México en un mundo de caos
» Olga Pellicer
] Apro
Desde hace algunos años la literatura sobre relaciones internacionales comenzó a dedicar atención a los problemas de “un mundo en caos”.
Formaban parte de ese caos el desconocimiento de normas del derecho internacional que se creían firmemente establecidas; el debilitamiento de alianzas tradicionales del mundo occidental, entre las que se encontraba, por ejemplo, la OTAN; el retiro de Estados Unidos de diversos organismos especializados de las Naciones Unidas; el surgimiento de China como un poder innegable que extendía su influencia a través del mundo; la resistencia en gran número de países a adoptar compromisos para enfrentar problemas globales.
Adentrados ya en la tercera década del siglo XXI, el mencionado caos no retrocede; por el contrario, se profundiza. El motivo principal es la pandemia, cuyos efectos devastadores sobre la salud y la economía se mantienen. Las grandes esperanzas depositadas en la vacuna comienzan a esfumarse y surgen, en cambio, el escepticismo y el temor. El proceso de vacunación ha sido muy irregular; ha tenido éxito en unos cuantos países ricos, pero la mayoría se encuentra muy lejos de poder completar la vacunación de, al menos, 30% de la población y en numerosos países de África y otros continentes todavía no se aplica la primera vacuna.
Paralelamente, la aparición de nuevas cepas más resistentes y mortales ha despertado la alarma en el mundo entero. Es evidente que semejante amenaza hace muy incierta la recuperación de la situación económica y social que se encuentra tan dañada.
En otro orden de cosas, la rivalidad entre China y Estados Unidos por la hegemonía mundial es el telón de fondo frente al que se desarrollan guerras comerciales, nacionalismos económicos que se creían superados, desconfianza entre antiguos aliados e incertidumbre sobre el alcance y significado de adelantos tecnológicos muy valiosos pero de consecuencias impredecibles.
El regreso de Estados Unidos al escenario internacional, bajo el liderazgo del demócrata Joe Biden, ha dado un suspiro de alivio después del capítulo tan disfuncional para la cordialidad entre los líderes mundiales que representó el comportamiento internacional de Donald Trump. La participación de Biden en la reunión del G7 y, después, en la reunión de la OTAN fue positiva para la cohesión de los países más industrializados y para la recuperación del sentido de identidad de los miembros de la alianza atlántica. Dejó, sin embargo, dos preocupaciones: la primera, el cumplimiento incierto de los compromisos acordados por Biden debido a la estrecha mayoría que tiene el Partido Demócrata en el Congreso y las posibilidades de que la pierda en las elecciones intermedias de 2022.
La segunda es la incorporación de China en el ideario de la OTAN que por primera vez se refiere a ella como un país “cuya influencia creciente y políticas internacionales pueden presentar retos que debemos enfrentar juntos como aliados”. Esta frase despierta el temor a una segunda Guerra Fría, cuyas consecuencias serían muy negativas para la paz y la estabilidad mundiales.
Desde el punto de vista regional, América Latina es uno de los espacios más dañados en el mapa de la política internacional. La región se encuentra atorada entre el bajo crecimiento económico, la desigualdad ancestral y la violencia en ascenso. La pandemia profundizó esos males al haber tenido sus efectos más negativos entre los grupos desfavorecidos de la población, entre quienes el índice de letalidad ha sido muy elevado, y al incrementar las dificultades para recuperar los niveles de empleo que se tenían antes de la misma.
A los problemas anteriores se suma la polarización intensa dentro de sus sociedades, el fracaso de sus instancias de cooperación y concertación política, la mayoría de las cuales están debilitadas, como la Alianza del Pacífico; a punto de desaparecer, como la CELAC, o francamente ya inexistentes, como la Unasur.
El desdibujamiento de América Latina como región capaz de expresarse con una sola voz la convierte en un actor irrelevante dentro de las luchas que se den para reconfigurar el orden internacional para mediados del siglo XXI. No están a la vista posibles liderazgos latinoamericanos, causas y objetivos comunes, identidades compartidas o principios a defender.
La posición de México en esas circunstancias llama la atención por lo que fue y lo que ya no es. Durante el siglo XX México desempeñó un papel importante en el desarrollo del orden jurídico internacional a través de su notable participación en los foros jurídicos de Naciones Unidas. Dejó también una huella muy honda en los esfuerzos para acotar el peligro siempre presente de las armas nucleares, dado su papel definitorio en la creación y adopción del Tratado de Tlatelolco, el cual hizo de América Latina la primera zona del mundo libre de armas nucleares.
En el ámbito regional, México se distinguió por haber creado, en los años difíciles de la Guerra Fría, el primer foro de concertación política para asuntos de seguridad en América Latina: el Grupo Contadora para la pacificación de Centroamérica que antecedió la creación del Grupo de Río, la instancia de concertación política que, durante muchos años, permitió tener posiciones comunes ante diversos temas de la agenda de la Asamblea General de la ONU.
Algunos años más tarde, en la segunda década del presente siglo, México fue el promotor y creador de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), organización que preside actualmente sin demasiadas esperanzas de lograr que sobreviva, dada la indiferencia de algunos países que la han abandonado, como Brasil; las carencias de financiamiento y el ánimo generalizado de indiferencia hacia sus trabajos.
Aquellos años de participación activa y prestigio en foros multilaterales pertenecen al pasado. El actual gobierno del presidente López Obrador ha sido congruente con su decisión de no mirar hacia el exterior (con la única excepción de la relación con Estados Unidos, único país al que ha viajado) por considerarlo una distracción innecesaria para sus propósitos de transformación interna.
Así, México está en un mundo en caos, sin interés ni posibilidades de contribuir a la búsqueda de caminos menos inciertos y riesgosos.
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Manuel Añorve | «Sí, a la gobernabilidad»
Tercera Vía
» Ernesto Rivera Rodríguez,
Facebook ] Ernesto Rivera
El trabajo Parlamentario, se hace en función de obtener una mayor gobernabilidad en el país, por ello la fracción Parlamentaria del PRI a la que pertenezco, nos esforzamos por llevarla a cabo dentro y fuera del recinto Parlamentario, día con día.
Esto fue como una lectura entre líneas, en este caso entre frases del senador Manuel Añorve Baños, ante los medios de comunicación, cuyo énfasis se planteó en las iniciativas que el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, que ya a anunciado a la opinión pública, esto desde su estrado en la mañanera. La reforma energética, la integración de la Guardia Nacional a la Sedena y el asunto tan manoseado de la permanecia del INE.
De estos temas, enfatizó sobre la reforma energética la necesidad de transitar a las energías limpias, y aprovechando el tono, señaló que propondrá un punto de acuerdo ante… para que compadezca entre otros funcionarios de primer nivel el director de la CFE Manuel Bartlett.
Añorve Baños en su incansable quehacer político ha estado y está en el fiel de la balanza como pocos políticos guerrerenses, su estilo y forma, como el tono que ha alcanzado en su vida política, en momentos con un frenesí pocas veces visto, se ha encontrado en las antipodas de la carátula del reloj de su propia carrera, provocando a su propio destino que incansablemente provoca ante la dicotomía de admiración y repudio del respetable.
Así desde el Senado de la República o desde cualquier espacio público Manuel Añorve Baños sigue tallando su propio destino.
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¿Quién para el PRI Guerrero?
Un Rapidín
» Ángel Irra Carceda
) angelirracar@hotmail.com
Facebook | angel.irracarceda.7,
En caso de que finalmente los tribunales electorales determinen que la impugnación del resultado electoral del 6 de junio en Guerrero es improcedente, los priistas guerrerenses tendrían que enfocar sus baterías en la reorganización de su partido.
Todos sabemos que las derrotas son huérfanas y que, normalmente, generan una cascada de acusaciones, de culpas, de señalamientos de “traidores” a la causa.
En medio de ese escenario se encuentra Mario Moreno Arcos, quien desarrolló una gran campaña para ganar, y una vez que se declaró a Evelyn Salgado Pineda ganadora de la contienda por la gubernatura, procedió a impugnar el resultado comicial.
En la disputa por la gubernatura, en el 2005, Héctor Astudillo Flores -seguro estoy- tuvo en sus manos elementos para impugnar el resultado electoral que le fue adverso ante Zeferino Torreblanca.
Cochinada vil, porque su “derrota” la fraguaron desde muchos antes, desde el Centro del país.
Héctor decidió no proceder, y en su dolencia por el resultado y las circunstancias en que se dieron, dejó en claro a sus seguidores y equipo que ahí no terminaba su proyecto, que continuaba. Y lo logró.
Ahora, en el Guerrero priista, si se confirma la victoria de Evelyn Salgado, no hay otro personaje más que Mario Moreno para tomar las riendas del PRI estatal.
Para su servidor, sin apasionamientos, Mario Moreno es el relevo natural en la dirigencia estatal del PRI.
No es por nada, pero conoce al partido desde sus entrañas. Sería el gran conciliador entre los ahora grupos priistas en pugna empecinados en culpar a muchos por la eventual derrota.
Si entre los priistas ahora se despedazan entre unos y otros, los de enfrente les estarán agradecidos.
Y lo mismo pasaría entre los perredistas, que -curiosamente- su voto desapareció el 6 de junio. ¡Ajá!
La adversidad genera reflexiones, y también debe convertirse en el punto, la base del relanzamiento. No sería la primera vez.
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Un paso más en la militarización | fuera máscaras
Las promesas de campaña de López Obrador vislumbraban la intención del retorno paulatino de los militares a los cuarteles, a fin de que la seguridad pública quedara en manos de fuerzas civiles. Todo ello se convirtió en una esperanza vacía cuando se impulsó la creación de la Guardia Nacional.
» Ana Lorena Delgadillo Pérez y Eduardo Rojas Valdez
] Apro.
¿Qué puede llevar a un país a ampliar cada vez más las facultades de las fuerzas armadas? ¿Cuál es el mensaje que manda a sus ciudadanos y ciudadanas y al resto del mundo? Son preguntas que nos hacemos millones de mexicanos y mexicanas, y cuyas respuestas el gobierno aún no logra concretar sin generar más preguntas y una profunda preocupación.
Las medidas extraordinarias han sido una regla en materia de seguridad y justicia para este país, a pesar de que lo extraordinario es, por definición, temporal y excepcional, pues su propósito es generar condiciones para el retorno de las medidas ordinarias y, por tanto, permanentes. No obstante, militarizar se ha convertido en la regla; mientras que la formación de policías ciudadanas, honestas y cercanas a la gente es la excepción. La regla es ocupar a las fuerzas armadas para frenar y deportar migrantes; la excepción ha sido implementar con éxito políticas públicas y acuerdos que atiendan las causas de la migración forzada y permitan un tránsito seguro.
La historia de la militarización no comienza en este sexenio. A pesar de que es posible encontrar antecedentes de esta estrategia en sexenios previos, la llamada “guerra contra las drogas” de Felipe Calderón marcó un antes y un después para México. A partir de su decisión de incrementar la presencia de las fuerzas castrenses con el objetivo de combatir estructuras criminales, ha sido imposible frenar la violencia, que incluye el incremento de homicidios dolosos y violaciones de derechos humanos, según cifras oficiales. Posteriormente, Peña Nieto creó la gendarmería en el seno de la Policía Federal con un importante componente castrense e intentó “legalizar” la participación de las fuerzas armadas por medio de la Ley de Seguridad Interior, misma que sería invalidada por la Suprema Corte al considerarla un “fraude a la Constitución”.
Las promesas de campaña de López Obrador vislumbraban la intención del retorno paulatino de los militares a los cuarteles, a fin de que la seguridad pública quedara en manos de fuerzas civiles. Todo ello se convirtió en una esperanza vacía cuando se impulsó la creación de la Guardia Nacional para encargarse de la seguridad pública e involucrarla en tareas de administración de justicia. Aunque fue definida como una corporación civil, en su diseño se previó una fuerte participación castrense. Al menos, se fijó un plazo de cinco años para la retirada de las fuerzas armadas de las tareas de seguridad pública, cuya participación sería extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria, requisitos que fueron echados por la borda con el acuerdo presidencial del 11 de mayo de 2020.
Los deseos del presidente se impusieron a la Constitución, pues de facto la Guardia Nacional se convirtió en un cuerpo militar —con incipiente participación de los integrantes provenientes de la extinta Policía Federal—. Las decisiones más relevantes en torno a su funcionamiento, conformación y operación fueron tomadas por la Secretaría de la Defensa Nacional, que asumió en los hechos la responsabilidad de proveer seguridad ciudadana, al igual que de otras tareas, como la supervisión de medidas cautelares y la suspensión condicional del proceso.
Como era de esperarse, la formalización de la intervención de los militares en las tareas de seguridad pública, ya sea con el nombre de Guardia Nacional o directamente con base en el acuerdo militarista, no supuso un cambio en los resultados; al final del día, las fuerzas armadas ya se encontraban en las calles sin que hubiera una disminución de la violencia.
Recientemente, el presidente anunció tres reformas constitucionales, entre ellas, una que propone la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional. Hasta cierto punto, se trata de la constitucionalización de lo que ya opera de facto, prescindiendo de cualquier máscara sobre su naturaleza civil; sin embargo, también pone en riesgo la meta declarada en la Constitución: al cabo de cinco años las fuerzas armadas deben dejar las tareas de seguridad pública, incluyendo su participación en la Guardia Nacional. Para lograrlo, la Constitución exigió la aplicación de programas para el fortalecimiento de los cuerpos policiales estatales y municipales, según el régimen transitorio de la enmienda constitucional del 26 de marzo de 2019. La apuesta debería estar en estas policías civiles y no en las fuerzas armadas, pero de nueva cuenta, existe una resistencia de abandonar la excepcionalidad.
Uno de los termómetros de la pérdida de la democracia es la expansión del poder militar en distintas esferas de la vida pública de un país. Frente a esto se vuelve relevante que en caso de que se materialice la amenaza de López Obrador de llevar a cabo esa reforma, contemos con un poder legisltivo y un poder judicial capaces de hacer contrapeso, así como una ciudadanía atenta a estas pulsiones autoritarias y exigente de normalidad democrática. Migrar a un país con una mayor militarización traerá consecuencias irreparables. Basta mirar a otros países de América Latina.
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Clase media | En homenaje a López Velarde
» Mauro Gonzalez-Luna
] Proceso.
Son los poetas, alma, inspiración y motor de transfiguraciones colectivas, de las clases medias, y éstas de las democracias vibrantes. Sin poetas, no hay revoluciones: Miguel Hernández, Martí, Mistral, Yeats, Tagore, López Velarde y tantos más. Sin clases medias no hay democracia que valga. Este 19 de junio de 2021 marca el centenario de la muerte del poeta nacional, Ramón López Velarde, de Jerez, Zacatecas. Él le cantó a la Suave Patria para que no muriera su ánima y su estilo. Sea éste un modesto homenaje a tan gran poeta, muerto a los 33 años, la edad perfecta; y a la vez, un anhelo de retorno a la Suave Patria.
López Velarde, abogado, maderista, católico ferviente, y por vocación, poeta, el poeta nacional de ayer y de siempre. Su numen tempranero, Fuensanta, la Beatriz mexicana. Fuertemente influenciado por el genio de Lugones que un día dijo: «al promediar la tarde de aquel día, cuando iba mi habitual adiós a darte, fue una vaga congoja de dejarte lo que me hizo saber que te quería».
Ramón: fuiste par de Baudelaire y Péguy, dos altos nombres de la escritura, y te hablo de tú porque eres nuestro poeta. Estoy hablando de cumbres del arte, de la cultura, que salvan a la política, devolviéndole su sentido de servicio, de humanismo integral, pues como dijo Dante: estamos hechos para el coraje y el conocimiento.
Desde antiguo se enfrentan dos filosofías en la arena política: la del poder, fundada en la división generadora de violencia y enfrentamiento entre ricos y pobres, y la de la educación formadora de personalidad, basada en la nobleza de ánimo que fecunda verdaderas transformaciones y procrea clases medias creativas.
La filosofía del poder apunta y promueve la guerra de clases, el egoísmo político de facción que produce dislocamientos sociales. Frente a ella, la filosofía del saber ser y hacer. Ésta postula una manera de ser del cuerpo político que fomenta la generosidad y la amistad cívica, porque entiende que el Estado saludable es una «asociación en una vida común dirigida a un bien general».
Las clases medias son las guardianas que impiden que las clases altas sufran confiscaciones injustas y que las clases pobres sufran de insultos y opresiones, como dice Platón en la República. Las clases medias son la «cura aristotélica» para los males que anidan en toda oligarquía y en toda demagogia. Ésta derivando en unipersonal poder tiránico y militarizado para perpetuarse.
Las clases medias aseguran el equilibrio social y el pluralismo en la repartición de derechos y cargas cuando predominan en una sociedad. Lo aseguran porque sirven de árbitros naturales de los pugilatos entre ricos y pobres, según la sabiduría antigua de Tucídides y Aristóteles, y según la moderna de los grandes teóricos sociales defensores de la democracia; son árbitros naturales pues «juzgan entre extremos, como la virtud, y están en contacto con ambos».
Son audaces al no resignarse a la mediocridad; son críticas al estar mucho más dispuestas a escuchar a la razón que las ricas que tiran al capricho, y que las pobres que tienden a someterse al dominador y sus dádivas; son culturalmente informadas porque aspiran legítimamente a lo mejor, leen, escuchan y sopesan opiniones a la luz de la realidad, no de espejismos en el desierto de las crisis decisivas. Más dispuestas a los deseos inteligentes y generosos, incluso al sacrificio.
Los regímenes desafectos a la democracia, adversarios del conocimiento, del espíritu de fineza pascaliano, se fundan en la sumisión o pasividad de las clases humildes y en la pusilanimidad convenenciera de las altas; por ello, deseñan a las clases medias que pensando y trabajando arduamente, se enfrentan al poder cuando vulnera el bien común.
Pero esa sumisión resignada de las clases pobres no está sujeta a determinismos políticos, a predisposiciones dogmáticas, ya que con frecuencia dichas clases son capaces de sacudirse con liderazgos honestos «la manipulación demagógica y el autoritarismo carismático, el caudillismo», según decir del pensador político de Harvard, Mangabeira Unger.
Las clases medias, si predominan, dirigiendo y poniendo delante ideas teñidas de valor, marcan rumbo y destino de una nación. Y ellas en ocasiones, hermanadas con las humildes y con integrantes de las altas dispuestos a la solidaridad para que impere la equidad económica, son capaces, como señala mi maestro Unger, de transformar «las incertidumbres del mundo en armas de enjundia política y conocimiento».
Son capaces de trocar los palenques políticos donde se despluman y hieren unos y otros, en ámbitos de tolerancia, respeto, camaradería, donde las pasiones se someten a la inteligencia, al bien comunitario, a la cultura, al derecho cuyo núcleo y fin es la justicia, pues no existe ésta sin su medio, el derecho.
La «pura justicia» al margen del derecho, de las leyes, es meramente la voluntad del más fuerte como queda demostrado en el diálogo del Gorgias donde el más sabio de los hombres, Sócrates, a través de su dialéctica, exhibe la falsedad de los sofistas embaucadores, de los Calicles y de su embotada retórica.
La Ciudad de México y muchos rumbos de la república se han convertido en puntas de lanza de una clase media protagonista de un porvenir mejor para todos, donde la vida y la Constitución valgan, y el luto por las 600 mil muertes por covid calculadas por la Universidad de Washington, por las víctimas de la L12 del Metro y por las de la violencia organizada y por muchas otras, quede acuñado en la memoria nacional, y el país vuelva a vivir «entre risas y gritos de muchachas y pájaros de oficio carpintero». Reír ahora en medio de tanta muerte y tragedia con solamente 12 % de la población totalmente vacunada (Oxford University), es vil, inhumano.
Clase media protagonista de un México unido por venir, «inaccesible al deshonor», «impecable y diamantino», que destierre los intereses facciosos disfrazados con lentejuelas verbales aptas para la bobería, y aspire a la realización fraterna del bien de la comunidad, al retorno al hogar como cifra de toda ética, a la Suave Patria del poeta que nos dio de su felicidad la llave:
«Moneda espiritual en que se fragua
todo lo que sufriste: la piragua
prisionera, al azoro de tus crías,
……».
«Patria, te doy de tu dicha la clave:
sé siempre igual, fiel a tu espejo diario;
cincuenta veces es igual el ave
taladrada en el hilo del rosario,
y es más feliz que tú, Patria suave».
Dedico este artículo con admiración, a la memoria del poeta jerezano; con afecto, a mi hija Federica María, joven y hermosa filósofa-poetisa; y con respeto, a la diputada Adriana Dávila Fernández, tlaxcalteca, legisladora guerrera, deseando que un día que apremia, haga reencontrar a su partido con sus orígenes fundantes, inspirados en la Doctrina Social Católica y sus principios de solidaridad y subsidiariedad que concilian justicia y libertad, y así, se restaure la cercanía con el pueblo, la frescura del alba y la «alianza insobornable entre los valores trascendentes y el pueblo todo».
] J. Mauro González-Luna M.
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Mario Moreno | En manos superiores veredicto final
Un Rapidín
] Ángel Irra Carceda.
Mario Moreno Arcos asegura que tiene los “pelos de la burra” para impugnar el resultado de la jornada electoral que favoreció a Evelyn Salgado Pineda, y tiene el pleno derecho de hacerlo.
Nada del otro mundo. No hay por qué espantarse, y más porque Mario Moreno afirma que presentará las pruebas suficientes de lo que sostiene fue una jornada electoral amañada.
Serán las altas esferas electorales las que le den la razón o no. Así de simple.
Nadie, absolutamente nadie, que presuma ser demócrata, puede ni debe desestimarle ese derecho.
Quienes le exigen reconocer ya el resultado a favor de Evelyn Salgado, olvidan que el presidente AMLO hizo lo mismo antes que Mario Moreno Arcos.
Es un derecho, admítanlo, si se dicen demócratas.
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En marcha protocolos para reconstrucción del tejido social en Acapulco
Tercera Vía
] Ernesto Rivera Rodríguez
«Hay quienes buscan la verdad, otros buscan la opinión».
] Platón
La política de Desarrollo Social en Acapulco a tomado un nuevo rumbo después de la desaguisada oportunidad que tuvo Milli Ramírez, que sólo busco los reflectores de su partido y los aplausos del respetable, amén de su incursión en un supuesto movimiento de izquierda denominado CTM progresista, como rémora de Morena.
Le quedó a deber a quien le depositó su confianza, la alcaldesa Adela Román Ocampo, y al propio pueblo de Acapulco. Buscó congraciarse con la opinión pública y no con la realidad de su delicada función, hoy en poco tiempo la Secretaria de Desarrollo Social del H. Ayuntamiento de Acapulco, al frente de la cual el secretario Silvestre Arizmendi Torres le ha dado una vuelta de timón con las riendas aplicadas a una verdadera tarea de entrega y compromiso con los acapulqueños.
Ninguna circunstancia ha detenido el trabajo, cuando otros funcionaron desde la calida protección de lo que hoy se conoce como «office home», desarrollo social del H. Ayuntamiento de Acapulco ha sido promotor de participación ciudadana en los mas insanos meses de la pandemia del Sarc2-Covid-19, que azotó el país, el Mundo y nuestro estado, abriendo en Acapulco vías de comunicación, de entrega de insumos de protección como despensas y diversos materiales para el mejoramiento de viviendas.
La visita del subsecretario de Gobernación Federal, Rabindranath Salazar Solorio, además de ser para revisar el avance de los programas oficiales, reafirmar el compromiso para construir la paz en el Puerto, fue un tácito reconocimiento a la labor que viene realizando en conjunto con la ciudadanía la dependencia municipal encargada de los programas que dispersa dicha institución en todo el país, registrándose en Acapulco con un alto nivel de transparencia en su ejercicio, en temas como poner en marcha acciones prioritarias para combatir la violencia y la reconstrucción del tejido social en Acapulco.
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¡Aunque Usted no lo crea!
Un Rapidín
] Con Ángel Irra Carceda.
Que desde sus mesas, los comensales no salían de su sorpresa el lunes, en el 100% Natural de Chilpancingo.
Hora de desayuno.
Por la mañana de ese día, compartieron mesa dos personajes que, en los hechos, no debían hacerlo.
Más, porque se supone que es violatorio a la ley.
Uno, el titular de la instancia investigadora (el “investigador”, pues), y el otro, el investigado por una presunta violación sexual.
De ese tamaño. El “investigador” y el investigado juntos. Compartiendo el pan y la sal.
Y ya sabrán, el “investigador” arropado por no pocos elementos de su seguridad, quienes dirigían sus miradas para uno y otro lado, incomodando a los demás clientes.
Pero ahí estaban, juntitos.
“Caray, Angel. En serio, se pasan. Ahora sabemos por qué esa averiguación por presunta violación sexual la siguen ‘perfeccionando’, por qué no la judicializan. Y menos lo harán ahora, porque dicen que ya ganó la gubernatura”.
La charla fue breve. Mi confidente se despidió, pues conductores de otros vehículos de atrás le sonaron el claxon para que avanzara en el suyo.
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Guerrero, franquicia entregada
Tercera Vía
] Ernesto Rivera Rodríguez.
En nombre de la ambición, que no de la política, en este proceso electoral 2021 se han cometido los más grandes abusos, traiciones y crimenes No antes vistos, producto No sólo de una «sociedad liquida», sino lo peor de una «política secuestrada», la política que se nos fue entre las manos.
Quiénes ganan en este proceso Electoral 2021?, la ambición, el perjurio, la traición, la mentira y la imposición oficial. Pierde la POLÍTICA, perdió Guerrero.
En el caso de Guerrero, la política fue dejada No de lado, sino tirada, arrumbada como concepto más que inservible, un estorbo como tal, para desde la tribuna mañanera hacer y deshacer a su antojo, mandando «al diablo las instituciones», «las vamos a desaparecer» amenazándolas por no cumplir con sus caprichos, versus Félix Salgado Macedonio.
No importo el encono social, las demandas en su contra, las manifestaciones en todos los niveles, locales, nacionales e internacionales, el haber perdido la candidatura pese al berrinche de su compadre, el de los zapatos sin bolear..se impuso la impunidad oficial con la mayor de la polarización ciudadana.
El prurito del slogan No robar, No mentir, No engañar, lo han tirado por la borda no sólo de la mañanera, sino de un discurso político salido desde la máxima expresión de Morena…hasta los niveles de la desaceada 4a Transformación, de lo cual son totales responsables, porque de la trillada frase «No somos iguales», con la vuelta tuerca pasamos a realidad, resultaron peores, con los mayores titulares.
Guerrero se enfrenta a la peor de sus crisis políticas y sociales de los últimos tiempos, arrasada y arrollada por las peores decisiones políticas avaladas desde el Palacio Nacional, peor no podemos estar. El » reality show» a comenzado, la franquicia ha sido entregada.
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Sin apasionamiento
Un Rapidín
] Con Ángel Irra Carceda
angelirracar@hotmail.com
Mario Moreno Arcos ha sido un excelente candidato a la gubernatura de Guerrero.
A unas horas de que con resultados oficiales se pueda confirmar si no ganó, sinceramente sostengo que desarrolló una gran campaña a lo largo y ancho de Guerrero.
Eso no lo hizo la hasta esta noche de lunes la virtual ganadora, Evelyn Salgado Pineda, y su padre Félix Salgado Macedonio.
Lo digo derecho: por ahí no perdería la gubernatura Mario Moreno. Está a la vista que se impuso la marca MORENA.
Como igual ganarían los candidatos de MORENA otros cargos de elección popular en disputa.
No nos engañemos. La marca MORENA y su Tlatoani siguen pesando. Jamás sus candidatos.
En ese contexto, el voto por inercia se impuso en esta jornada electoral, pese a los escándalos internos en MORENA por pisotear la democracia y la dignidad de quienes creyeron que la “honestidad valiente” se aplicaría en los mismos.
Pero hubo quienes, luego de ser ninguneados, indignamente aceptaron lo que les tiraron sobre la mesa y aceptaron una candidatura que no pretendían, para seguir mamando del dinero del pueblo.
Y otros que, con hipocresía rotunda (traicioneros, pues), dolidos por la patada en el trasero, mandaron a los suyos a operar con otros candidatos diferentes a los de MORENA, pero sin hacer lo mismo abiertamente por el pánico ante el Tlatoani tabasqueño.
Mario Moreno Arcos se erigió como un excelente candidato, como lo fue Héctor Astudillo Flores en el 2005.
Sí puedo decir que el segundo, en el 2005, fue objeto de traiciones caseras, de una derrota bien orquestada previamente.
Sobre si eso operó en contra de Mario Moreno Arcos en esta elección, no tengo elementos para afirmarlo.
Pero sí puedo asegurar que ha sido el mejor aspirante a la gubernatura en esta jornada electoral. En serio. Sin apasionamientos.
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