Alfiles de #SanAmilcar agreden al Gobernador y boicotean inauguración de Hospital de Cruz Grande
] CRUZ GRANDE. * 20 de agosto de 2020.
| Acapulco Press.
Lo volvió a hacer.
Había sido el ‘autor intelectual’ de los abucheos a Héctor Astudillo durante la visita del Presidente de la República a Tlapa, el 11 de enero de 2019.
Hoy, de nuevo los índices apuntaron hacia el delegado federal en Guerrero, Pablo Amilcar Sandoval Ballesteros, durante la inauguración fallida del Hospistal Comunitario de Cruz Grande, donde al gobernador del Estado, Héctor Astudillo Flores, le insultaron, le aventaron agua y salió ileso, tras evadir un botellazo que buscaba estrellarse en su rostro.
No fue difícil vincular a los rijosos manifestantes con Morena y Pablo Amilcar.
Los propios manifestantes proporcionaron nombres y vínculos de los cabecillas con el delegado federal la Secretaría del Bienestar.
Dos de ellos resultaron muy cercanos a San Amilcar.
Demian Miranda Morales. director técnico y comercial de MAATI Guerrero, organismo de apoyo a las MIPYMES, dependiente de la Secretaría del Bienestar, y Eloy Rodríguez Felipe, médico cirujano y activista de Morena, son promotores activos de Pablo Almicar Sandoval a la gubernatura de Guerrero y realizan labores directas para la Secretaría del Bienestar, bajo el mando del delegado federal en cuestión. Algunas de sus cuentas de Facebook están plagadas de propaganda a favor de Pablo, en otras se enaltece a Eloy como futuro presidente de Florencio Villarreal.
De hecho, estos mismos ‘personajes’ habían estado azuzando a sus seguidores para esparcieran rumores sobre el abandono social que los tiene el Gobierno del Estado, específicamente en materia de salud; asimismo, habían promovido el boicot al acto inaugural del hopistal comunitario por meras diferencias ideológicas, ya que Cruz Grande es bastión de Morena y Pablo Amilcar Sandoval Ballesteros, ‘Siervo de la Nación’ a quienes ‘militantes y simpatizantes de morena de esa región de la Costa Chica ‘idolatran’ y quieren de gobernador el próximo año.
Las versiones no son inventos. Fueron vertidas por los propios manifestantes que –sin cubrebocas ni sanas distancias, ni cualquier otra medida sanitaria contra la pandemia del Covid19– se arremolinaron frente al inmueble que iba a ser inaugurado por el Gobernador Héctor Astudillo, a quien entre ligeros empellones, insultos, vociferaciones, demandas incoherentes y rociadas de agua y un botellazo, impidieron entregar el tan ansiado hospital exigido desde hace casi una década.
Un grupo de personas identificadas como militantes de Morena irrumpieron en el acto inaugural del Hospital Básico Comunitario del municipio de Florencio Villareal (Cruz Grande) y lanzaron agua e insultaron al Gobernador Héctor Astudillo Flores, a quien posteriormente intentaron agredir lanzándole una botella que el mandatario logró esquivar, evitando así una tragedia que pudo derivar en un delito grave contra los enardecidos morenistas que, sin cumplir con las medidas sanitarias ni el debido respeto a la investidura del mandatario estatal, se aglutinaron para impedir el evento en medio de gritos, insultos y consignas sin coherencia, ya que el Gobernador del Estado iba a inaugurar, precisamente, el hospital que tanto habían solicitado desde hacía casi una década.
Cabe destacar que, pese al recibimiento, Héctor Astudillo convocó al diálogo a los manifestantes, pero ninguno de sus líderes accedió a la cortesía. Seguían exigiendo atención médica, medicamentos, pero impidieron la entrega de un hospital complemente equipado, con capacidad para atender a unas cinco mil personas, y al cual el gobierno federal –emanado de Morena– había aportado 17 millones de pesos para terminarlo y echarlo a andar, luego de estar en el completo abandono desde la administración del perredista Ángel Aguirre Rivero, quien gobernó Guerrero durante el período 2011-2014, y ser rescatado por el Gobierno de Héctor Astudillo, el cual invirtió los 90 millones de pesos programados para su funcionamiento.
Lamentablemente, el asalto al inmueble y la interrupción inaugural por parte de personas vinculadas a Pablo Sandoval y Morena dejó temporalmente sin servicios de salud a la población de Cruz Grande, en tanto los rijosos pablistas no acepten el diálogo ofertado por Gobernador Astudillo para conocer sus demandas, pues hasta el momento solo exigen un hospital y servicios médicos, pero sin permitir –incoherentemente– que la actual administración les entreguen el recién inmueble de dos pisos restaurado por el Gobierno del Estado y el Gobierno Federal.
Pablo anda ‘rabioso’.
Desde Palacio Nacional se ha filtrado la confirmación que no tiene la bendición presidencial para ni candidato ni gobernador de Guerrero, pero su trastorno de poder lo hace confundir su deber como ‘siervo de la nación’, como delegado federal de la Secretaría del Bienestar… y como político con vocación y servicio.
Así no #SanAmilcar. Así no se ejerce la política.
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Inaugura Senador Añorve el primer cine en la Costa Chica de Guerrero
OMETEPEC, Guerrero. * 20 de noviembre de 2019.
] Especial.
El Senador Manuel Añorve Baños y el ex Gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero inauguraron el Cinépolis Ometepec, el primer cine en la región Costa Chica.
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#JB21: La revancha: «¡Jálalo que es pargo!»
Jiribilla Costeña
El Brujo Chiripero
] Acapulco Press
«De candidato a candidato», escribió #Jacko Badillo en su cuenta de Facebook tras encuentro de amigos con Luis Walton Aburto. Aunque en los comentarios no faltó quién especuló su adhesión a Morena, es un hecho que, por lo que ya no es un secreto, Joaquín Badillo Escamilla buscará la candidatura del PRD para la presidencia de Acapulco 2021.
La imagen habla por sí sóla, no da chance a especulaciones. La frase «de candidato a candidato» lo dice todo. Don Luis Walton se ha destacado por ser un polÍtico callado, cauto, sigiloso, pero objetivo y certero. Si no se ‘opuso’ a la frase pública de #Jacko, solo falta que Apreza levante el índice para oficializar los augurios sobre la posible definición de acuerdos rumbo al 2021 en torno a la gubernatura y las presidencias de Acapulco y Chilpancingo, ciudades de mucho peso en el ámbito político, turístico y cultural en el estado de Guerrero.
Lo dice #Jacko: «¡Acapulco lo va a lograr!». Frase en tercera persona, ‘modesta’, ambigua, pero muy precisa respecto a su anhelo por buscar la candidatura del PRD que, desde luego, habrá que pelear con quienes suponen y sospechan que también tienen derecho a gobernar una ciudad tan complicada y en crisis como la nuestra.
Esperemos que Ángel Aguirre, director técnico del «Proyecto JB21» actúe esta vez como todo un caballero. AMLO y Héctor Astudillo parecen haber coincidido que esta ruta y fórmula es la que más conviene a Guerrero… y a los objetivo de la #4T en suelo guerrerense, desde luego. No obstante, dejemos que el sabio tiempo haga lo que le corresponde.
#JálaloqueesPargo!
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¿Espionaje telefónico en Acapulco?
* Por si pensabas que tu privacidad virtual y telefónica está garantizada…
El Brujo Chiripero
Al respecto, debe aclararse que también el PRD ya le entró a la practica abierta de este ‘ilícito’ en la presente década, especialmente, a partir del gobierno de Ángel Aguirre Rivero y su heredero interino, Rogelio Salvador Ortega Martínez (2011-2015), según evidencias reveladas por la Auditoría Superior de la Federación el año pasado (oficio DARFT-“A1”/332/2015, fecha 27 de noviembre de 2016) cuando el gobierno de Aguirre adquirió de parte de la empresa Neolinx de México SA de CV, un equipo de espionaje valuado en 17.5 millones de pesos que fue pagado con dinero del Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública (FASP), y cuyo destino fue la Fiscalía General del estado (FGE), a fin de investigar a determinados actores sociales y políticos del estado, además del crimen organizado.
Por obviedad, el gobierno de #HéctorAstudillo debió haber heredado este sistema de espionaje, y no se duda que le esté siendo de gran utilidad.
¿Pruebas?
¡Mejor entérese cómo funciona uno de los más famosos e ‘INOFENSIVOS’!
* MSPY : Características:
* Leer Mails: Acceso a todos los correos, que son recibidos o enviados por medio de e-mails.
* Leer SMS (Mensajes de Texto): Listado de todos los mensajes que son recibidos o enviados.
* Ver historial de llamadas: Listado llamadas de todas las llamadas salientes o entrantes y sus datos (fecha, hora, telefono y duración).
* Control de aplicaciones: Bloqueo y desinstalacion de cualquier aplicación.
* Ver contactos y eventos programados: Acceso a la agenda de eventos programados.
* Chats de mensajería instantánea: Permite ver chats de aplicaciones populares como WhatsApp, Facebook, Viber, Skype y Snapchat.
* Monitorear el navegador: Lista de todas las paginas visitadas, URL de cada una de las paginas ingresadas, frecuencia de visita y estado de marcado, en caso de estar marcada como favorita.
* Keylogger: Registro de teclado, todo lo que se escribe por medio del teclado del teléfono sera registrado.
* GPS: Seguimiento y rastreo las 24 horas, por medio de Google Maps, rutas tomadas, direcciones y horarios.
* Bloqueo de llamadas: Podemos bloquear por medio del numero del cual no queramos recibir o realizar llamadas.
Si esto hace un ‘spyware’ inofensivo, ¡imagínense lo que hará «Pegasus», el programa espía fabricado por el grupo israelí NSO Group que se vende exclusivamente a gobiernos para monitorear a terroristas, capos de la droga, traficantes de armas y criminales de alta peligrosidad!
Cavile, investigue, sopese…. después nos cuenta.
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Víctor Aguirre: Lecciones no aprendidas
* Ángel Aguirre, amuleto de políticos profanos y olvidadizos
Aguirre Alcaide es de los que piensa que el pueblo olvida algunas cosas, pero no asume la realidad de que la historia jamás perdona y le guarda con sigilo aquellos «funny moments» de cuando fue aspirante a la gubernatura de Guerrero en el 2015 y solo demostró lo desastroso que puede ser el poder en manos de servidores públicos alcohólicos, ensoberbecidos y sin control.
Bajo los efectos del alcohol, el nuevo aspirante del PRD a la presidencia de Acapulco en el 2018, cesó a casi toda la policía de Tlapa que lo detuvo (28 de julio de 2014) por conducir completamente ebrio su camioneta, con la cual casi arrolla a una familia, al salir del populoso bar «Las Nenas», donde bebió hasta el amanecer, acompañado de su séquito de colaboradores más cercanos.
Este día, 11 de mayo de 2017, justo a las 16:07 horas, Víctor Aguirre Alcaide subió a Facebook la foto donde deja volar su efusión tras saludar a su «amigo Ángel Aguirre Rivero», con quien intercambió «experiencias de cómo podemos ayudar a nuestro querido puerto de Acapulco», en franca alusión al «ruido» que tiene planeado para no dejar de salir «en la foto», anunciando su búsqueda por la presidencia municipal del política y socialmente vilipendiado ex «Paraíso de América».
Ojalá los acapulqueños sí tengan memoria y no olviden que Aguirre Alcaide ha sido uno de los servidores públicos más corruptos del Gobierno Municipal que preside Evodio Velázquez Aguirre.
En mayo de 2016, el secretario de Sedesol municipal fue denunciado públicamente con lonas y cartulinas que Evodio llamó «vaciladas», pero en las cuales se acusaba a Aguirre Alcaide de estar robándose el dinero y de utilizar los recursos de Sedesol para darle una vida de lujos a su «novia».
Tanta fue la presión de su cese que finalmente Víctor Aguirre fue cesado por el presidente municipal, no obstante, este despido sí fue una auténtica «vacilada», ya que el ex dirigente de la corriente Unidad de Izquierda Guerrerense (UIG) continúo inamovible en el cargo.. y continúa, hasta el día de hoy,
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Rogelio Vs. Evodio
Ángel Miguel Blanco
massiosare@msn.com
La política se ha vuelto más visceral, más cínica y corrupta, empero, la sociedad no ha querido quedarse atrás y también se ha vuelto más victimaria, reaccionaria y alarmista. La sociedad de hoy no solo enjuicia, también sataniza.
Cuando Zeferino Torreblanca criticó y exhibió con fundamentos a uno de los presidentes priístas más ladrones y corruptos de la historia moderna de Acapulco, Rogelio de la O Almazán (1993-1996), sarcásticamente la sociedad crucificó y lapidó a Torreblanca pese a que todas sus denuncias fueron documentadas y sometidas a escrutinio jurídico, político y fiscal. Sus denuncias llegaron a ser notariadas para darle credibilidad y personalidad jurídica a las acusaciones. (Antes la firma de un notario era ley; hoy las cosas son distintas; ¡Hasta Peña Nieto piensa que con una firma notariada sus mentiras serán creíbles!).
No obstante, la sociedad y el PRI no perdonaron que el entonces panista y expresidente de la Coparmex acusara a de la O Almazán de “nepotista, ladrón, corrupto, saqueador” e “inepto político”.
En aquel entonces Gobernación decomisó todo diario o revista que hizo eco de las denuncias de Zeferino.
Pese a ser verdad que Rogelio era todo lo que Torreblanca afirmaba, nadie se metió con el entonces hijo predilecto del PRI e hijo putativo de Rubén Figueroa Alcocer, gobernador en funciones en tiempos de De la O Almazán.
La sociedad tampoco hizo mutis cuando Torreblanca llamó “patán” a Figueroa Alcocer, “mozo de estoques” y “enano de tapanco” a Manuel Añorve y “gobernador de papel” a Ángel Aguirre Rivero, que cubrió la vacante que dejó Figueroa luego de ser separado del cargo a raíz de los hechos sangrientos de Aguas Blancas, el 28 de junio de 1995.
Zeferino Torreblanca fue vetado de casi todos los diarios y revistas de Guerrero y solo dos o tres medios nacionales daban voz al “calumniador”, entre ellos Reforma y Quehacer Político, revista para la quien esto escribe fungía como corresponsal acreditado en el estado de Guerrero.
Rogelio de la O Almazán no era un gran político, tampoco fue un buen gobernante. La presidencia fue un premio por sus años de lealtad a los Figueroa. Sin embargo, era un buen amigo, lo digo con conocimiento de causa. Jamás me reclamó nada, salvo un “chingadazo” amistoso sobre el hombro izquierdo luego de una entrevista en presidencia. Él me bautizó como “diablo rojo” y desde entonces entablamos una gran amistad, pese a que no hubo ninguna relación publicitaria ni de “chayotes” de por medio, solo sanas distancias entre presidente y periodista.
Con el tiempo, Zeferino Torreblanca fue presidente de Acapulco (1999-2002) y fue allí donde con valor civil admitió que no era lo mismo criticar que gobernar.
Durante una entrevista exclusiva con Quehacer Político confesó que se pasó de la raya al haber criticado duramente a Rogelio de la O, a Manuel Añorve (ex Síndico Administrativo del gobierno de Rogelio, ex secretario de Finanzas del Estado y ex director de CAPAMA, todo durante el interinato de Ángel Aguirre en 1993 a 1996), a Rubén Figueroa Alcocer y a Ángel Aguirre Rivero, pues una vez en funciones como presidente descubrió que a la sociedad se le hace fácil exigirle imposible a los gobernantes, cuando debería ser más consciente y observar más allá de la realidad… a veces el dinero no alcanza, a veces no todo está al alcance del que gobierna, a veces no se tiene el poder necesario para exigirle al estado y la federación los recursos y atenciones que se requieren para poder estar bien con la gente, parafraseó. No es fácil ser presidente, no es fácil detentar el poder: no hay dinero que alcance para todas las necesidades de una ciudad tan demandante y exigente como Acapulco.
Después que a Zeferino Torreblanca, el presidente, no el crítico, le “llovió sobre mojado” como a los políticos y gobernantes del PRI que duramente había criticado, sintió en carne propia la impotencia de no poder cumplir con todo ni a todos, descubrió que el poder “no es monedita de oro” ni la investidura “varita mágica” para cumplirle a la gente todas las promesas hechas en campaña, mucho menos sus exigencias diarias.
En tiempos de Rogelio de la O, de Juan Salgado Tenorio, de Zeferino Torreblanca, de Félix Salgado y de Alberto López Rosas (Manuel Añorve y Luis Walton son otra historia, aunque con otra dosis de violencia más intensa) ya existía la violencia, existían el crimen organizado y el narcotráfico.
México, Guerrero, Acapulco no han estado exentos de sangre ni violencia desde sus orígenes.
Guerrero se caracteriza por ser un “estado bronco”, de guerreros dispuestos a “partirse la madre” con quien lo insulte o rete, como cualquier otro mexicano presto “al grito de guerra”.
La diferencia entre el Acapulco de Rogelio de la O y el de Evodio Velázquez es que el crimen organizado y el narcotráfico eran más mesurados. Ambos tenían un “código de ética” que les impedía asesinar mujeres y niños y/o dejar cuerpos por doquier, como si fuesen carpetas asfálticas.
El deterioro de la sociedad, de nuestros valores, de nuestros principios, son los principales causantes del estado caótico, terrorífico y sanguinario que vivimos. Tal es la magnitud de maldad que nos domina que la clase política se ha corrompido aún más y más, a grado tal que muchos políticos se han vuelto insensibles, impelidos por un espíritu de mezquindad y avaricia y poder desmedidos, además de adoradores del dinero.
No es novedad lo que ocurre en Acapulco, en Guerrero, en México. “El mundo entero yace en poder del inicuo (el diablo)”, dicen las Santas Escrituras. Los políticos son solo instrumentos de esta maldad, dicen algunos contextos bíblicos. Y si lo dice Dios, al menos yo no puedo contradecirlo.
Este hecho es importante para destacar por qué a la clase política le importa poco el altruismo, el amor al prójimo, gobernar con equidad y justicia y poner todo su empeño en proteger a sus gobernados.
Evodio no es el culpable de la violencia que tiene de rehén Acapulco. La violencia es una “papa caliente” que circula en manos de casi todos los políticos del mundo.
Estamos en el “fin del mundo”: lo que viene, comparado con lo que existe, será más terrorífico, dicen las mismas Santas Escrituras. Ni Evodio, ni Astudillo, ni Peña Nieto nos heredarán un Acapulco nuevo, un Guerrero mejor o un México prospero. De esto debemos estar conscientes todos.
Exigirle al alcalde, al gobernador, al Presidente de la República todo un ejército de soldados y policías no nos devolverá la paz ni el orden. El mundo evoluciona a pasos agigantados y la maldad también. Ay de aquél que se crea el cuento que habrá paz y orden en Guerrero o en Acapulco antes del 2018 o el 2021. Estas promesas solo le corresponden a Dios, no a Héctor Astudillo, y como han observado, ni Dios se atreve a garantizarnos paz y seguridad en tres o seis años. ¡Solo un loco podría emitir tantas estupideces!
Por consiguiente, lo que deberíamos hacer todos los que criticamos a nuestros gobernantes (me incluyo) es razonar más nuestros pensamientos.
Criticar menos, o criticar sin enjuiciar ni injuriar…
Proponer más y cumplir con nuestra parte que nos corresponde como ciudadanos…
Cierto, los políticos, los gobernantes nos salen debiendo, pero no es con insultos ni injurias como vamos a convencerlos de que nos atiendan.
A los mexicanos nos gustan los reflectores, ir en tropel tras la chusma, aunque esta se encamine al desfiladero.
Aplaudimos por aplaudir, injuriamos porque se siente “chido” que nos echen porras por lanzar consignas e injurias a lo ‘pendejo’.
Somos como los ratoncitos tras el flautista de Hamelin. Seguimos a quien nos engatusa con su flauta sin saber a dónde vamos.
Elegimos a nuestros gobernantes solo por que hablan bonito o son bonitos o se ven “buenas gentes”. No valoramos si tienen principios, si son de palabra o si son personas justas y rectas.
Es nuestra culpa que haya criminales legislando y gobernando. Es nuestra culpa, solo nuestra, que los políticos nos vean la cara cuando ya están en el poder. Es nuestra culpa que nos mientan, que nos estafen, que nos den siempre “atolito con el dedo”.
No nos gusta leer, saber nuestros derechos, queremos todo fácil y en ‘charola de plata’ o ‘peladito y en la boca’.
Si leyéramos más nuestra Constitución sabríamos las formas correctas de exigir nuestros derechos y hasta de enjuiciar a nuestros políticos.
A los políticos les conviene un pueblo ignorante, en caso contrario Acapulco, Guerrero y México serían otra cosa.
En lugar de trolear a los políticos en las redes sociales deberíamos hablar con prudencia y bases. Acusar, exigir, denunciar y exhibir a los culpables con los puntos sobre las íes.
Decirle a Evodio inepto o cualquier otro improperio no soluciona los problemas. Solo los empeora.
Razonar siempre ha caracterizado a las personas cultas, cuando injuriamos y maldecimos demostramos lo contrario.
Cierto, Evodio mismo debe reconocer que le está fallando al pueblo, que de acá para allá no es lo mismo que él ve de allá para acá, que sus asesores no todos son tan “inteligentes” como presumen, y que tiene que sacudirse las polillas y sabandijas que le estorban en la construcción de ese “Acapulco nuevo» que tanto promete. Al paso que va y con el gabinete y asesores que tiene, Evo se irá sin siquiera haberle darle a Acapulco “una manita de gato”.
Es cierto también que a los políticos hay que darles oportunidades, pero hay que mantenerlos vigilados constitucionalmente para que no abusen de nuestra confianza. De esta manera exigiremos, denunciaremos, exhibiremos apegados a derecho.
Después de todo esto, hay que recalcarlo:
De Evodio no depende la paz de Acapulco. Acapulco es rehén de intereses que sobrepasan el poder, autoridad e investidura del presidente. Acapulco es asunto de Seguridad Nacional, nos guste o no. Acapulco es “manzana” en discordia de grupos de poder más allá de Acapulco. Fuerzas superiores controlan la bestia que anda suelta en el puerto.
A Evodio hay que exigirle honestidad, transparencia y gobernanza. La bestia del narcotráfico y el crimen organizado que anda suelta en Acapulco está protegida por intereses que superan la supremacía del alcalde.
Al Gobierno Federal le corresponde gran porcentaje de culpabilidad y responsabilidad de la inseguridad que impera en el puerto. La policía local se declara impotente porque las armas que utilizan están reguladas por el Ejército. El narcotráfico y el crimen organizado no portan resorteras, sino armas de alto calibre que solo podrían hacerle frente las Fuerzas Armadas de México. Si alguien ha visto cómo los delincuentes se pasean frente al Ejército y Marina y los narcotraficantes venden sus drogas ‘frente a sus narices’ concordará que otros intereses impiden al presidente de Acapulco siquiera llamarle la atención al crimen organizado para que no hagan tantas “travesuras” en Acapulco. La única vez que lo intentó se le vino la federación encima y desató la ira de los dioses naranjas y tricolores que hallaron en el problema de la inseguridad la bandera idónea para aplastar a Evodio y así llegar electoralmente triunfantes al 2018.
Que Evodio debe hacer más que buenas intenciones para granjearse a sus gobernados, es cierto.
Que Evodio tiene que ser más honesto, más transparente y más coherente, también es cierto.
Pero si algo urge con Evodio es que se sacuda a tantos amigos y compadres que ni le ayudan ni le estorban y solo sirven para sangrar la nómina municipal. Cada trienio la Nómina Oficial del Ayuntamiento se incrementa casi un 50 por ciento de su capacidad. De Félix Salgado a Luis Walton la nómina se excedió más de 47 millones de pesos mensuales. Tanta carga a la sociedad no es justo, es abominable. No es justo que la nómina se sature por culpa de amigos, familiares, recomendados, compadres y hasta amantes que llegan a ganar entre 14 mil a 25 mil o 30 mil pesos mensuales… o casi 50 por ciento menos de lo que gana el presidente municipal y la “primera dama”, quienes oficialmente ganan entre 65 y 70 mil pesos mensuales..
Si algo urge también es que Evodio ponga gente capaz y responsable no solo en las policías de Acapulco, sino en aquellas áreas que tienen contacto más directo con la sociedad.
En Acapulco no existe la educación vial; en Acapulco no existen policías con criterio, la sociedad sigue molesta con los abusos, burocracia, soberbia y arbitrariedades en algunas dependencias municipales.
El Gobierno de Acapulco se halla reprobado en casi todas las ‘asignaturas’. Allí es donde Evodio debe comenzar a trabajar para menguar las críticas, en vista que su oficina de prensa solo sirve para tres cosas… sí, para eso que está pensando, menos para defender la imagen de Jesús Evodio Velázquez Aguirre.
A Evodio podemos acusarlo de populista, de ‘mentirosillo’, de poco transparente, pero no culparlo de la criminalidad que se pavonea en Acapulco. Insisto, una ciudad como la nuestra, rehén del narcotráfico y el crimen organizado de ‘altos vuelos’, es asunto de Seguridad Nacional. No lo digo yo, este hecho lo reconoció el mismo Presidente de la República, y lo avalan nuestras propias leyes, pero intereses muy fuertes impedirán que no solo en Acapulco y Guerrero veamos realizada esa paz y ese orden prometidos durante la campaña del señor Astudillo.
Seamos realistas, no culpemos a Dios de nuestras desgracias, Dios no nos eligió a Evodio ni a Peña ni a Astudillo.
“A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”.
No poseo ni toda la verdad ni todo el derecho de imponer criterios, aunque todo lo escrito me acredita la responsabilidad de contenido; por ende, no etiqueto nadie por respeto a la libertad de pensamiento, no obstante, cedo el derecho para las discrepancias, solo recuerden que el “respeto al derecho ajeno es la paz”.
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El otro lado de la guerra “Segob Vs Acapulco”
El Santo Oficio
Ángel Miguel Blanco
massiosare@msn.com
El 30 de noviembre fue un día fatídico para Acapulco, ese día, los ojos del gobierno federal pusieron su atención en Evodio Velázquez Aguirre, el joven presidente municipal de izquierda que con los testículos en manos frenó los desvaríos de la otrora dominante Iglesia, que esta vez no pudo imponer sus intromisiones en la clase gobernante.
Durante el “Taller de Cultura Cívica del Perdón, Reconciliación y Resarcimiento del Tejido Social”, celebrado en Acapulco el 21 de octubre de 2015, bajo la coordinación del Consejo Interreligioso Guerrerense, el sacerdote colombiano Leonel Narváez Gómez expuso que “para terminar la espiral de violencia (en el puerto, era) necesario negociar con los (…), porque las armas no son la solución”.
Días posteriores, el 3 de noviembre, para ser precisos, el alcalde de Acapulco respondió, preciso: “El gobierno y sus instituciones no tienen por qué sentarse a negociar con grupos de la delincuencia organizada, sino con la sociedad, para que juntos aprendan a cuidarse de la violencia”.
Evodio Velázquez agregaría que “Acapulco de ninguna manera es Colombia, aquí no hay FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), sino delincuencia común que tiene que ser erradicada con los programas de seguridad” que, por cierto, su gobierno ya había comenzado a poner en práctica.
El presidente admitió que “las cifras –los resultados—son frías, pero de más de 100 muertes al mes, ahora se tienen menos de 60, y con la puesta en marcha de programas coordinados (con el gobierno federal y el estatal), la cantidad irá bajando de manera paulatina”, estimó Velázquez Aguirre.
Como por arte de magia, tras dicha respuesta, Acapulco comenzó de nuevo ser blanco de ataques y pareció como, si a propósito, se hubiera “ordenado” hacer del puerto nuevamente escenario de sangre y violencia.
Quienes desconocen del tema posiblemente acertaron en hallar en la juventud de Evo Velázquez las fallas inmediatas en materia de seguridad pública, pero quienes gustan del análisis y el raciocinio, seguro pudieron apreciar que la guerra contra Acapulco había nacido desde la confrontación del Evo Velázquez con la Iglesia… con el aval inevitable de Los Pinos, a través de la Secretaría de Gobernación.
Para nadie es un secreto que el gobierno federal es, ha sido y será quien, mientras Enrique Peña Nieto ostente la Presidencia de la República, el único con poder absoluto para decidir sobre los mandos policíacos en estados y ciudades de interés internacional, y Acapulco no es la excepción.
SIN CHONG, NO HAY PARAÍSO
Contra todos los pronósticos y la oposición del entonces alcalde Luis Walton Aburto, el 8 de octubre del 2015, el gobierno federal “instruyó” al ex gpbernador Ángel Aguirre acatar la imposición del comisario de la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP), Alfredo Álvarez Valenzuela, como secretario de Seguridad Pública en Acapulco.
Álvarez Valenzuela, quien en su carrera policial había acumulado en su contra múltiples denuncias por abuso de autoridad, secuestros, extorsiones y hasta homicidios, era un “miembro distinguido” de “La Hermandad”, una cofradía integrada por policías federales directamente vinculados con el narcotráfico y la delincuencia organizada, según investigaciones propias del Cisen.
Alfredo Álvarez, quien fue el encargado del operativo “Guerrero Seguro” implementado por el gobierno de Ángel Aguirre, fue también partícipe del desalojo violento de normalistas de Ayotzinapa en la Autopista del Sol, cuyo saldo fue de dos estudiantes asesinados, el 12 de diciembre de 2011.
El jefe de “La Hermandad” en Acapulco era uno de los artífices del llamado “Mando Único Policial” (MUP), instaurado por el presidente Peña Nieto para supuestamente prevenir la filtración del narcotráfico y la delincuencia organizada en las policías estatales y municipales del país.
Lo que Peña Nieto no sabía –y si lo sabía, omitió reconocerlo, a propósito—es que lo que realmente hacía era legalizar la infiltración policíaca, pues la mayoría de los mandos en quien dejaba el control del llamado “Mando Único” ya sostenía nexos con la delincuencia informada, como bien documentó el Cisen su investigación sobre la cofradía conocida como “La Hermandad”, integrada por policías de elite al servicio la delincuencia.
El rechazo de Evodio Velázquez a este “Mando Único Policial” es otro de los reveces que el titular de la Secretaría de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no soporta… sobretodo porque la “ofensa” del presidente de Acapulco abolla la investidura de su jefe inmediato, Enrique Peña Nieto.
Lamentablemente, el rechazo conjunto del alcalde acapulqueño y el gobernador del estado hacia el MUP será quien sepulte la promesa de Héctor Astudillo de dar “orden y paz” a los guerrerensesn, porque sin Mando Único en Guerrero, en Acapulco, es un hecho que la seguridad pública sería un espejismo durante el resto de mandatos de Evodio Velázquez y Héctor Astudillo.
Tiempo al tiempo…
LA POSTURA DEL GOBIERNO DE ACAPULCO Y SUS RAZONES
Para Miguel Ángel Osorio Chong, quien recientemente había anunciado atención especializada para Acapulco, en materia de seguridad pública, las cosas no se están haciendo a su manera en el puerto; el desacato del gobierno de Evodio Velázquez contra la policía creada por su patrón como modelo de seguridad pública en el país, es un ofensa.
De allí que, desde su perspectiva, el Gobierno de Acapulco es, a partir de este año, un enemigo más del gobierno federal.
Y a fin de fundamentar su guerra y tratar de imponer el “Mando Único” en Acapulco, el secretario de Gobernación federal sostiene que el Gobierno Municipal no “ha depurado los elementos de la policía municipal que salieron como no aptos en las pruebas de control de confianza realizadas en el 2014”, que “el secretario de seguridad pública municipal, no ha aplicado la actualización de su evaluación en su nuevo cargo” y que “no ha realizado el curso de mandos policiales, conforme lo determinado el Consejo Nacional de Seguridad Pública”.
Es comprensible que Osorio Chong tenga esa miope perspectiva, pues no vive en Acapulco y con tantas ocupaciones es “posible” que ni siquiera le preocupe lo que ocurre en Acapulco.
Pero no solo de Acapulco desconoce qué ocurre Osorio Chong, un político sin calidad moral ni memoria que pese a estar acusado de sostener vínculos con la delincuencia organizada, desde que fungió como gobernador de Coahuila, sino de casi todo el país.
Quizá el secretario de Gobierno esté tan ocupado en su abnegación a Peña Nieto que teme decirle a su jefe la realidad que oculta su invento fantástico del “Mando Único Policial”, rechazo en casi todas las entidades y ciudades del país por la complicidad que existe entre los mandos del MUP y la delincuencia organizada. Además de que el “Mando Único” viola flagrantemente la Ley del Municipio Libre, pues su imposición resta poder a sus autoridades, facultadas constitucionalmente para elegir a sus autoridades auxiliares en materia de seguridad pública, quienes, por decreto, sí podrán coadyuvar con las tareas de las policías del estado y la federación, sin dejar de ostentar su autoridad en su circunscripción territorial.
Con todo esto como base, es plausible el hecho que el Gobierno de Acapulco se mantenga íntegro en su postura de no someter a plebiscito la negociación de la seguridad de los acapulqueños y de mantener sanas distancias con la delincuencia organizada.
Es plausible el rechazo hacia un “Mando Único Policial” plagado de irregularidades, por seguridad de la ciudadanía. Los hechos, las investigaciones, hablan de lo mal estructurad y operado que se halla ese “mando” al servicio de otros intereses, acatar su imposición sería entregar en charola de plata a la ciudadanía al crimen organizado y la delincuencia.
Lo dijo categórico en su momento el entonces vocero del gobierno de Ángel Aguirre, José Villanueva Manzanarez, que la policía de Acapulco, “se (encontraba) infiltrada por el narco”. De allí su interés de Luis Walton por reestructuras la corporación, no obstante, su proyecto fue frenado por el gobierno federal al imponerle a un miembro de “La Hermandad” como jefe de la policía local, quien pese al rechazo ciudadano y policíaco, por los excesos de poder y hasta tortura debidamente documentados, fue mantenido en el cargo hasta que sus fechoría desbordaron el dominio público.
Alfredo Álvarez Valenzuela fue acusado por “abuso de autoridad y desaparición forzada de personas” y capturado el 25 de julio del 2015. Irónicamente, pese a pasar unos días en el Cereso de Acapulco, actualmente se desempeña como director de seguridad de Iztapalapa, gracias a la “supuesta” intervención de su amigo Miguel Ángel Osorio Chong.
Al respecto, que el Gobierno de Acapulco aclare que, contrario a las acusaciones de la Segob, existen evidencias de que “se han tomado acciones en materia de profesionalización y certificación policial”, y que para el proceso de depuración se ha creado un “fondo económico, con recursos propios, para la liquidación de los elementos no aptos de la policía municipal”, es justo fundamento. Dichos programas han sido públicos, solo resta que se le liquiden de la corporación a los malos elementos, y que los testículos sigan bien puestos para que Acapulco esté libre de policías de dudosa reputación, aunque para el secretaria de Gobernación federal el “Mando Único” sea un modelo de “buenos muchachos”… como los 43 faltantes de Ayotzinapa.
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¿Y ahora, quién podrá defendernos?
El Santo Oficio
Ángel Miguel Blanco
massiosare@msn.com
No, Florencio no es un político brillante, es un hombre inteligente, pero políticamente ha dejado mucho que desear.
La prensa magnificó su persona, le dio la imagen que no le corresponde, y eso es lo que hace suponer a Florencio que es importante, que se le debe ministrar, sobretodo porque se creyó el cuento de que en un futuro cercano será el reemplazo de Astudillo.
Como buen priísta, Florencio Salazar Adame tiene como mayor mérito haber crecido a la sombra de José Francisco Ruiz Massieu, de quien imitó las poses, pero se quedó corto en talento.
Es esto, quizá, lo que ya en su etapa senil lo ha llevado a cometer yerro tras yerro.
«Alguien» magnánime quiso jubilarlo decorosamente… pero lo colocó en una Secretaría General que le quedó grande, como la gubernatura a Héctor Astudillo, quien sencillamente «ya no quiere queso, sino salir de la ratonera»… ¡y eso que apenas comienza!
Dicen, quienes lo defienden, que los guerrerenses debemos darle tiempo al gobernador en turno para que demuestre su capacidad.
Nadie duda de la capacidad de Héctor. Todo de lo que es capaz ya lo ha demostrado.
Como presidente municipal, como diputado local y federal, como Senador, Héctor ha demostrado que es capaz de hacer lo mismo que cualquier otro político rapaz, simulador, oportunista, soberbio y convenenciero, de su partido. Es buen alumno, aprende rápido, aunque en la práctica le fallen casi siempre las «tácticas» de sus grandes maestros.
Héctor cree que gobierna constitucionalmente, cuando solo suplanta a quienes detentan el verdadero poder del estado.
La administración de la política interna está a cargo de un hombre al servicio de René Juárez, tal como la imagen pública del «ejecutivo» a cargo de una mujer que solo obedece órdenes de Manuel Añorve. A Héctor solo le resta obedecer y guardar las poses. Es la estrella de la carpa, si no obedece, de sobra sabe que ya hacen fila para sustituirlo.
Quienes defienden a Héctor olvidan que no se le critica arteramente. Héctor sabía la clase de estado que buscaba gobernar. Debió traer un «Plan B» y hasta un «Plan C» bajo la manga para dar resultados no en cien días, sino tan pronto como se pudiera; para eso se preparó, para eso hizo campaña, para eso es guerrerense, para eso ha parasitado de los guerrerenses por más de dos décadas… debió saber a qué le tiraba con la gubernatura.
A Héctor se le puede perdonar que no de «pie con bola», lo que no puede perdonársele es que haya sido tan mentiroso al ofrecer «un gobierno libre de corrupción y nepotismo» cuando corrupción y nepotismo es lo que más campea en su gobierno. A Héctor no puede perdonársele que no pueda poner orden en Guerrero. Debió haber sido mas cauto al ofrecer soluciones fuera de su capacidad política.
Apenas recién gobierna y a Héctor ya se le escapa el orden de las manos; sus propios subordinados lo tienen contra la pared, sin que pueda decir nada, porque quienes se le rebelan obedecen a otros amos, no a Héctor Astudillo.
El conflicto de Florencio Salazar Adame con la prensa es una señal de alerta que Héctor debió haber atendido cuanto antes. Pero este es solo un ejemplo del poder que detenta quien aparece en la nómina oficial del estado como «gobernador de Guerrero».
Florencio Salazar no es un político brillante, es un «chapulín» con suerte y fama; su talento sigue estando en entredicho.
Haber sido secretario de la Reforma Agraria con Vicente Fox y embajador de México en Colombia con Felipe Calderón, ambos del PAN, no lo hace un político destacado; la mayoría de esos puestos son por consigna, no por talento.
El mayor mérito político del actual secretario general de gobierno es haber sido leal devoto del ex gobernador José Francisco Ruiz Massieu, a quien despúes de muerto venera más que los santos. De allí, no hay otra hazaña que destaque su brillantez política.
Florencio Salazar Adame, después de haber sido diputado local y federal por el PRI, se vio forzado por sus intereses a jurarle lealtad al PAN durante doce años, pero regresó de nuevo al PRI tras «descubrir» que Acción Nacional «est(aba) hundido entre las ambiciones personales de sus dirigentes» y que en Guerrero, «el Comité Ejecutivo (del PAN) se utiliza(ba) como moneda de cambio». ¡Qué descubrimiento!
Obvio… Florencio regresó al PRI, el partido más odiado por los mexicanos, porque los tiempos del PAN habían terminado; porque de la mano de Enrique Peña Nieto el PRI recuperaba el poder y Florencio no quiso hundirse con los perdedores, aunque fue uno de ellos al renunciar al PRI que le había dado todo: fama, fortuna y maestros priístas de los que dice sentirse satisfactoriamente orgulloso.
Sin embargo, su reencuentro con el poder parece haberle averiado sus facultades seniles. Lejos quedó el Florencio Salazar tan afamado, tan distinguido, tan respetado, tan venerado, tan populoso entre la prensa.
Sin embargo, pareciera que Astudillo sigue perdido en el Limbo. Sus subordinados no le obedecen, no lo respetan, y lo que es peor, ya comenzaron a relegarlo.
Sí, ¡y eso que apenas comienza!
Para nadie es un secreto que todos estos tropiezos, lejos de molestar, convienen a los intereses de quienes operan tras el poder de Astudillo. Por eso es que Florencio actúa independientemente de Héctor. Por eso es que a Érka Lhürs Cortés, directora de Comunicación Social, no le interesa si la imagen de Astudillo es buena o mala, si la relación del gobernador con los medios es cordial o se torna tensa: a ella, como a Florencio, lo que le interesa, es estar siempre bien con quien le dio la «chamba» y la ha mantenido amamántandose del erario público durante casi dos décadas. Punto.
Esto es lo que deben tener presentes quienes defienden a Astudillo, que no es que los guerrerenses duden de su capacidad, sino de su falta de autoridad y poder para imponer orden en Guerrero. ¿De la paz? ¡Ni se diga! Ni la ONU ha podido establecer la paz en el mundo, desde 1945.
Lo que «molesta» de Héctor Astudillo no es que sea el «muñeco de cuerda» de René Juárez y Manuel Añorve, sino que mienta, que se burle de los guerrerenses, ofreciéndoles soluciones y cambios que desconoce o sencillamente parecen estar fuera de su jurisdicción y autoridad ejecutiva.
Está a tiempo Héctor de enderezar su gobierno infestado de corruptos, de bandidos, de filibusteros, de oportunistas y familias enteras cobrando sin trabajar.
Sabemos que Héctor no es el mesías que traerá orden paz a Guerrero… ¡puede estar seguro que los guererenses sabrán perdonarle esos disparates de campaña! Lo que no podrían perdonarle son tantas mentiras y promesas profanas en tan poco tiempo; tanta corrupción y nepotismo en tan poco tiempo.
O Héctor recobra su lucidez mental o empaca maletas, pues no puede seguir jurando que es un hombre de palabra y un gobernante con alternativas cuando los hechos le refutan lo contrario diariamente.
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