
–¡Que no, Evaristo!– le espetó Félix. «Ya te dije que que no; no se va a tocar nada de aquí (de la maleta). Haz lo que puedas hacer y ya. ¡Y de esto que acabamos de hablar, no se lo digas a nadie!
Y ahí comenzó el distanciamiento con quien le había dado todo a Félix Salgado Macedonio, que llegó al PRD como arribista, sin amigos, sin contactos, sin dinero, sin experiencia política.
Cuando Félix se enteró que Eduardo Evaristo lo abandonaba, tras descubrir sus embusterías, negociaciones oscuras a espaldas del PRD, de sus seguidores, de sus mejores amigos y hasta del presidente nacional del PRD, Andrés Manuel López Obrador, lo mandó llamar para tomarse un café, a las 10 de la mañana, en el hotel Continental.
Eduardo llegó puntual, acompañado de su pareja, Martha Bermúdez López.
–¡Cocho, si yo te quiero como a un hermano!–, le dijo Félix, bañado en lágrimas. «¡No me dejes, cabrón! ¡Vamos a ganar! ¡Esta lucha es también tuya!
Al quite salió la pareja de Eduardo: «¡Ojalá esas lágrimas fueran sinceras! Pero con usted no se sabe, ya que siempre está diciendo mentiras. Eduardo realmente lo estima y a mi me consta, ¡y no es falso como usted!
Lamentablemente, Eduardo Evaristo Longares sucumbió a la argucia de Félix Salgado Macedonio.
Tarde descubrió su gran y estimado amigo no sabía ni un ápice de lealtad ni de amistad.
Evaristo sufrió más traiciones y desgastes económicos hasta que se quedó en la ruina. Cuando Félix vio que ya no le era útil para pagarles sus comidas, propaganda y movimientos, ¡ni las gracias le dio!
. . .
En 1998 Félix no era el candidato de Andrés Manuel López Obrador, sino el exdiputado federal Pablo Sandoval Ramírez, padre de Pablo Amilcar Sandoval Ballesteros, porque López conocía algunas ‘chapucerías’ de Félix, pero no tuvo de otra, a fin calmar las huestes perredistas que lo aclamaban como candidato. Pero desde que ‘vendió’ la causa a René Juárez lo mantuvo vigilado y a distancia. De hecho, rehusaba entrevistarse más con él.
Curiosamente, en 2021 ocurrió lo mismo. Félix no era el ‘bendecido’ de AMLO ni el CEN de Morena, pero el Presidente cedió a las presiones, para evitar fracturas en su partido.
Habilidosamente, CEN de Morena y AMLO dejaron correr una denuncia penal por abuso sexual para mantenerlo a raya. ¡Cualquiera hubiese metido las manos al fuego por su candidato! Pero López Obrador, acostumbrado a hacer justicia con ayuda ajena, para lavarse las manos, esta vez dejó en poder de la justicia deliberar el retiro o la permanencia de su candidatura al ‘El Toro sin cerca’. Curiosamente, a la primera denuncia, se sumó otra.
Para nadie es un secreto que, siendo Félix el precandidato casi oficial de su partido. AMLO le mantiene ‘sanas distancias’.
Fue cuando Félix Salgado asumió la presidencia de Acapulco (2005-2008) que Eduardo Evaristo Longares –cofundador del PRD en Guerrero y prácticamente el Dr. Frankenstein que creo al ‘monstruo’ de Félix Salgado, que publicó «el Gran Farsante», narrando con detalles cada una de las transas y embusterías del ‘toro sin cerca’ contra el partido, contra AMLO mismo y contra la causa perredista en Acapulco y Guerrero.
Se sabe que envió una copia del libro a su amigo López Obrador, para enterarlo hasta de los actos inmorales de su ex candidato en 1998. Es casi obvio que AMLO sabe de los asechos del depredador sexual en los campamentos de sus seguidores, en busca de ‘carne fresca’ para ‘lamerse los bigotes’, tal como describe Evaristo en «El Gran Farsante».
Personalmente, Evaristo Longares también confesó a este periodista que Félix Salgado le ofrecía comprarle todas las copias del libro… y un cargo.
Para no ahondar en detalles, Eduardo Evaristo Longares finalmente fue reportado como desaparecido el 25 de diciembre de 2013, cuando fungía como delegado de Transportes en Arcelia, Tierra Caliente, región natal de Félix Salgado Macedonio. A la fecha, ninguna autoridad ha emitido resultado alguno de su búsqueda.
Evaristo Longares dijo también que la delegación asignaba estaba «de la chingada», pues Juan Larequi Radilla, ex director de la Comisión de Transportes en Guerrero, le había comisionó a poner orden con transportistas liderados por la maña y la delincuencia organizada. No dudó que a lo mejor se lo «cargaba la chingada».
Refirió que ya había solicitado al Gobernador Ángel Aguirre que lo cambiaran a Acapulco o Chilpancingo, pero en respuesta adujo que lo querían mandar más arriba de Arcelia, y que mejor estaba a punto de renunciar para dedicarse a darle mantenimiento a sus microbuses.
A Evaristo no lo dejaron en paz, pese a que intentó poner orden en el transporte público de la región.
Poco a poco fue rehusando las llamadas de sus amigos periodistas.
El 25 de diciembre de 2013 fue publicado en medio que Eduardo Evaristo Longares se hallaba desaparecido y su familia temía por su vida.
Su pareja, Martha Bermúdez, ha guardado silencio.
Casi una década ha pasado…
La última vez que se entrevistó al ex gran amigo de Eduardo, a saber, Félix Salgado –en diciembre pasado–, y se habló de Evaristo, el ‘toro’ solo preguntó, tácito: «¿Y ese cabrón donde anda?»
–Desaparecido, desde 2013.
El ‘Toro’ peló los ojos y platicó de otros temas ‘más a amenos’
Los originales del libro quedaron en poder la pareja de Eduardo.
Del resto de la edición no se sabe más.
Dicen que ‘personas desconocidas se encargaron de colectar las copias vendidas y regaladas… salvo aquellas que ‘siguen haciendo historia’.
2021: ¿AJUSTE DE CUENTAS?
De usted sean las conclusiones.
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