Sin daños a terceros
» ÁNGEL | BLANCO
massiosare@mmsn.com
) Acapulco Press
Agradezco a algunos amigos y lectores sus observaciones y confianza al expresarme sus dudas o sospechas en torno a algunas publicaciones donde se han mencionado algunos puntos favorables que por sí solos le asisten a la alcaldesa reelecta de Acapulco por Morena, Abelina López Rodríguez.
No hay necesidad de ‘alarmarse’ o ‘escandalizarse’ por lo publicado en dos artículos anteriores donde hacemos un análisis de las posibilidades de la ‘tía Abe’ para ser gobernadora de Guerrero y las razones legales que respaldan sus ‘desafortunadas’ declaraciones de ‘rebasamiento de facultades’ que fueron usadas para hacer un escarnio de su imagen a nivel nacional y que su oficina de prensa debió contener y precisar para evitar más vilipendios y sornas mediáticas contra la señora López.
Tampoco había necesidad de difundir o viralizar en Whatsapp que «el periodista Ángel Blanco ya se vendió con Abelina López», como hicieron circular algunos que leen pero no comprenden aún algunos contenidos periodísticos donde la razón otorga ‘honor a quien honor merece’.
Quien transita de manera profesional en el periodismo sabe que un buen periodista jamás se erige ‘juez, jurado y verdugo’ de ningún hecho noticioso, ni asume poses partidistas o políticas si desea ejercer una profesión ética tendiente a servir a la sociedad, mas no para congratularse con quienes la gobiernan.
Un periodista está obligado a informar cualquier asunto de interés social (salud, seguridad, protección civil, normas, etcétera) sin necesidad de compromisos publicitarios o ‘patrocinios’ de por medio (alguna vez solicitamos los boletines del Ayuntamiento de Acapulco y Chilpancingo con ese propósito de difundir completamente gratis lo más destacado de las acciones de gobierno, pero jamás atendieron nuestra petición; a cambio recibimos burda cerrazón y obstaculizaciones absurdas); de la misma forma, un buen periodista está comprometido a conceder la razón y dar crédito a quienes ‘honor merezcan’ cuando las circunstancias lo demanden, sin que haya incentivo o patrocinio algunos para tal efecto
Ni de forma personal ni extrapersonal existe compromiso alguno con la alcaldesa Abelina López. Concederla la razón cuando se la merece es parte de nuestro oficio, aunque a la señora López la malinformen y sus destacados asesores le indiquen que no tenga tratos con nosotros porque somos unos «hijos de la ‘ch’ que solo ‘atacamos’ y nunca publicamos nada a favor de ella».
Muchos usuarios de las redes y lectores que gozan denostando a la alcaldesa de Acapulco quisieran que durmiéramos soñando con Abelina y despertáramos pensando en Abelina y que día tras día nos dedicáramos a vilipendiarla y denostarla por mero ocio o manda, tal como ocurre con quienes ‘sospechan’ que somos anti 4T, anti AMLO o anti Morena y nos tapizan los buzones de Messenger y Whatsapp con videos o audios cargados de saña e infundios contra ellos sin argumentos y sustentos siquiera lógicos o congruentes. El mismo caso ha ocurrido contra quienes creían que apoyábamos a Xóchitl Gálvez Ruiz y luego a Claudia Sheinbaum Pardo, y se alejaron cuando quizá comprendieron que distintas cosas son «comunicados» y «análisis políticos», los cuales sí llevan contenidos u opiniones más personales de un periodista.
De sobra hemos demostrado reiteradamente que, así como criticamos, también hemos exaltado algunos hechos noticiosos del Presidente Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum y algunos otros personajes de la 4T… y del PRI, del PAN, del PRD y de MC, sin asumir posturas partidistas o afectos políticos.
Quienes nos han criticado o calumniado que trabajamos por encargos de patrocinios no han podido sustentar sus acusaciones… ni lo harán, no mientras ejerzamos nuestro oficio con imparcialidad y transparencia, aunque a algunos fanáticos sin criterio ni razonamiento insistan en esparcir sus toxinas por el placer de joder y dañar la imagen de quien se les ponga en frente.
Un periodista apartidista no necesariamente no debe publicar temas políticos; el apartidismo implica mantenerse imparcial respecto a temas y afectos políticos, para poder ganar credibilidad y mantener su decoro como periodista.
La función del periodista es informar, denunciar o señalar yerros y aciertos sin compromisos o patrocinios publicitarios.
La postura de un buen periodista debe impedirle crear afectos, compadrazgos o patrocinios mercenaristas para tapizar de flores, aplausos y alabanzas a los gobernantes o políticos.
El buen periodista no está para hacer tampoco campañas de desprestigio a ningún político, solo los mercenarios del periodismo emprenden pleitos personales contra algún político o gobernante cuando el ‘chayote’ o los privilegios o convenios publicitarios se acaban abruptamente o se transforman en ‘alfombras rojas’ de quienes los apapachan o les avientan un ‘chayote’ por ser ‘buenos chicos’.
Un periodista deberá aceptar ser cuestionado, criticado y hasta denostado cuando confunda su función de informar y se avoque a ser ‘matraquero’ de algún compadre o patrocinador político.
En contraparte, un buen político sabrá entender la función del periodista y no sentirse agraviado ni atacado cuando en ocasiones se señalen sus errores y, a la vez, se destaquen o exalten sus aciertos.
En los artículos que respecta, a la señora Abelina López jamás se le lisonjea, se le aplaude o se le exalta reptilescamente por encima de todos los políticos, no.
De la misma forma que neutralmente se señalan sus errores, también se le reconocen sus virtudes con bases y argumentos congruentes y hasta legales.
A Abelina López se le reconocen sus facultades y limitaciones conforma a lo que expresan la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Ley del Municipio Libre, el Reglamento de Policía y Buen Gobierno y, principalmente, la Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada, tema delicado, polémico y escabroso que la ha mantenido en el centro de la diana como blanco de algunos dardos envenenados… por el desconocimiento de las facultades reales de un alcalde o gobernante, como ocurre en el caso de
Acapulco y a nivel estatal, donde se quiere ver como culpables a quienes la ley demarca facultades y responsabilidades bien precisas y detalladas.
Ningún gobernante estatal o municipal podrá hacer frente a la delincuencia y crimen organizado mientras el jerarca más encumbrado haya decretado abrazar a los criminales, en lugar de perseguirlos y combatirlos. Lamentablemente, es un tema que perdurará seis años más, porque así lo ha anunciado repetidas veces la presidenta electa Sheinbaum, lo que indica que gobernadores y alcaldes seguirán maniatados de sus facultades para hacer frente al ‘narcocrimen’.
En el tema que respecta, no hay necesidad de que un periodista o medio de comunicación social defienda a Abelina López.
Para defenderla está su dirección general de Comunicación Social, donde para reforzar esa tarea la alcaldesa reelecta contrató a un «profesional del periodismo»… lamentablemente, aún no se refleja la función ni operatividad de quien ostenta ese cargo, pues lejos de ayudar a la alcaldesa parece que le ha ocasionado más daños que beneficios que los anteriores actores que han transitado por esa oficina desde donde se han fraguado los grandes desacuerdos y desencuentros entre gobierno municipal y la prensa.
En conclusión, no, nos hemos vendido con Abelina López ni tenemos pensado hacerlo jamás. Un periodista profesional sabe que está permitido vender espacios publicitarios, menos la conciencia. Cuando un periodista sucumbe en ‘vender su alma al diablo’ también vendió su dignidad, su honorabilidad y su calidad moral, no solo su conciencia.
En Acapulco Press ofertamos espacios publicitarios sin distinciones políticas ni partidistas, tal como cualquier otro medio de comunicación social que acepta publicidad política o comercial de forma legal y transparente.
No hay pecado ni delito en que un medio de comunicación establezca compromisos comerciales con algún político, gobernante o empresa privada, ni tiene que pedir permiso o consentimiento a nadie para subsistir publicitariamente.
Mientras exista legalidad y transparencia, todo compromiso publicitario será lícito.
Lo que denigra o demerita la función periodística es el ‘chayote’, los negocios bajo la mesa y el mercenarismo de algunos medios y periodistas que venden sus ‘almas al diablo’ a cambio de un embute o convenio a veces burdo y ridículo. Algunos periodistas, lamentablemente, por 200 o 500 pesos se entregan en cuerpo y alma a políticos y gobernantes que solo los apoyan para quitárselos de encima, no porque necesiten de sus plumas o medios para publicitarse.
Lo hemos y dicho y lo sostenemos: «Quien dude de nuestra postura personal, que acuda a Comunicación Social o Presidencia municipal o solicite a través de la dependencia correspondiente si Ángel Blanco o Acapulco Press se han venido con Abelina López.
Seguiremos en la postura de denunciar lo que tenga que denunciarse o criticarse y en destacar o exaltar lo que tenga que reconocerse de todo político o gobernante que merezca que su trabajo o acciones avalen sus logros o aciertos en beneficio de la sociedad o sus propios proyectos políticos.
No es pecado denunciar o señalar lo que está mal, solo los políticos sensibles consideran «ataques» los señalamientos de sus malas acciones. Tampoco es delito ni pecado saber reconocer cuando un político o gobernante hace bien las cosas.
Somos humanos, propensos a cometer errores; no somos dueños de la verdad ni pretendemos ser la excepción, simplemente hacemos un esfuerzo extra por ejercer nuestra profesión de manera más digna y decorosa. No es fácil. A mucha gente no se le tiene contenta con nada, pero nos debemos a la sociedad pensante que valora un buen periodismo. No nos vale ‘misa’ la opinión que tengan de nosotros, por eso nos defendemos de acusaciones divulgadas con saña, con intenciones más de difamar que de ayudar a corregir nuestros errores.
Conscientes estamos que no es fácil hacer periodismo en un país donde el fanatismo político se ha apoderado de las redes sociales y donde el periodista es visto como vil ‘chayotero’ cuando denuncia y critica a políticos y gobernantes farsantes, oportunistas y corruptos o como buen periodista cuando aplaude, repta y matraquea a los dioses políticos de las hordas o chusmas que se han reproducido y propagado con la llegada de la llamada 4T. Pero es el riesgo que asumimos quienes transitamos por este oficio y aceptamos con gusto los retos…. hasta donde Dios permita.
Contribuido.
Sin daños a terceros.
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