El Santo Oficio
Ángel Miguel Blanco
massiosare@msn.com
] Twitter e Instagram: Mr Papazito
Desde mi particular punto de vista, los medios de comunicación comprometidos con la responsabilidad de informar, imparcial y profesionalmente a la sociedad, deberíamos evitar, tal como lo hacemos algunos con los actos del crimen organizado, magnificar las «hazañas» de los delincuentes juveniles de la Escuela Normal Rural «Isidro Burgos», de Ayotzinapa, porque difundir, publicar sus actos vandálicos solo les fomenta el ego, los fomenta a seguir teniéndonos de «rodillas», como «espectáculo público», como el «hazmereír» de México ante el mundo, además de que también les fomenta el ‘animal’ que llevan dentro, para seguir delinquiendo. Magnificar sus «hazañas» es como decirles «¡bravo, hurra, síganle, van bien, el pueblo les aplaude de pie!».
O para cumplir con el deber de informar, ¿qué les parece si se trasmite lo que hacen –sin desprestigiar su lucha ni suprimir sus desmanes–, a fin de tener informada a la ciudadanía, pero sin magnificar sus actos vandálicos con imágenes y videos?
Sé que pido «imposibles2, sobre todos para los periodistas noveles, ávidos de exclusivas y de destacar en el periodismo, pero está compronado que ignorar es el remedio más efectivo contra los protagonistas, los simuladores y los inconformes de todo y nada.
¿’HABEMUS’ GOBERNADOR O FUE UNA ‘TRAVESURA’ DE HALLOWEEN?
En contraparte, lo mejor sería exhortar al gobernador interino, Salvador Rogelio Ortega Martínez, a asumir su responsabilidad como autoridad de Guerrero, a demostrarnos su capacidad, a demostrarnos por qué confiaron en él, tanto el Congreso del Estado como el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para imponérnoslos como el mesías que devolvería a Guerrero su dignidad, su estabilidad, su paz social, en lugar de barbearlo –con evidentes fines ‘chayoteros’– en columnas y notas periodísticas donde se exalta su acervo académico, casi científico, pero no se dice nada sobre si tiene o no la capacidad para gobernar, pues una cosa es que sea universitario y otra que tenga el don político de la administración pública.
Hay elementos suficientes para imponer el orden, para evitar el atropello de los derechos constitucionales y universales de terceros, en el caso que compete a los desmanes de los ‘ayotzinapos’, pero pareciera que Ángel Aguirre jamás se hubiera ido.
¿»Habemus» gobernador o fue solo una travesura de «Halloween»?
¿Nombraron a Rogelio Ortega para imponer orden y devolverle a Guerrero la paz social o para andar en el DF dando entrevistas de televisión para seguir alegando que son falsos sus nexos con las FARC?
¿Nombraron a Rogelio Ortega para que sea un espectador mas de los desmanes de los ‘ayotzinapos», o para gobernar?
Si así son las cosas, «¡el que sigue, por favor!»…
Se suponía que si nombraron a Rogelio y él acepto, gustoso, el cargo de gobernador interino, es porque estaba consciente de la responsabilidad que aceptaba.
Con este supuesto como base, considero que no es valido que sus defensores salgan al quite con los ridículos argumentos de «dejen que se acomode en la silla y planee que va a hacer«, ¡porque eso debió haberlo previsto antes de tomarse la foto para el Curriculum, jurando protesta como gobernador interino de Guerrero!
Si así fue, Rogelio… ¡ya también levántate y anda, Gobernador! La casa se te quema, y tú roncando…
EMPACHO DE PROMESAS
No podemos dejar de soslayar el hecho que Salvador Rogelio Ortega Martínez lleva apenas horas y días en el poder, pero ¿es con palabritas y promesas de redes sociales como piensa construir el «gran Guerrero que todos queremos», señor Gobernador interino?
¿Es con tibieza y brazos cruzados como piensa cumplir «con responsabilidad (la) amplia voluntad de ejercer la gobernabilidad en #Guerrero»?
¡No Sr. Gobernador Interino: «Jesús es verbo, no sustantivo»!.
De promesas ya se ‘empachó’ Guerrero; la sociedad guerrerense quiere acciones, quiere un Gobernador, en el estricto sentido de la palabra, un hombre capaz, sin nebulosos pasados,que esté en Guerrero, que gobierno con la Constitución en la mano, no a través de los medios de comunicación –el rol de de «Gobernante de Papel» ya lo ocupó Ángel Aguirre y por eso se fue–, porque el vedetismo, los apapachos, las simulaciones, las buenas intenciones, no tienen cabida en Guerrero, donde urge un «salvador» de convicción, no solo de nombre.
Qué pena que usted, el gobernador universitario, el académico, el científico, sea todavía de la «generación cavernícola» que piensa aún que la «aplicación de la ley» es fomentar la violencia.
¡No le queda, ni de broma, a un gobernador culto alegar que «mi gobierno no actuará con violencia, porque esa actitud genera más violencia».
¿Cual es la señal que pretende enviarnos con estos mensajes: ¿Que le quedó grande la silla?
¡Qué gran «oso»!
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