Hallan al «Dios» de Hollywood culpable de violación y abuso sexual
] NUEVA YORK. * 24 de febrero de 2020.
| AP.
Harvey Weinstein fue declarado culpable el lunes de violación y abuso sexual de dos mujeres y de inmediato fue esposado y escoltado a una cárcel, sellando su vertiginosa caída de magnate de Hollywood a archivillano del movimiento #MeToo.
Weinstein, de 67 años, tenía cara de resignación cuando escuchó el veredicto que podría ponerlo tras las rejas por hasta 29 años.
“Este es el nuevo panorama para los sobrevivientes de abuso sexual en Estados Unidos, creo, y es un nuevo día. Es un nuevo día porque Harvey Weinstein finalmente ha sido responsabilizado por los delitos que cometió”, dijo el fiscal de distrito Cyrus Vance Jr. “Weinstein es un depredador sexual en serie y violento que usa su poder para amenazar, violar, atacar y engañar, humillar y silenciar a sus víctimas”.
Los abogados de Weinstein dijeron que apelarán.
“Harvey es increíblemente fuerte. Lo tomó como un hombre”, dijo la abogada defensora Donna Rotunno. “Sabe que seguiremos luchando por él, y nosotros sabemos que esto no ha terminado”. Otro de sus abogados, Arthur Aidala, repitió lo que Weinstein le había dicho a su equipo legal: “Soy inocente. Soy inocente. Soy inocente. ¿Cómo puede ocurrir esto en Estados Unidos?”
El jurado de siete hombres y cinco mujeres deliberó por cinco días antes de declarar a Weinstein culpable de violar a una aspirante a actriz en un cuarto de hotel en Nueva York en 2013 y de abusar sexualmente de la asistente de producción Mimi Haleyi en su apartamento en 2006 al darle sexo oral por la fuerza.
Fue absuelto de los cargos más serios, dos acusaciones de agresión sexual predatoria, que conllevaban penas potenciales de cadena perpetua. Esos dos cargos giraban sobre la palabra de la actriz de “The Sopranos” (“Los Soprano”) Annabella Sciorra, quien dijo que Weinstein entró por la fuerza a su apartamento, la violó y le dio sexo oral por la fuerza a mediados de la década de 1990.
La condena de abuso sexual conlleva una pena máxima de 25 años tras las rejas y la violación en tercer grado hasta cuatro años. La sentencia se dictará el 11 de marzo.
El juez James Burke ordenó que fuera encarcelado de inmediato. Agentes de la corte rodearon a Weinstein, lo esposaron y lo sacaron de la sala. El juez dijo que pedirá que Weinstein sea retenido en la enfermería luego que sus abogados dijeron que requiere de atención médica tras una infructuosa operación de la espalda.
El veredicto llega tras semanas de testimonios a menudo desgarradores y dolorosamente gráficos de una serie de acusadoras que hablaron de violaciones, sexo oral forzado, manoseo, masturbación y proposiciones indecorosas justificadas en Hollywood como parte de la cultura del “casting de sofá”.
La condena fue vista como un muy esperado ajuste de cuentas para Weinstein luego que los años de rumores sobre su comportamiento se convirtieron en un torrente de acusaciones que destruyó su carrera en 2017 y dio lugar a #MeToo, el movimiento global para exhortar a las mujeres a pronunciarse y señalar a hombres poderosos por conducta sexual inapropiada.
Además de las tres mujeres a las que fue acusado de atacar, otras tres mujeres que dijeron que también fueron agredidas por Weinstein rindieron declaraciones como parte de un esfuerzo de la fiscalía por mostrar un patrón de conducta brutal por parte del acusado.
“Weinstein con su manipulación, sus recursos, sus abogados, sus publicistas y sus espías hacía todo lo que podía para silenciar a las sobrevivientes”, dijo Vance tras conocerse el veredicto. Elogió a las mujeres que se pronunciaron al decir que “cambiaron el curso de la historia en la lucha contra la violencia sexual” y “llevaron nuestro sistema judicial al siglo XXI”.
The Associated Press no suele identificar a personas que dicen que han sido víctimas de crímenes sexuales a menos que éstas lo autoricen, como es el caso de Haleyi y Sciorra.
Los jurados expresaron sus dificultades con los cargos de Sciorra en el cuarto día de deliberaciones. El viernes, tras revisar parte de su testimonio y la evidencia relacionada, le enviaron una nota al juez diciendo que estaban en un punto muerto pero que habían alcanzado un veredicto unánime para los otros casos. Tras un debate en la corte, el juez les ordenó que continuaran deliberando.
En el caso de la mujer no identificada a la que Weinstein fue acusado de violar, el jurado lo absolvió de violación en primer grado, que requiere el uso o la amenaza del uso de fuerza, y lo declaró culpable de violación en tercer grado, que implica la falta de consentimiento.
Tras el veredicto, el presidente del jurado Bernard Cody respondió al salir de la corte cuando le preguntaron cómo fueron las deliberaciones para él en lo personal: “Devastadoras”. No proporcionó detalles.
Aunque Weinstein no testificó durante el juicio, sus abogados sostuvieron que cualquier contacto sexual fue consensual y que sus acusadoras se acostaron con él con el fin de beneficiar sus carreras. La defensa sacó partido del hecho de que dos de las mujeres centrales en el caso se mantuvieron en contacto con Weinstein por medio de emails cálidos y hasta coquetos — y tuvieron relaciones sexuales con él — mucho después de los presuntos abusos.
El impetuoso y exitoso ejecutivo cinematográfico ayudó a llevar a la pantalla películas ganadoras del Oscar como “Good Will Hunting” (“En busca del destino”), “Pulp Fiction” (“Tiempos violentos”), “The King’s Speech” (“El discurso del rey”) y “Shakespeare in Love” (“Shakespeare enamorado”), y nutrió las carreras de directores celebrados como Quentin Tarantino y Kevin Smith.
Ahora enfrenta cargos en Los Ángeles. En ese caso, anunciado justo cuando el juicio de Nueva York comenzaba el 6 de enero, las autoridades alegan que Weinstein violó a una mujer y abusó sexualmente de otra en noches consecutivas durante la semana de los Oscar en 2013. Una de esas mujeres declaró como testigo en el juicio en Nueva York.
El juicio en Nueva York fue el primer caso penal derivado del aluvión de acusaciones contra Weinstein de más de 90 mujeres, incluidas las actrices Gwyneth Paltrow, Salma Hayek y Uma Thurman. La mayoría de esos casos eran demasiado antiguos y habían prescrito.
Durante el juicio, Weinstein con regularidad entró caminando fatigosamente al juzgado jorobado y sin afeitar, usando una andadera tras su reciente cirugía de la columna — una imagen muy distante al personaje tipo “Jekyll y Hyde” de mirada amenazadora que describieron sus acusadoras.
“Si él oía la palabra ‘no’, era como un detonador para él”, testificó su acusadora de violación.
Una mujer dijo que cuando se rio de sus avances sexuales, él la miró con desdén y le dijo: “Nunca vas a lograrlo en este negocio. Así es como funciona esta industria”.
El jurado escuchó testimonios escabrosos de que Weinstein se inyectaba a sí mismo para conseguir una erección, que sus genitales parecían desfigurados, que le envió a Sciorra una caja de bombones con forma de penes y que una vez se apareció sin invitación en su cuarto de hotel en ropa interior con un envase de aceite para bebés en una mano y un video en la otra.
La tarea de la fiscalía se tornó más complicada debido a que Haleyi declaró que tuvo sexo con él dos semanas antes del supuesto ataque, mientras que la acusadora de violación cuyo nombre fue retenido dijo que tuvo un encuentro sexual con él más de tres años después.
Al igual que Haleyi, ésta le envió a Weinstein emails amigables y a veces coquetos que decían cosas como “Te extraño grandulón” y “Te amo, siempre lo hago. Pero odio sentirme como una llamada para un ligue”.
Durante un interrogatorio de los abogados de Weinstein tan exhaustivo que rompió a llorar en el estrado, la mujer dijo que envió los correos coquetos y continuó viéndolo porque tenía miedo de su ira impredecible y porque “quería que él creyera que yo no era una amenaza”.
Para mitigar esa línea de cuestionamiento, los fiscales llamaron al estrado a un psiquiatra forense que dijo que la mayoría de las víctimas de abuso sexual continúan teniendo contacto con sus agresores y que esperan que lo que les ocurrió “sea sólo una aberración”.
Durante los argumentos de cierre, Rotunno señaló que Weinstein se había convertido en “el blanco de una causa y de un movimiento — el #MeToo — y le pidió al jurado que ignorara las “fuerzas externas”. Dijo que el caso contra Weinstein equivalía a “arrepentimiento renombrado violación”, al argumentar que las mujeres ejercieron su libre albedrío para tratar de avanzar en sus carreras.
Los rumores sobre el comportamiento de Weinstein en Hollywood circularon por mucho tiempo, pero el productor logró silenciar a muchas acusadoras con dinero, acuerdos de confidencialidad y el constante temor de que acabaría con sus carreras si se pronunciaban.
Weinstein fue finalmente arrestado en mayo de 2018, siete meses después de que el New York Times y The New Yorker expusieron su presunta conducta inapropiada en artículos que fueron galardonados con el Premio Pulitzer.
Entre otras figuras derribadas por el movimiento #MeToo desde que estalló el escándalo están los periodistas Matt Lauer y Charlie Rose, el actor Kevin Spacey y el senador Al Franken.
Weinstein, proveniente de una familia de clase trabajadora de Queens, alcanzó el éxito en dos estudios de cine que creó con su hermano Bob: Miramax — nombrada en honor a sus padres, Miriam y Max — y luego The Weinstein Co., que se fue a la quiebra tras su deshonra.
El año pasado se alcanzó un acuerdo tentativo para resolver casi todas las demandas derivadas del escándalo. Les pagaría a las presuntas víctimas de Weinstein unos 25 millones de dólares, pero él no tendría que admitir que haya hecho nada malo o pagar nada personalmente; las compañías de seguros del estudio cubrirían el costo.
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Feminismo, ‘migraña’ del Gobierno mexicano
Carmen Morán Breña
] MADRID. * 13 de febrero de 2020.
| El País.
La incesante violencia de género que vive México amenaza con estallarle en la cara al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador si las medidas sobre el papel no dan el salto a la práctica y se traducen en iniciativas que aminoren unas cifras que ya se hacen insoportables: un promedio de 10 mujeres muertas al día. El último y truculento feminicidio del que se tiene noticia, ocurrido el pasado fin de semana, ha incendiado las redes sociales y ha llamado a la lucha en la calle con dos manifestaciones convocadas para el viernes y el sábado en las que las mujeres reclamarán derechos humanos a las puertas del Palacio Nacional y frente a un par de medios de comunicación que revictimizaron a Ingrid Escamilla, una mujer de 25 años, publicando sangrientas fotos filtradas por la policía de un cadáver que fue desollado y eviscerado. Las acciones de protesta son solo la espita del descontento que crece en el movimiento feminista con un Gobierno de cariz progresista en el que habían puesto ciertas esperanzas.
En una sola semana, un país tristemente acostumbrado a la violencia machista se ha revuelto ante algunos gestos desafortunados del presidente, como su enfado al ser preguntado por los feminicidios cuando hablaba por enésima vez de la rifa del avión presidencial. El detalle ha dejado al descubierto el malestar de las asociaciones civiles de mujeres por un Gobierno, dicen, que está rompiendo los puentes de interlocución y diluyendo la violencia contra las mujeres.
Algunas, como Leticia Burgos, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), valoran las leyes que se han ido dictando de acuerdo con los derechos humanos de las mujeres, pero atisban cierto “riesgo de retroceso en los logros alcanzados”, como la sugerencia del fiscal general, Alejandro Gertz Manero, de suprimir el tipo penal del feminicidio. Ve otras malas señales en un Gobierno que no acaba de “dar coherencia a una estrategia de protección de las mujeres. No hay una estrategia, no vemos que los programas se concreten en lo cotidiano”.
Las dirigentes gubernamentales encargadas de combatir la violencia de género tampoco ocultan que el presidente no tuvo su mejor día cuando apartó los feminicidios en favor del avión presidencial y perciben el enfado de las mujeres. “Tenemos que ir afinando cada vez más”, reconoce Candelaria Ochoa, responsable de la Comisión para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, Conavim. “El presidente no puede estar enterado de todo. A veces hay cosas que te agarran en frío”, le disculpa. “Las mañaneras [en las que comparece López Obrador cada madrugada] son así de imprevisibles”, dice.
México es un país extremadamente presidencialista. El poder del mandatario es casi omnímodo y con pocas garantías para contrarrestarlo. Por eso las feministas dirigen sus miradas hacia López Obrador. “El presidente nunca ha tenido el tema de género en su agenda y aunque hay una importante presencia de feministas en la Administración hay que tener en cuenta que llegó al Gobierno forjando alianzas con grupos diversos, como expriístas y evangélicos, por ejemplo. No creo que esté secuestrado por ello, pero me parece que escucha voces conservadoras», opina Patricia Olamendi, que trabaja en programas de igualdad en Naciones Unidas.
Wendy Figueroa, presidenta de la Red Nacional de Refugios para maltratadas y en riesgo, ha visto peligrar el presupuesto que le llega del Gobierno para estos albergues y se queja de que las medidas que se están tomando son “de escritorio”. “No hay una política de seguridad integral y no se cree a las víctimas, no se las protege, se lanza un mensaje de impunidad. México está permeado por una visión patriarcal y el poder está centrado en una sola persona. Tiene mujeres sobresalientes a su alrededor, pero no las escucha, están acalladas”, asegura.
Tampoco parece escuchar el Gobierno a las asociaciones feministas, de víctimas, a decir de las afectadas. Los puentes se están rompiendo entre un movimiento tradicionalmente de izquierdas y un Ejecutivo que algunos sitúan también a ese lado. “El Gobierno ha recibido propuestas constantes de nuestra parte, le planteamos un pacto por la igualdad tras un encuentro nacional de organizaciones civiles en septiembre, pero han preferido sacar su propio acuerdo con ellos mismos. No nos reciben, no hay diálogo, no hay respuestas”, lamenta Olamendi, también coordinadora del seguimiento contra la violencia de género de la Organización de los Estados Americanos.
Las feministas se han visto atacadas en los últimos tiempos por declaraciones de dirigentes públicos, por ejemplo cuando en las manifestaciones hacían pintadas en los monumentos, algo común en otros países que no soportan ni de lejos las cifras de muertas que tiene México. La opinión pública participaba de las críticas que algunos políticos y también políticas hicieron contra lo que consideraban vandalismo. “Nos han llamado hasta neoliberales, imagínate”, dice con sorna Leticia Burgos, del izquierdista PRD. El ambiente, a menos de un mes del 8-M, día de la Mujer, está agitado.
La responsable de la comisión contra la violencia, Conavim, considera que parte del enfado de las feministas se debe a que en anteriores Gobiernos “recibían recursos para programas que se han demostrado ineficientes”. Pero no acepta que se hayan roto los puentes con estas organizaciones. “Yo he tratado de reunirme con todos los que me solicitan, con organizaciones, cuando viajo a los distintos Estados”, añade Candelaria Ochoa. Y lo mismo opina la recién nombrada responsable de la Secretaría de las Mujeres en la Ciudad de México, Ingrid Gómez. “Mantenemos una actitud abierta al diálogo, no podemos luchar solas, necesitamos también a las activistas”.
Las críticas a la acción del Gobierno no son solo de formas, también de fondo. Le acusan de no implantar juzgados de violencia de género, de no articular medidas transversales que ataquen esta violencia desde la escuela, la sanidad, la vivienda; que no se coordinen acciones con el resto de poderes estatales, que se recorten los presupuestos, o que se eleven, pero incluyendo en esos recursos partidas que no tienen relación directa con el feminismo, como las pensiones de los jubilados o programas para sembrar árboles.
Desde la Conavim, sin embargo, se reivindican los logros en este corto periodo de Gobierno del partido Morena. “Es la primera vez que esta comisión tiene un papel verdaderamente nacional y estamos trabajando con los Estados y los municipios para que se homologue el tipo penal de feminicidio, muy desigual entre las Entidades y acordando con la Fiscalía para que el protocolo de investigación de estos casos con perspectiva de género sea una realidad”, dice Ochoa. Pero advierte de que no es competencia del Gobierno Federal, que estos casos pertenecen al fuero de cada Estado. Señala directamente a la fiscalía y al poder judicial, y recuerda que son autónomos.
Mientras se dilucidan las competencias, las cifras de muertas siguen imparables. ¿No puede hacer nada el Gobierno Federal? Ochoa recurre al diálogo con los Estados, pero las causas de tanta violencia las sitúa en “un sistema patriarcal y misógino que minimiza la violencia y la ejerce cotidianamente”. Cree que eso hay que combatirlo en la familia, en la escuela, en los sindicatos, en las instituciones, en las iglesias… “Hay que trabajar con eso”.
Algo más allá va la secretaria de la Mujer de la Ciudad de México. Ingrid Gómez vuelve la mirada a anteriores Gobiernos y a la política de enfrentamiento entre el narco y el Estado. Sobre ese clima de violencia analiza las cifras de mujeres muertas. Pero en otros países no hay narco y las mujeres también son asesinadas. “No digo que la una sea producto de la otra, pero la violencia de género no nació de agosto para acá”, dice. Ve una mejora en este Gobierno, pero entiende el hartazgo del feminismo: “La violencia sistemática acaba por reventarnos a todas”. Defiende el compromiso del presidente con estas políticas de igualdad. Aunque aquellas palabras en la mañanera… “No fueron las mejores, a veces se reacciona de diversas maneras…”.
¿Es López Obrador feminista? “Ha declarado su compromiso con las mujeres y hombres de este pueblo. El movimiento feminista cabe en su idea de justicia y honestidad”, responde Gómez. Y Ochoa, que se reúne con él a menudo, responde a la misma pregunta de esta manera: “Es un presidente comprometido con las mujeres. Queremos que un día se declare feminista, que no lo entienda como un estigma ni como un cliché”.
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