E d i t o r i a l
Mario Moreno Arcos se ha convertido en figura emblemática innegable del PRI Guerrero ante la opacidad fortuita de Alejandro Bravo Abarca, quien como presidente estatal del partido tricolor se ha convertido en una simple sombra más del exgobernador Héctor Astudillo, a quien debe la presidencia del Comité Directivo Estatal y los ‘chispazos políticos de fotografía’ cada vez que lo acompaña a alguna gira de cortesía por el Estado, porque por cuenta propia Alejandro luce cansado y desangelado hasta cuando camina. Se le acabó el ímpetu, la inspiración y hasta el liderazgo… si haber hecho campaña a la sombra de sus patrocinadores se pudo llamar liderazgo. Y es que en cuestiones de posicionamientos políticos y defensa partidistas ha tenido más valor para alzar la voz la añorvista María Del Pilar Vadillo Ruiz, secretaria general del PRI Guerrero, que de quien se espera debe cumplir la enmienda de asumir el rol de jefe partidista de la supuesta segunda fuerza político opositora del Estado. Lamentable, lastimera y penosa imagen la de Alejandro Bravo como dirigente estatal del Revolucionario Institucional. No, no es culpa de Mario Moreno ser querido y vitoreado por propios y extraños, priístas, perredistas y hasta morenistas; brillar tanto en el PRI, pese a sus anteriores rabietas de abandonar el partido donde es general para irse de soldado raso o cabo a otro donde tendría que hacer muchos méritos para aspirar algún cargo de elección popular o dirigencia. Mario se ha posicionado tanto que mediática y políticamente casi nadie se acuerda que el presidente estatal del PRI se llama Alejandro Bravo. De seguir sin timonel, evidentemente, el PRI Guerrero no solo causará lastimas en 2024 sino que, como vaticinó el recién autoexiliado priísta Ricardo Taja Ramírez, en Guerrero daría inicio la inevitable extinción del otrora partido apabullador que ganaba de todas, todas, y sabía reponerse de los fracasos que le propinaban. Ahora que está de moda ‘cambiar de opinión’, no estaría mal mandar a la banca a Alejandra Bravo a oxigenarse y darle la oportunidad a Mario Moreno de demostrar ese liderazgo que demostró como candidato a gobernador en la pasada elección 2021, donde desde ceros se impuso ante la adversidad al grado que, de no ser por las traiciones y la Elección de Estado que enfrentó, hoy sería el Gobernador Constirucional de Guerrero.
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