Mujeres acosadas refutan ‘caballerosidad’ de Plácido Domingo
SAN FRANCISCO, California. * 3 de diciembre de 2019.
] AP.
Dos cantantes de ópera que acusan a Plácido Domingo de conducta sexual inapropiada dijeron el martes que estaban decepcionadas y perturbadas antes las recientes declaraciones del tenor de que siempre se ha comportado como un caballero con las mujeres y nunca actuó de manera indebida.
Angela Turner Wilson y Patricia Wulf están entre las más de 20 mujeres que acusaron este año Domingo de acoso sexual o conducta inapropiada en dos reportajes de The Associated Press.
Sus nuevas declaraciones fueron en respuesta a los comentarios que Domingo hizo en dos entrevistas recientes con medios de prensa europeos, en los que debatió los señalamientos en su contra y dijo que jamás abusó de su poder. Afirmó que “los gestos galantes son vistos de manera diferente hoy”.
“No tiene nada de cortés o de galante manosear a una mujer en el sitio de trabajo, en ningún país o era”, dijeron Wilson y Wulf en un comunicado emitido a través de su abogada, Debra Katz.
El cantante de 78 años laureado con el premio Grammy, quien es un hombre casado, es una de las figuras más celebradas y poderosas en el mundo de la ópera y es considerado uno de los cantantes más grandes de todos los tiempos. También es un prolífico director de orquesta y administrador que ha fungido como director general de la Ópera de Los Ángeles y de la Ópera de Washington.
Hasta hace poco no se había pronunciado públicamente sobre las acusaciones y limitó su reacción a declaraciones de su abogado y su publicista. Había calificado los alegatos “de muchas maneras, simplemente incorrectos”.
La semana pasada Domingo dio una entrevista al diario digital español El Confidencial en la que nuevamente estuvo a punto de negar las acusaciones de las mujeres e insistió en que nunca se comportó inapropiadamente. Agregó que los españoles son por naturaleza “cálidos, afectuosos y cariñosos”.
“He sido galante, pero siempre en los límites de la caballerosidad, el respeto y la sensibilidad”, dijo.
También habló con el periódico italiano Corriere della Sera, negando que haya abusado de su poder y diciendo que las decisiones de casting no eran tomadas por él sino por “un equipo de cuatro o cinco personas”. Señaló que “se dijeron cosas muy ofensivas sobre mí como ser humano”.
Las declaraciones de Domingo y su “continua incapacidad para asumir la responsabilidad por sus ofensas o expresar algún remordimiento son extremadamente decepcionantes y profundamente perturbadoras”, dicen el comunicado de Turner y Wulf.
“Él no se comportó como un caballero cuando en repetidas ocasiones les propuso sexo a mujeres en su sitio de trabajo… y cuando las manoseó y las besó pese a sus objeciones”, agrega. “No se comportó respetuosamente cuando se ofreció a ayudar a aspirantes a cantantes de ópera en sus carreras si iban a su apartamento y tenían sexo con él”.
La acusación más seria contra Domingo ha sido la de Turner, una soprano que dijo a la AP que el cantante le tocó los senos por la fuerza en la sala de maquillaje de la Ópera de Washington en 1999 luego que ella lo rechazó durante semanas.
Wulf, una mezzo soprano, dijo que Domingo le hizo propuestas sexuales persistentemente y la acosó durante sus actuaciones en la Ópera de en 1998, cuando era director general.
Otra cantante dijo que trabajó con Domingo en la Ópera de Los Ángeles a mediados de la década del 2000, y que él le metió la mano bajo la falda tras pedirle que cantara para él en su apartamento. Otras dijeron que las besó por la fuerza.
Ambas óperas estadounidenses cancelaron presentaciones programadas de Domingo tras las acusaciones, y el cantante renunció a la LA Opera, donde había sido director general desde 2003. La Ópera de Los Ángeles está investigando las acusaciones.
Mientras tanto, teatros en Europa han apoyado a Domingo y mantenido sus actuaciones.
“Es profundamente molesto e injusto que el señor Domingo pueda retirarse a otro mundo sin tener que asumir lo que le hizo a tantas mujeres aquí”, dijo Wulf.
El comunicado agrega que los comentarios de Domingo muestran un intento de absolución argumentando diferencias culturales y cambios en las reglas y los estándares.
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Surgen más mujeres que acusan a Plácido Domingo de acoso sexual
LOS ÁNGELES, California. * 4 de septiembre de 2019.
] AP.
La fastuosa producción fue el momento cumbre de la temporada 1999-2000 de la Ópera de Washington. “El Cid”, la obra de Jules Massenet sobre un legendario conquistador español, contaba con la actuación estelar de alguien con una reputación también legendaria: Plácido Domingo, entonces director artístico de la compañía.
La ópera, que estaba siendo filmada en formato de alta resolución y transmitida por el canal PBS, era indudablemente la gran oportunidad profesional para una cantante de 28 años llamada Angela Turner Wilson, quien desempeñaba uno de los papeles estelares y había sido elogiada en las reseñas. “Yo sabía que ése iba a ser el comienzo de grandes logros para mí”, recordó recientemente la cantante.
Pero una tarde antes de la presentación, dijo, cuando ella y Domingo estaban uno al lado del otro colocándose el maquillaje, él se levantó de la silla, se paró detrás de ella y colocó las manos sobre sus hombros. Ella lo miraba en el espejo cuando, de pronto, le deslizó las manos debajo del sostén, dentro de su bata y le tocó los senos, recordó.
“Me dolió”, dijo la cantante a The Associated Press. “No fue suave, me apretó duro”. Añadió que después Domingo se dio media vuelta y se fue, dejándola atónita y humillada.
Wilson, hoy de 48 años y profesora de canto en Dallas, es una de 11 mujeres que hablaron después de que la AP reportó el 13 de agosto que numerosas mujeres acusaron a Domingo, nacido en España y casado desde hace muchos años, de acoso sexual, conducta lasciva y de perjudicarlas profesionalmente si lo rechazaban.
En las semanas posteriores a la publicación de la historia, las mujeres han compartido más historias sobre encuentros con Domingo, quien es actualmente director general de la Ópera de Los Ángeles. Según ellas, hubo manoseos no deseados, persistentes pedidos de reuniones privadas, llamadas telefónicas nocturnas y súbitos besos en los labios.
Varios empleados de las salas de teatro narraron a la AP cómo protegían a las jóvenes del legendario cantante mientras la gerencia se hacía de la vista gorda.
Tomados en su conjunto, los relatos refuerzan la imagen de una industria en la cual el comportamiento de Domingo era un secreto a voces y las jóvenes mujeres quedaban indefensas.
La vocera de Domingo rechazó en un comunicado los señalamientos, pero no ofreció detalles.
“La continua campaña de la AP para difamar a Plácido Domingo no es sólo desacertada sino carente de ética. Estos nuevos señalamientos están llenos de incongruencias y, al igual que el reportaje inicial, en muchos aspectos, simplemente equivocados”, dijo la vocera Nancy Seltzer. “Debido a que la investigación está en curso, no daremos detalles, pero enfáticamente rechazamos la imagen engañosa que la AP está tratando de pintar del señor Domingo”.
Wilson dijo que se animó a hablar tras enterarse de la reacción de Domingo al reportaje de AP, en el cual aseguró que a su parecer su conducta “siempre fue bienvenida y consensual” y que “las normas y los estándares por las que, justificadamente, se nos mide hoy en día son muy distintos a los del pasado”.
Wilson rechazó la idea de que ese tipo de conducta fuera alguna vez aceptable.
″¿Qué mujer va a querer que él le toque los senos? Y dolió”, dijo la cantante. “Y después de eso yo tenía que subir al escenario y actuar como si estuviera enamorada de él”.
Melinda McLain, quien era coordinadora de producción de la Ópera de Los Ángeles en la temporada inaugural 1986-87 y trabajó también en la Ópera de Houston con Domingo, dijo a la AP que se esforzaba por evitar que el cantante quedara en las salas de ensayo a solas con mujeres jóvenes, aun cuando él lo haya pedido, y trataba de contratarle asistentes hombres.
“Creábamos todo tipo de artimañas para mantenerlo alejado de ciertas cantantes”, recordó McLain. “Jamás hubiera yo enviado a una mujer a acompañarlo en su camerino”.
McLain aseguró que otra estrategia era invitar a la esposa de Domingo, Marta, a las fiestas del elenco “porque si Marta estaba ahí, él se comportaba”.
Numerosos empleados del departamento de vestuario de la Ópera de Los Ángeles, donde Domingo ejerció diversos cargos desde la década de 1980, contactaron a la AP las últimas tres semanas para decir que trataban de evitar que mujeres entraran en el camerino de Domingo incluso recientemente, en la temporada 2016-2017, y que la gerencia supo por años de la conducta del cantante.
“Mi supervisor me dijo que evitaban que entraran jóvenes atractivas a su vestuario debido a su conducta”, afirmó una empleada que pidió no ser identificada porque sigue trabajando en la ópera y teme represalias. Añadió que Domingo era conocido por “acercarse demasiado a las chicas, abrazarlas, besarlas, tocarlas y ser físicamente afectuoso con ellas”.
Otra empleada de vestuario describió cómo una vez apenas y logró evitar que Domingo “me plantara un enorme beso en los labios”. Dijo que alcanzó a voltearse y que el beso terminó en la mejilla. Aseguró que reportó el incidente a su supervisor, quien le aconsejó no quedarse a solas con el maestro.
El hecho de que las mujeres tengan que hacer grandes esfuerzos para eludir los avances sexuales de un hombre es un clásico ejemplo de un ambiente de trabajo sexualmente inhóspito, de acuerdo con expertos.
La Ópera de Los Ángeles ha contratado a abogados externos para investigar las denuncias incluidas en el reportaje de la AP.
Domingo, hoy de 78 años, actúa regularmente en los escenarios de todo el mundo, donde llena salas enteras. Su colaboración en “Los Tres Tenores” con el fallecido Luciano Pavarotti y José Carreras produjo el disco de música clásica más vendido de toda la historia.
Muchas de las mujeres que hablaron con la AP solicitaron permanecer en el anonimato porque aún trabajan en el medio y dijeron temer represalias debido a la gran influencia que ejercen Domingo y otros hombres poderosos.
Una soprano dijo que temía no sólo por ella sino por su esposo, quien también trabaja en la ópera. Otras mencionaron la necesidad de proteger un arte que tiene dificultades en seguir siendo relevante en Estados Unidos. Y algunas más dijeron que el apoyo expresado a Domingo en Europa –y el escepticismo hacia las denuncias– les ha hecho sentir más temor y prefieren no identificarse.
La osada conducta de Domingo detrás del telón era un tema de constante discusión, según varias cantantes y otros empleados de ópera.
Una exempleada de la Ópera de Los Ángeles relató que un día Domingo la empujó contra la pared, le agarró la mano y le susurró en la oreja mientras su jefe, un hombre, miraba perplejo. Alguien debió decirle a Domingo que ello era inapropiado, comentó la exempleada, “pero no la chica con los auriculares que está simplemente tratando de hacer su trabajo”.
La mujer recordó que entre el personal corría un chiste según el cual a las jóvenes cantantes “había que rociarlas con un aerosol anti-tenor, como si fuera un insecticida, para repeler a los tenores”.
Algunas de las mujeres contaron a la AP que algunas estrategias para distraer a Domingo eran preguntarle sobre sus nietos, reír nerviosamente y fingir que no entendían cuando él les pedía sus números de teléfono o las presionaba para encontrarse después.
El barítono Robert Gardner se dijo sorprendido de que la conducta de Domingo no fue destapada antes, “dada la reputación que él tenía en ese mundo”.
Gardner contactó a la AP para decir que él observó la conducta de Domingo con la mezzo-soprano Patricia Wulf, que inicialmente fue la única mujer dispuesta a dar su nombre. Wulf trabajó con Domingo y Gardner en 1998 en la Ópera de Washington, donde el maestro fue además director general, y el barítono confirmó que Domingo insistía en invitar a Wulf.
“Yo lo veía colocándose en las salas de ensayo o en los pasillos de tal manera que pudiera acercarse a ella, y era obvio que ella lo estaba eludiendo”, dijo Gardner.
Wulf dijo a la AP que todas las noches después de la actuación, Domingo le susurraba al oído la misma pregunta: “Patricia, ¿tienes que irte a tu casa?’”
Si bien ella trataba por todas maneras de eludirlo, dice que él era tan insistente que a veces ella temía salir del vestuario si sabía que él estaba afuera. Aunque Domingo nunca la tocó físicamente, ella dice que no cabe duda de cuáles eran sus intenciones.
Tanto Wulf como Angela Turner Wilson dijeron que no reportaron la conducta del legendario cantante a la gerencia por temor a que nadie les creyera o que serían ellas las penalizadas.
Wilson dijo a la AP que ella estuvo consciente de la reputación de Domingo a partir de la tercera temporada de la Ópera de Washington, pero que intentaba convencerse de que las intenciones eran puramente profesionales cuando Domingo comenzó a prestarle atención en el otoño de 1999. Narró que Domingo se le sentaba al lado en los recesos y le decía “Te adoro, Angela”. Pero al poco tiempo se hizo evidente que él no estaba meramente interesado en sus aptitudes para el canto.
Dijo que hubo numerosas invitaciones para que fuera a su apartamento a ver el video de un papel que él quería para ella. O para salir a cenar, los dos solos.
“Yo decía, ‘No, maestro’. Muchas veces dije eso. Sentía que si decía ‘maestro’ sería más respetuoso”, recordó.
“Me la pasaba diciendo no. Le decía ‘No, no me voy a encontrar con usted. No, no me iré a su apartamento’. No, no, no”.
Poco después del inicio de las actuaciones el 30 de octubre, recordó la mujer, Domingo vino a su camerino y entró sin tocar la puerta, diciendo que quería desearle suerte en la presentación. Entonces, dijo, él añadió: “Necesito un beso. Este es un papel muy exigente y necesito un beso tuyo para que me dé fuerzas”.
Wilson dijo que ella se negó, recordándole nuevamente que ella era una mujer casada, pero él insistió.
“Recuerdo estar pensando, ‘Necesito llegar a la puerta’”, contó. “Empecé a abrir la puerta y él la cerró con fuerza, con el pie y con la mano y la mantuvo cerrada, diciendo ‘Necesito ese beso’ y no me dejaba salir”.
“Le dije, ‘Hagamos un trato, te dejo que me beses la mejilla’. Y él me besó en la mejilla y se fue. Y me asusté. Regresé a mi silla y estaba temblando. Recuerdo estar pensando ‘¡En qué problema me he metido! ¿Cómo voy a eludirlo ahora?’”.
El resto de la temporada, relató, “cerraba con llave la puerta del camerino. Mi asistente de vestuario me decía si él estaba afuera, si él estaba en el pasillo y si era seguro salir”.
Más tarde, en noviembre, recordó Wilson, se le programó una sesión de maquillaje al lado de Domingo, “y ya me parecía algo extraño… Usualmente, las grandes estrellas, especialmente los de papeles estelares, se hacen su maquillaje en sus camerinos”. Pero dijo que estuvo un poco más tranquila sabiendo que el asistente de maquillaje iba a estar ahí y que la puerta de la sala iba a estar abierta.
Dijo que cuando Domingo puso las manos en sus hombros, al principio pareció amistoso.
“No me sentí amenazada”, dijo Wilson. “Estábamos teniendo una conversación amistosa … Vino de la nada. No era como que él me dio un cumplido o trató de seducirme o nada que me hiciera pensar que yo tenía que protegerme”.
Dijo que después de que Domingo le tocó el pecho, ella soltó un grito y le preguntó al asistente de maquillaje si lo había visto. Contactado por la AP, el asistente dijo que no recuerda el incidente y se negó a hacer más comentarios.
Wilson comentó que esa misma noche llamó a su esposo y a sus padres, y que lo mismo hizo la tarde en que Domingo trató de besarla. Los tres confirmaron a la AP que ella estaba llorando de angustia cuando les relató lo sucedido.
Wilson le entregó a la AP copias de su diario, en el que escribió que los ensayos para “El Cid” comenzaron el 4 de octubre de 1999. En una entrada un mes después, ella escribió que Domingo “me ha dicho varias veces que está muy contento con mis aptitudes para el canto”, pero también “coquetea conmigo todo el tiempo… Dios, que esto no empeore”.
La temporada siguiente, ella tenía tres papeles de actuación, pero dijo que Domingo apenas y le habló.
Aunque ganó el prestigioso premio al Artista del Año entregado por esa casa de ópera en el 2000, dijo que la Ópera de Washington nunca la volvió a contratar, algo que ella atribuye a la influencia de Domingo.
“Cualquier persona que gane el premio `cantante del año’ en esa u otra compañía obviamente pensará que es el comienzo de una relación con esa compañía”, dijo Wilson. “Es como si te dijeran que hiciste un buen trabajo y queremos que regreses. Normalmente no es un adiós”.
Su carrera duró una década más antes de dedicarse principalmente a la enseñanza. Cantó en tres temporadas para la Ópera de la Ciudad de Nueva York y otras salas del país, como la de Dallas y la de Boston. Además se presentó en una cena oficial en la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton y en la inauguración de la Biblioteca Presidencial George W. Bush.
Varias de las mujeres que criticaron la conducta de Domingo expresaron también cierta admiración hacia el maestro, recordándolo como carismático y generoso, como alguien que recordaba los nombres de la gente y quien ha dejado huella en el mundo de la ópera.
Wilson dijo que entiende por qué tantos admiradores del legendario artista están teniendo dificultades para conciliar su imagen con los relatos de conducta sexualmente agresiva.
“Entiendo que para un admirador le es difícil justificar o racionalizar que alguien tan encantador y generoso en tantas maneras pueda ser así”, dijo Wilson.
Aseguró que durante años calló sobre sus experiencias con Domingo “porque pensé que nadie iba a hablar”. Pero cuando leyó la nota de la AP, dijo, se dio cuenta de que algo se podría lograr.
“Yo sé que si dejo pasar la oportunidad y me quedo callada, me voy a sentir 20 veces peor”, comentó. “Es una carga enorme como para estar llevándola la vida entera. Y cada vez que sale otro relato de #MeToo, caigo en un lugar oscuro y estoy harta de eso”.
Dijo que decidió hablar también para proteger a las jóvenes a quienes ella enseña como directora del departamento de canto de una universidad.
“La música, el arte, es maravilloso”, comentó, “y ojalá este negocio tenga por lo menos la integridad de darle una oportunidad justa a estas jóvenes”.
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San Francisco cancela conciertos de #Plácido
LOS ÁNGELES, California. * 13 de agosto de 2019.
] AP.
La Ópera de San Francisco dice que cancelará su concierto de octubre con Plácido Domingo tras la publicación de un reportaje de The Associated Press que incluye los testimonios de múltiples mujeres que afirman haber sido acosadas sexualmente o sufrido un comportamiento inapropiado de parte del superastro.
El concierto del 6 de octubre se realizaría para celebrar el 50 aniversario de Domingo con la compañía de San Francisco. Había sido promovido como una “actuación especial y evento único”, con “uno de los más influyentes cantantes en la historia de la ópera”.
La compañía de ópera dijo en un comunicado que, a pesar de que ninguno de los supuestos incidentes de comportamiento inapropiado ocurrieron en San Francisco, está “comprometida a una política estricta contra el acoso sexual y requiere que todos los miembros de la compañía se adhieran a los mayores estándares de conducta profesional”.
El martes la Ópera de Los Angeles, donde Domingo ha sido director general desde 2003, dijo que contratará asesores externos para investigar las acusaciones contra el astro. Por su parte la Orquesta de Filadelfia rescindió la invitación de Domingo para su concierto inaugural el próximo mes.
Domingo ha calificado las acusaciones como “profundamente preocupantes, e inexactas tal como se describen”.
“Yo creía que todas mis interacciones y relaciones fueron siempre bienvenidas y consensuadas”, agregó.
14:00
La Ópera de Los Angeles (conocida en inglés como LA Opera) emitió un comunicado diciendo que investigará las acusaciones contra Plácido Domingo incluidas en un reportaje de The Associated Press en el que numerosas mujeres acusan a la leyenda de la ópera de acoso sexual y un comportamiento inapropiado.
Domingo es el director general de LA Opera y ha tenido importantes puestos directivos en la compañía desde el 2000.
Varias mujeres en el reportaje de AP relataron incidentes que según ellas ocurrieron mientras trabajaban con Domingo en Los Angeles.
En respuesta al documento la compañía dijo en un comunicado: “LA Opera buscará asesoría externa para investigar las acusaciones respecto a Plácido Domingo”.
El comunicado señala que Domingo ha sido “una fuerza creativa dinámica en la vida de LA Opera” por más de tres décadas y agregó: “Creemos que todos los empleados y artistas deberían ser tratados con respeto y sentirse seguros y a salvo dentro de su ambiente laboral”.
Domingo ha negado las acusaciones pero señaló: “Aun así, es doloroso saber que puedo haber molestado a alguien o haberles hecho sentir incómodas”.
13:30
La Ópera Nacional de Washington emitió un comunicado el martes diciendo que tiene políticas de “cero tolerancia” con respecto al acoso de cualquier tipo, en respuesta a un reportaje de The Associated Press en el que numerosas mujeres acusaron a la leyenda Plácido Domingo de un comportamiento inapropiado.
Domingo ha sido uno de los principales líderes de la ópera por 15 años, siendo director artístico y director general. Varias artistas dijeron a AP que fueron acosadas sexualmente por el astro mientras trabajaban en para la ópera de Washington y que su comportamiento era un secreto a voces.
Una vocera de la ópera de Washington rechazó responder preguntas específicas de AP sobre si la directiva a estaba al tanto de cualquier comportamiento indebido de parte de Domingo y si se habían presentado denuncias.
En cambio, la ópera emitió un comunicado diciendo que su meta es “asegurar siempre que nuestros artistas y empleados puedan trabajar y desarrollarse en un ambiente de seguridad, confianza, apoyo, creatividad y respeto mutuo”.
12:00
La Orquesta de Filadelfia rescindió una invitación a Plácido Domingo para su concierto inaugural después de que un reportaje de The Associated Press revelara numerosas acusaciones de acoso en su contra.
La orquesta dijo el martes que está “comprometida a proporcionar un ambiente apropiado, seguro, de apoyo y respeto”.
En el reportaje de AP numerosas mujeres dijeron que Domingo intentó presionarlas para tener relaciones sexuales al prometer empleos y a veces castigarlas profesionalmente si se negaban a sus insinuaciones.
Domingo dijo que las acusaciones son inexactas.
Esta es la primera organización que emprende acciones contra Domingo desde que el reportaje se publicó la madrugada del martes.
Domingo iba a acompañar a otros músicos en la primera noche de la temporada en Filadelfia el 18 de septiembre.
00:10
Numerosas mujeres relataron a The Associated Press que el célebre astro de la ópera Plácido Domingo trató de presionarlas para tener relaciones sexuales al prometer empleos y en algunos casos castigarlas si se negaban a sus insinuaciones.
Otras seis mujeres dijeron que los avances de Domingo les hicieron sentir incómodas. Y cerca de una treintena más de personas en el mundo de la ópera señalaron que presenciaron comportamientos inapropiados con tintes sexuales de parte de Domingo o que iba detrás de mujeres jóvenes con impunidad.
Domingo calificó las acusaciones como “profundamente preocupantes, e inexactas tal como se describen”, mientras que agregó “creía que todas mis interacciones y relaciones fueron siempre bienvenidas y consensuadas”.
Siete de las nueve acusadoras de Domingo dijeron a AP que sentían que sus carreras tuvieron impactos negativos después de que rechazaron sus insinuaciones y algunas afirmaron que los papeles que les fueron prometidos nunca se materializaron.
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Plácido Domingo acusado de acosar a nueve mujeres
Jocelyn Gecker
LOS ÁNGELES, California. * 13 de agosto de 2019.
] AP.
Durante décadas, Plácido Domingo, uno de los hombres más poderosos y elogiados en el mundo de la ópera, ha intentado presionar a mujeres para que tengan relaciones sexuales con él, prometiendo empleos y en ocasiones tomando represalias contra las carreras de aquellas que rechazan sus proposiciones, dijeron numerosas acusadoras a The Associated Press.
Domingo, considerado uno de los mejores cantantes de ópera de todos los tiempos, es también un prolífico director de orquesta y director de la Ópera de Los Ángeles. Ganador de varios premios Grammy, es una figura muy respetada en su exclusivo mundo, descrito por sus colegas como un hombre de prodigioso encanto y energía que trabaja sin descanso para promocionar su rama artística.
A sus 78 años, todavía llena salas de conciertos alrededor del mundo y continúa sumando a los 150 papeles que ha cantado en más 4.000 presentaciones, más que ningún otro cantante de ópera.
Sin embargo, sus acusadoras y otras personas en la industria dicen que Domingo tiene un lado problemático: un secreto a voces desde hace tiempo en el mundo de la ópera.
Ocho cantantes y una bailarina dijeron a AP que fueron acosadas sexualmente por el superastro español, que lleva décadas casado. Los incidentes ocurrieron a lo largo de tres décadas desde finales de la década de 1980, en ocasiones en compañías de ópera en las que él ocupaba altos puestos directivos.
Una acusadora dijo que Domingo metió la mano bajo su falda, y otras tres dijeron que las besó por la fuerza en la boca en lugares como un vestuario, un cuarto de hotel y un almuerzo de trabajo.
“Una comida de trabajo no es rara”, dijo una de las cantantes. “Que alguien intente agarrarte la mano durante una comida de trabajo es raro, o que te ponga la mano en la rodilla es un poco raro. Siempre te estaba tocando de alguna manera, y siempre besándote”.
Además de las nueve acusadoras, otras seis mujeres dijeron a la AP que las proposiciones sexuales de Domingo las hicieron sentir incómodas. Una cantante dijo que le pidió varias veces salir en una cita tras contratarla para cantar una serie de conciertos con él en la década de 1990.
La AP también habló con cerca de una treintena de cantantes, bailarines, músicos de orquesta, personal técnico, maestros de canto y administradores, que dijeron haber presenciado comportamiento inapropiado de índole sexual por parte de Domingo, y que el cantante perseguía a mujeres más jóvenes con impunidad.
Domingo no respondió a preguntas detalladas de AP sobre incidentes concretos, pero emitió un comunicado en respuesta: “Las acusaciones de estas personas no identificadas, que se remontan hasta 30 años, son profundamente preocupantes, e inexactas tal como se describen”.
“Aun así, es doloroso saber que puedo haber molestado a alguien o haberles hecho sentir incómodas, sin importar cuánto tiempo haya pasado y pese a mis mejores intenciones. Yo creía que todas mis interacciones y relaciones fueron siempre bienvenidas y consensuadas. La gente que me conoce o ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que dañe, ofenda o avergüence a nadie a propósito”, añadió.
“Sin embargo, reconozco que las normas y estándares por los que se nos mide hoy _como debe ser_ son muy diferentes de lo que eran en el pasado. He tenido la bendición y el privilegio de haber tenido una carrera de más de 50 años en la ópera y me atendré a los estándares más altos”.
Siete de las nueve acusadoras dijeron a la AP que sintieron que sus carreras se vieron perjudicadas tras rechazar las propuestas de Domingo, y algunas señalaron que el artista les prometió papeles que nunca se concretaron. Varias dijeron que aunque trabajaron con otras compañías, nunca volvieron a ser contratadas para trabajar con él.
Sólo una de las nueve mujeres aceptó ser identificada: Patricia Wulf, una mezzosoprano que cantó con Domingo en la Ópera de Washington. Las demás solicitaron anonimato, indicando que o bien siguen trabajando en el sector y temen represalias o temen ser humilladas públicamente e incluso acosadas.
Los testimonios de las acusadoras muestran patrones muy similares de comportamiento, en los que Domingo las contactó de forma persistente _a menudo llamándolas repetidas veces a sus casas por la noche_, expresó interés en sus carreras y las instó a reunirse con él en privado con el pretexto de ofrecerles consejo profesional.
Ninguna de ellas pudo ofrecer documentación como mensajes telefónicos, pero la AP habló con muchos colegas y amigos en los que habían confiado. Además, la AP verificó de forma independiente que las mujeres trabajaron donde dijeron y que Domingo coincidió con ellas en esos lugares.
Dos de las mujeres dijeron haber cedido brevemente a las proposiciones de Domingo pues creían que podían poner en peligro sus carreras rechazando al hombre más poderoso de su profesión.
Una de ellas dijo que tuvo relaciones sexuales con él dos veces, incluida una en el hotel Biltmore de Los Ángeles. Cuando Domingo se fue para una actuación, señaló la mujer, dejó 10 dólares en la mesilla de noche y dijo: “No quiero que te sientas como una prostituta, pero tampoco quiero que tengas que pagar por el estacionamiento”.
Muchas de las acusadoras dijeron que muchos colegas les advirtieron en repetidas ocasiones que no estuvieran nunca a solas con Domingo, ni siquiera en un elevador. Si lo acompañaban a almorzar o cenar, lo hicieran en un sitio público y se abstuvieran de consumir alcohol.
Las mujeres que hicieron las acusaciones eran en su mayoría jóvenes y estaban comenzando entonces sus carreras.
Varias dijeron haber tomado medidas extremas para evitar a Domingo, como dejar de usar el baño más cercano a su oficina, pedir a colegas que permanecieran junto a ellas mientras trabajaban y no responder llamadas a sus casas.
La bailarina llamaba su técnica para evitar al cantante “un amague, una risita y te vas”, y una soprano la etiquetó como “andar en la cuerda floja”.
La influencia de Domingo en el mundo de la ópera es tan grande, que Wulf fue la única persona entre las decenas que hablaron con la AP que accedió ser identificada. Y muchos de los que hablaron lo hicieron renuentemente, por miedo a represalias pero también por no querer causar daños colaterales a la industria misma.
Pero finalmente, aquellas que hablaron con AP dijeron que se sintieron animadas por el movimiento #MeToo y decidieron que la manera más efectiva de atacar la conducta sexual inapropiada arraigada en su industria era denunciando el comportamiento de la figura más prominente de la ópera.
“Existe una tradición oral de alertar a las mujeres sobre Plácido Domingo”, dijo una mezzosoprano que trabajó en la Ópera de Los Ángeles pero que no está entre las acusadoras. Hizo eco del consejo que varias mujeres dijeron haber recibido: “Eviten interactuar con él a toda costa. Y definitivamente no estén a solas con él”.
″¿Voy a ser su blanco o no?”
Otra mezzosoprano que está entre las acusadoras tenía 23 años y cantaba en el coro de la Ópera de Los Ángeles cuando conoció al superastro en 1988.
Durante un ensayo de “Los cuentos de Hoffman”, fue seleccionada para besar a Domingo en la escena de una orgía. Dijo que recuerda haberse limpiado la saliva del cantante de la cara tras un torpe beso húmedo y que él le susurró: “Desearía que no estuviéramos en el escenario”.
Luego de ese incidente, Domingo empezó a llamarla a casa a menudo, aunque ella no le había dado su número. Le dijo que era una cantante talentosa con un futuro prometedor y que quería ayudarla.
“Yo aún no había comenzado mi carrera. Me sentí completamente halagada. Y anonadada. Y emocionada”, contó. “Entonces se tornó más aterrador”.
“Decía cosas como: ‘Ven a mi apartamento. Cantaremos unas arias. Te asesoraré. Me encantaría escuchar lo que puedes hacer para una audición’”, dijo.
Durante los tres años siguientes, señalo, él la hizo sentir incómoda por sus muestras de afecto, rodeando su cintura con el brazo o besándola en la mejilla demasiado cerca de la boca. Conocía la clave para entrar a su camerino y lo hacía sin invitación, dijo, con lo que ella supuso que pretendía verla sin ropa.
Domingo era un asesor artístico de la Ópera de Los Ángeles en los 80 cuando alcanzó el estrellato global. La revista Newsweek lo apodó “El Rey de la Ópera” en un reportaje de 1982 y apareció en programas de televisión populares como “Sesame Street”, donde un personaje, Plácido Flamingo, fue nombrado en su honor. Su colaboración con los “Tres Tenores”, junto al difunto Luciano Pavarotti y José Carreras, produjo la grabación clásica más vendida de todos los tiempos.
En vez de ofender a Domingo y arriesgar futuros empleos, la mezzosoprano dijo que se esforzó por evitar quedarse a solas con él al tiempo que intentaba que no se sintiera insultado. Pero él no captó la indirecta, dijo la cantante, y reanudó sus intentos inoportunos cada vez que volvía a Los Ángeles.
Una noche, dijo, aceptó reunirse con Domingo alrededor de las 11 de la noche “y entonces tuve todo un ataque de pánico. Me puse como loca, y dejé de contestar al teléfono. Él llenó el contestador, llamándome hasta las 3:30 de la mañana”.
Dijo que no reportó su conducta porque “eso sencillamente no se hacía” y también temía que cualquier tropiezo arruinaría la carrera de ella.
Cantantes y administradores “sonreían y se encogían de hombros”, dijo. “Todos me veían corriendo para evitarlo y se reían. Así lidiaban todos con Plácido”.
Una persona que trabaja entre bambalinas dijo que muchos sentían que Domingo perseguía a la mezzosoprano “de una manera que ella no quería. Todos éramos conscientes de eso”. Y un cantante y amigo dijo a la AP que recuerda que la cantante le pidió su consejo para navegar la situación.
La mezzosoprano dijo que cada vez que el astro volvía a Los Ángeles tenía que prepararse psicológicamente. “Solía prepararme cuando él estaba en la ciudad, pensando, ‘¿Voy a ser su blanco o no? ¿Qué voy a decirle cuando me invite otra vez? ¿Cómo me voy a salir de esto?’”
En 1991, dijo, “finalmente cedí y dormí con él. Se me acabaron las excusas. Fue como ‘OK, supongo que esto es lo que tengo que hacer’”.
La mujer dijo que tuvo relaciones sexuales con Domingo en dos ocasiones, una en el apartamento de él en Los Ángeles y otra en el hotel Biltmore, donde él dejó el dinero en la mesilla.
Dijo que el superastro mencionó su “superstición de que tenía que estar con una mujer antes de un espectáculo” para relajarse y calmar sus nervios.
“Cantaré mejor, y todo será gracias a ti”, contó que él le dijo antes de dejarle los 10 dólares para el estacionamiento.
Ella cortó el contacto físico tras el segundo encuentro, una decisión que está segura le costó su carrera con la Ópera de Los Ángeles.
“Para alguien que llamaba y trataba de verme cada año, cada vez que estaba en la ciudad, el que nunca me haya vuelto a contactar ni contratado es bastante conveniente”, dijo.
″¿Cómo decirle no a Dios?”
La Ópera de Los Ángeles anunció en 1998 que Domingo sería su director artístico, tras haber trabajado por años para la compañía como asesor.
Una joven cantante que conoció a Domingo ese año en un ensayo dijo que éste de inmediato comenzó a llamarla a su casa.
“Decía, ‘voy a hablarte como el futuro director artístico de la compañía’” y discutía posibles papeles para ella, contó. “Entonces bajaba el tono de voz y decía, ‘ahora voy a hablarte como Plácido’”, y le pedía que saliera con él ya sea a beber algo en Santa Mónica, ver una película o ir a su apartamento para que él pudiera prepararle un desayuno.
Durante una de sus frecuentes visitas sin invitación a su camerino, Domingo admiró su ropa, se inclinó para besarle las mejillas y colocó una mano al lado de su pecho, recordó.
Desde un principio la cantante, que tenía 27 años y estaba empezando su carrera, dijo que se sintió aterrorizada y atrapada.
“Estaba totalmente intimidada y sentí que decirle no a él sería como decirle no a Dios. ¿Cómo le dices que no a Dios?”, dijo.
Las llamadas continuaron, y ella dejó de contestar el teléfono. En persona le daba excusas, señaló. Estaba ocupada, estaba cansada y era una mujer casada. Dijo que Domingo en una ocasión le respondió: “Es una pena que tu esposo no entienda tu carrera”.
Tras una actuación, la cantante dijo que se fue a casa y respondió una llamada telefónica, y que escuchó con profunda desazón la voz de Domingo.
Él le dijo que tenía champaña y le preguntó si podía pasar a buscarla para que pudieran celebrar la función. En ese momento, dijo, se rindió a “una sensación de catástrofe inminente”, de que “no iba a tener una carrera en la ópera si no cedía”.
“Me vino a recoger en su BMW y me subí al auto con él. Él estaba muy emocionado. Me estaba tocando la rodilla. Me puse en modo actuación para poder vivir conmigo misma”, dijo. Contó que fueron a su apartamento cerca del pabellón Dorothy Chandler de la ópera, donde los aguardaba el champán.
“Estábamos sentados en el sofá en un momento, y él empezó a besarme”, dijo. Entonces él la llevó a su habitación y le quitó la ropa antes de desvestirse, y practicaron “toqueteos” y “manoseos”.
Domingo continuó buscándola en los días y semanas siguientes, llamándola repetidas veces. “Me sentí como una presa. Sentí como si me estuviera cazando”, dijo.
Al final, le dijo a Domingo que las llamadas tenían que parar y le recordó que ella era una mujer casada.
“No estaba preparada para cuánto iba a afectar esto mi autoestima, y la vergüenza por lo sucedido y por pensar quién lo sabía y si pensaban que por eso tuve una oportunidad o un papel”, señaló. “Comencé a dudar de mi propio talento y habilidades”.
El esposo de la cantante confirmó a la AP que ella le dijo en esa época que Domingo la estaba llamando persistentemente y que “eventualmente fue bastante claro que él le estaba haciendo proposiciones sexuales”. Cuando ella le confesó lo sucedido con Domingo, el esposo dijo que su descripción del comportamiento del superastro lo convenció de que “la única manera de salir de eso era cediendo, o dándole un duro no y renunciar a todo lo relacionado con su carrera”.
Una amiga y colega de la cantante dijo a la AP que recuerda que ésta le dijo que Domingo la estaba inundando con llamadas e ignorando sus solicitudes de parar. La cantante perdió mucho peso y desarrolló problemas con los nervios, dijo la colega.
“Fue como ver a alguien ser asesinada psicológicamente”, dijo la colega. “Se hizo más y más pequeña como persona”.
La cantante dijo que una vez que Domingo asumió el control de las decisiones de reparto en la Ópera de Los Ángeles en 2000, nunca volvió a contratarla.
Ahora con 49 años y retirada, dijo que la acecha el miedo de que ceder a Domingo haya podido mitigar cualquier crimen del cantante.
“Todavía lucho con la sensación de que me decepcioné a mí misma, obligándome a aceptar y haciendo mi trabajo cuando debí haber armado todo un escándalo”, dijo.
“¿Tienes que irte a casa esta noche?”
Patricia Wulf, otra mezzosoprano que trabajó con Domingo, dijo que éste la confrontaba noche tras noche con la misma pregunta susurrada.
“Cada vez que yo salía del escenario, él estaba entre bastidores esperándome”, dijo. “Venía directo hacia mí, acercándose tanto como podía, ponía su cara justo en mi cara, bajaba la voz y decía, ‘Patricia, ¿tienes que irte a casa esta noche?’”
Al principio, dijo, ella se reía nerviosa ante las declaraciones de Domingo, aun cuando las consideraba ofensivas. Pero cuando él persistió, dejó en claro su posición.
“Le decía, ‘¡Sí! Tengo que irme a casa esta noche’. Y me iba”.
Era 1998 y la carrera de Wulf estaba despegando en la Ópera de Washington, donde Domingo fungió como director artístico de 1996 a 2003 y como director general de 2003 a 2011.
La cantante, entonces de 40 años, había sido contratada para dos papeles como solista ese año, primero en una producción de “La flauta mágica” y más tarde en “Fedora”, que Domingo protagonizó con la gran soprano italiana Mirella Freni. La oportunidad de trabajar con estrellas de tanto renombre representaba un punto álgido en su carrera, dijo, pero la experiencia pronto se convirtió en una pesadilla.
En una entrevista en su casa en Virginia, Wulf, ahora de 61 años, contuvo las lágrimas al narrar cómo, tras haber dedicado años al entrenamiento de su voz, finalmente llegó a un gran escenario sólo para enfrentar un aprieto que no sabía cómo manejar.
“Tienes que entender que cuando un hombre tan poderoso — él es casi como un Dios en mi industria — se acercaba y me decía eso, lo primero que se me pasaba por la cabeza era ‘¿¡qué!?’”
“Pero una también piensa tan pronto como se aleja, ‘¿acabo de arruinar mi carrera?’ Y eso continuó toda esa producción”, agregó.
Wulf dijo que la persecución de Domingo no parecía tener límites.
“Llegó a un punto en el que cuando me bajaba del escenario trataba de escabullirme tras una columna, y él todavía conseguía la manera de encontrarme”, dijo.
Contó que Domingo a menudo tocaba la puerta de su camerino y que temía salir si él estaba en el pasillo: “Abría la puerta y me asomaba para ver su estaba ahí. Si estaba ahí, esperaba”.
Dijo que cuando llevó a su esposo, Richard Lew, a la fiesta por el estreno de “La flauta mágica”, Domingo “se me acercó, me tomó la mano, me besó ambas mejillas y me susurró al oído, ‘me gustaría conocer a mi rival’”.
Lew dijo a la AP que después de cada función le preguntaba a su esposa, ”¿Sucedió de nuevo? ¿Te dijo lo mismo?” Agregó que “en determinado momento, no tenía que preguntar. Podía deducirlo por lo molesta que estaba”.
Wulf recordó la compasión de un colega que le ofreció alzarse en su defensa si quería denunciarlo. “No lo van a despedir a él, me van a despedir a mí”, recuerda haberle dicho.
Al ser contactado por la AP, el excolega recordó lo incómoda que estaba Wulf y que la acompañaba hasta su auto en el trabajo porque temía estar sola.
Wulf dijo que Domingo no la tocó físicamente pero que no tenía dudas de sus intenciones.
“Absoluta y ciertamente, eso era acoso sexual”, dijo. “Cuando un hombre se te acerca de esa manera y te pregunta con una sonrisa burlona si tienes que irte a casa, repetidas veces, no puedo concluir más que él quería acostarse conmigo. En especial con su reputación para eso”.
“Eso afectó la manera en que lidié con los hombres el resto de mi carrera operística y el resto de mi vida”, agregó.
Wulf dijo que se está pronunciando porque el silencio en torno a lo que llamó el “secreto conocido” del comportamiento de Domingo se ha extendido demasiado tiempo. “Me pronuncio porque espero poder ayudar a que otras mujeres se pronuncien, o sean lo suficientemente fuertes como para decir no”, señaló.
“Quedé congelada de miedo”
Otra cantante que trabajó en Los Ángeles a mediados de la década de 2000 dijo a la AP que ya conocía la reputación de Domingo cuando éste mostró un gran interés por su carrera, y se aseguró de tener siempre una excusa para marcharse justo después de trabajar.
“Al principio, no tenía miedo. Pensé que podía manejarlo”, dijo, apuntando que él era persistente pero no agresivo físicamente.
Sin embargo, una noche tras el ensayo la tomó por sorpresa al preguntarle si podía llevarlo a su casa.
“La idea era ridícula: ¿Por qué no iba a tener Plácido Domingo cómo llegar a su casa?”, dijo. “Pero, ¿qué iba a hacer?”.
A mitad de camino, dijo, él le puso la mano en la pierna y cuando estaban llegando a su edificio le dijo que estacionara frente a una entrada lateral.
Entonces “se inclinó e intentó besarme”, y la invitó a subir, pero ella le dijo que tenía otros planes.
Varias semanas más tarde, señaló, Domingo se le acercó una noche que sabía que tenía trabajo hasta tarde.
Le dijo: “He estado tratando de trabajar contigo en esta aria por semanas. De verdad me gustaría escucharte cantar este papel. ¿Puedes venir a mi apartamento para repasar esta aria?”
Su tono era distinto, recordó. Sonaba impaciente.
“Suena loco decirlo, pero sentí que había alargado esto y lo había evitado durante seis semanas, y es Plácido, es mi jefe y me está ofreciendo trabajar conmigo en este papel”, dijo.
Fue a su apartamento, donde él sirvió dos copas de vino, dijo.
“Se sentó en el piano de cola y sí que cantamos esa aria, y trabajamos en ella. Y me dio consejos y me hizo muchos elogios”, contó.
Pero entonces, señaló, “cuando terminamos se puso de pie y metió la mano en mi falda, y ahí fue cuando tuve que salir de ahí”.
Dijo que él la siguió por el pasillo, rogándole que se quedara, entonces señaló hacia abajo y le dijo que tenía “dos horas más”, algo que ella cree era una referencia a algún medicamento para el desempeño sexual.
De vuelta en su auto, se quedó sentada en shock un largo rato hasta que sintió que podía manejar.
“Me fui a casa y estaba aterrada de volver a trabajar”, dijo. “Quedé congelada de miedo durante todo ese contrato”.
Desde entonces ha cantado en la Ópera Metropolitana de Nueva York, la Ópera de San Francisco y otros lugares, pero nunca ha vuelto a ser contratada para cantar en la Ópera de Los Ángeles o con Domingo.
“He sido dura conmigo misma un tiempo”, dijo la cantante. “Tener una sesión de entrenamiento con alguien que te ofrece entrenamiento no es aceptar tener sexo”.
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″¿Entiende el riesgo en el que me pone?”
Una bailarina que trabajó con el astro en varias ciudades comenzó a contar su experiencia con él diciendo: “Mi historia es excepcionalmente común”.
Dijo que un insinuante Domingo la llamó de noche de forma intermitente durante cerca de una década durante los 90, dejándole mensajes desvergonzados que luego escuchaba perpleja con su marido.
Domingo le pedía que se encontrara con él en lugares como su habitación de hotel, pero ella sólo lo veía para almorzar, siempre planteado como una comida de trabajo. Sin embargo, señaló que las manos de Domingo acababan en su rodilla, o la tomaba de la mano, o le besaba en la mejilla de una forma que la hacía sentir incómoda.
Dijo que se preguntaba con su esposo: “¿Entiende el riesgo en el que me pone, que podría arruinar mi matrimonio, arruinar mi carrera? ¿Entiendo lo que está haciendo?’ Pero a él no le importaba”.
“Cuando trabajas para el hombre más poderoso en la ópera, intentas seguirle el juego”, dijo, al tiempo que agregó que se cuidó de insultarlo.
Una tarde, cuando trabajaban juntos en la Ópera de Washington, Domingo le pidió que comiera con él en el restaurante de su hotel para hablar de trabajo, dijo la bailarina. Al terminar, sugirió que fueran caminando al ensayo pero dijo que tenía que pasar antes por su habitación.
“Me llevó a su cuarto, supuestamente para coger sus cosas, y me invitó a entrar”, dijo. “Y empezó a abrazarme y besarme”.
Ella dijo que lo apartó e insistió en que tenía que llegar al ensayo.
“Cuando estuvo claro que no iba a acostarme con él, simplemente me acompañó al ascensor y volvió a su habitación”, dijo. “Se abrieron las puertas del ascensor y me derrumbé. Simplemente me quedé en el suelo del ascensor, sudando profusamente”.
Un exadministrador de ópera dijo que por años supo que Domingo “persiguió constantemente” a la bailarina. Y un director amigo de la artista dijo recordar cómo después de “decirle no a Domingo, se vio apartada durante varios años”.
Una empleada de la ópera que trabajó de cerca con Domingo dijo que el cantante le parecía caballeroso y respetuoso, pero confirmó que la bailarina se había quejado del acoso del superastro por años. Dijo que la bailarina le contó lo que había ocurrido en el cuarto de hotel de Domingo, y que su impresión era que “aun cuando era persistente, él no aceptaba no como respuesta”.
Tras el incidente en el hotel, la bailarina dijo que no trabajó con Domingo en mucho tiempo.
“Hubo años en los que estaba destrozada por eso y asustada de que no volvieran a contratarme”, dijo. Pero con el tiempo, “volví a tener su visto bueno”.
Quizás por esa razón, dijo que no está segura cómo categorizar el comportamiento de Domingo.
“Lo que él hizo está mal”, expresó. “Utilizó su poder, acechó a mujeres, puso a mujeres en posiciones vulnerables. Hay gente que se ha quedado fuera de la industria y se ha visto expulsada sólo por someterse o no someterse a él”.
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“Siguió llamando y dejando mensajes. Tuve miedo”.
Las persecuciones de Domingo se extendieron más allá de las salas de conciertos, según una cantante que dice que lo conoció en Italia durante un viaje de mochilera.
Era una veinteañera que cursaba una maestría en la escuela de artes Juilliard cuando pasó el verano de 1992 viajando por Europa con su hermana.
Durante su estancia en un hotel barato de Roma a las afueras del Campo de Fiori, una mañana se puso a cantar en la ducha con la ventana abierta. El portero de un hotel de lujo cercano gritó preguntando quién cantaba, y dijo que Domingo se estaba alojando en su hotel y la había oído.
“Dijo que tienes una voz hermosa y que quiere conocerte”, le dijo el portero, según contó.
Domingo, que estaba en Roma ese verano interpretando “Tosca” para una producción que se transmitiría en vivo alrededor del mundo, le envió un mensaje pidiéndole que se reuniera con él a las 10 de la noche en otro hotel.
La cantante contó que entró al vestíbulo del hotel y le dijo al recepcionista que estaba ahí para encontrarse con Plácido Domingo. La llevaron hasta la azotea, donde había una mesa dispuesta y Domingo apareció vestido en una elaborada bata y una camisa blanca holgada con una hermosa joven morena tomada de su brazo.
“Todo parecía como sacado de una película”, dijo.
Contó que le dijo que era estudiante de Juilliard y él insistió que fuera a verlo a la Ópera Metropolitana, ubicada a una calle de la escuela en Manhattan, para que cantara para él.
“Dijo que creía que podía ayudarme con mi carrera”.
De regreso en Nueva York, fue a una actuación de Domingo y lo buscó tras bambalinas, donde él se acordó de ella y le pidió su número telefónico.
“En ese momento, estaba enamorada con toda esta situación y emocionada de conocer a esta persona realmente famosa con una voz increíble”, dijo. “Entonces comencé a recibir llamadas telefónicas”.
″Él hablaba con una voz infantil que era galante”, recordó. “Quería venir a mi apartamento, y eso era raro”.
“En Italia y en la Met, el gancho era, ‘Quiero oírte cantar, puedo conectarte con gente’. Una vez que empezó a llamar, era, ‘Quiero verte, quiero conocerte’”, dijo.
Dijo que consultó con una amiga en el mundo de la ópera y que ésta le advirtió que se mantuviera alejada de él.
“Fue tenaz. No dejó de llamar y llamar y llamar. Las primeras veces lo rechacé, pero entonces se volvió ridículo. Siguió llamando y dejando mensajes. Tuve miedo”.
“Su agresividad era demasiada como para pensar que no tenía un motivo oculto”, agregó.
En un momento, le pidió a un compañero de clase que atendiera su teléfono. Domingo nunca la volvió a llamar.
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“Fue la muerte de un héroe”.
Otra soprano dijo que sintió que había alcanzado el pináculo de su carrera cuando surgió la oportunidad de trabajar con Domingo en la Met en 2002. Domingo era su ídolo. Su voz rica, fascinante y conmovedora la había inspirado a convertirse en cantante de ópera.
Recuerda que sintió euforia cuando él elogió su voz, tomando su rostro entre sus manos tras una actuación y diciéndole, “me has conmovido, tu interpretación me conmovió”. Él era el director artístico tanto de la Ópera de Washington como la de Los Ángeles y le dijo “voy a conseguirte trabajo, hago muchos conciertos y le pido a mis cantantes favoritas que canten conmigo”.
Una noche durante un intermedio, dijo, Domingo la visitó en su camerino y hablaron de su actuación antes de que él se acercara para darle un beso de despedida.
“Le puse la mejilla pero él me volteó la cabeza y me besó en los labios”, dijo la soprano. “De pronto tenía unos labios mojados sobre los míos. Fue un beso mojado, baboso”. Cuando se apartó, Domingo le preguntó: “¿Entiendes?”
“Sí”, respondió la soprano.
″¿De verdad entiendes?”, le preguntó otra vez, acariciándole la mejilla, dijo.
“Sí, lo entiendo perfectamente”, dijo que le respondió.
“Eso es todo lo que dije. Pero para mí, fue la muerte de un héroe. Esa fue la muerte de mi sueño”, manifestó.
En adelante, dijo que le ofrecía sólo la mejilla y que ya no lo miraba a los ojos.
″Él tuvo la idea clara de que yo no iba a cooperar. Y nunca lo intentó de nuevo”, dijo. Pese a las declaraciones previas sobre un futuro empleo, jamás volvieron a invitarla a trabajar con Domingo.
Destacó que la fama de Domingo es bien merecida y que el mundo de la ópera se ha beneficiado de su enorme talento como cantante y artista.
“Tiene un alma cuando canta, y esa alma está ahí en medio de su abuso de poder”, dijo.
Haciendo eco de otras acusadoras, dijo que no quería dañar la reputación del emblemático cantante sino hacerle saber que su comportamiento era equivocado.
“No es que quiera que sea castigado. Quiero que sea consciente”, dijo. “Quiero que tenga la oportunidad de saber exactamente el tipo de daño — emocional, psicológico, profesional y demás — del que es responsable”.
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