* Misoginia y violencia política de género
Epístolas Surianas
» JULIO | AYALA CARLOS
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HAY QUE DECIRLO. NO DEBERÍA SORPRENDER lo que Zeferino Torreblanca Galindo dice. Y es que, en efecto, la lengua no tiene huesos, y la del exgobernador, menos, de tal forma que cuando habla, y lo hace muy seguido, dice sandeces, producto de su narcisismo pero también de ese invento de superioridad que dice tener, y no tiene.
Por supuesto, no sólo miente, insulta o calumnia, pues el objetivo es decir cualquier cosa con tal de acaparar la atención pública, aunque para darle un toque de veracidad también dice algunas verdades, como las que hizo en referencia al exrector de la Uagro, Javier Saldaña Almazán, o la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez.
No. No sorprende que el exgobernador se crea juez, sólo porque se siente superior a todos, propio de quienes creen que lo saben todo, aunque en el fondo no sepan nada.
Así es, diría el Maestro. Los recientes señalamientos lo dibujan tal cual: boca floja, buscapleitos, insoportable, mamón, como la mayoría de los empresarios, hambreadores del pueblo, quienes por tener dinero suponen que pueden decir y hacer todo lo que quieran.
Ciertamente no son nuevos los pleitos de Torreblanca Galindo, incluso con los que fueron en su momento sus compañeros de partido. No los bajaba de “come heces”, de ignorantes y buenos para nada, a pesar de que lo hicieron su candidato y gobernador del estado.
¿Y quién no recuerda su pleito con el entonces secretario general de Gobierno, Armando Chavarría Barrera, quien fue ejecutado en su periodo de gobierno, cuando el hoy extinto era el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado?
¿Se acuerdan del pleito con el entonces presidente municipal de Chilpancingo, Héctor Astudillo Flores, cuándo éste defendía su gobierno y le exigía a aquel cumpliera con él?
Por supuesto, no son los únicos pleitos. También los ha tenido con su propia familia, y en especial con su señor padre, quien en su momento lo acusó de despojo, o lo que es lo mismo, de querer quitarle su dinero, y aunque después recompusieron su relación, queda el hecho como ejemplo de lo quien gobernó Guerrero.
¿Y de su amigo del alma? El diputado local que también fue asesinado en su gobierno…
No extrañan pues los pleitos, lo mismo con quienes en su momento fueron sus compañeros de partido, como con quienes considera adversarios y enemigos políticos. Lo cierto es que, para él, todos son ineptos, inútiles, ignorantes y buenos para nada, salvo él, que se cree el que sabe, el que sí conoce, y el único que puede hacerlo bien.
Sí. Para Zeferino, todos son analfabetas funcionales, incluso muchos de los empresarios con quienes se reúne. Nadie está preparado más que él, nadie conoce como él, y en suma, nadie es mejor que él.
Claro. Nadie lo toma en serio, y eso que cada vez el tono que emplea es mayor. Pues lo que importa es atraer la atención de todos. Por eso es que en esta ocasión se fue contra quien gobierna el estado, es decir, Evelyn Salgado Pineda, a quien le cuestionó la curva de aprendizaje. ¿No se acuerda que el comienzo de su gobierno fue un desastre?
Zeferino, por cierto, presume de haber hecho un gobierno, pero lo cierto es que en materia de seguridad pública fue un desastre, precisamente lo que critica, por ejemplo, en Acapulco. Así lo dijo: “ni quiero ni puedo”, en referencia a la violencia e inseguridad pública que asentó sus reales en Guerrero.
En fin, decíamos al principio, que la lengua no tiene hueso, y por eso el exgobernador dice sandeces, salpicadas con algunas verdades para dar muestras de que lo que señala es verdad, como cuando se refiere a la alcaldesa porteña y al exrector que tiene secuestrada a la Uagro, a la que otra vez pretende saquear por tercera vez.
Claro, Zeferino hace uso de su libertad de expresión, consagrada en la Constitución, la cual expresa los límites de la misma. Lo que sí es cierto es que, dirían las feministas, es un misógino, que además ejerce violencia política en razón de género.
Zeferino, por cierto, presume de haber hecho un gobierno, pero lo cierto es que en materia de seguridad pública fue un desastre, precisamente lo que critica, por ejemplo, en Acapulco. Así lo dijo: “ni quiero ni puedo”, en referencia a la violencia e inseguridad pública que asentó sus reales en Guerrero.
En fin, decíamos al principio, que la lengua no tiene hueso, y por eso el exgobernador dice sandeces, salpicadas con algunas verdades para dar muestras de que lo que señala es verdad, como cuando se refiere a la alcaldesa porteña y al exrector que tiene secuestrada a la Uagro, a la que otra vez pretende saquear por tercera vez.
Claro, Zeferino hace uso de su libertad de expresión, consagrada en la Constitución, la cual expresa los límites de la misma. Lo que sí es cierto es que, dirían las feministas, es un misógino, que además ejerce violencia política en razón de género.