La marcha y la ausencia de liderazgos
Tercera Vía
» ERNESTO | RIVERA RODRÍGUEZ
) Facebook @Ernesto Rivera
Salir a la calle, tomarla, marchar en ella vitorear la demanda para proteger las instituciones democráticas que tanta lucha y sangre le han costado al país, no bastó para empuñar un gran movimiento por la ausencia de liderazgos capaces de hacer sentir su fuerza y capacidad de atracción. Alguien vio alguno? El único presente desde su ausencia, pero vivo en el imaginario de las consignas de «El INE No se Toca» fue sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador, a quien se le colocó una Banda Presidencial, no con una Patente de Corso.
El resto no es únicamente ausencia, fue estrictamente inexistencia, de tirios y troyanos. Guerrero carece de liderazgos capaces de convencer, de generar otros discursos, otras expectativas que nos devuelven la confianza, la esperanza tan devaluada. Terminar con causas inútiles olvidándose de los campos electorales como único fin, como única obsesión lograda. Y ahí están, ahí continúan, año tras año, elección tras elección, y que han hecho por Guerrero. Nada.
Morena está más que cerrada, está expropiada, al menos eso creen ellos, por un grupúsculo sin escrúpulos, de la llamada oposición ni se diga, están igual o peor, en cuatro años un sólo hombre los puso al borde del colapso y los morenos piensan que ese sólo hombre o con su nombre los va a volver a poner en las boletas, cuándo la 4t está muy lejos de ser real. La pregunta de Sergio Montes es clara: después de la marcha a dónde va Morena?
Esperar la voz del amo ya no es suficiente.
La marcha trajo la simiente del cambio, más allá del INE, lo que se debe aprovechar es el «envión» en contra. Utilizar sus propias armas, su propia fuerza, golpear hasta hoy no ha funcionado. La eternidad en los puestos convertida en una corrupción saturada de medias verdades y mentiras completas, a puesto a los partidos políticos al borde de la extinción, inquilinos del poder como si fuera una cédula de perpetuidad, dónde la figura violencia de género respecto a ellas a adquirido cartilla de identidad de manera tan subjetiva que rebasa la línea de la razón.
La fuerza de la marcha se cuece en el caldero de la sociedad, una sociedad hasta hoy inimaginada por los teóricos, pero ya se escuchan sus pasos. Al tiempo, con o sin Plan B, el cual es un plan profundamente regresivo, y cómo él mismo afirmó que la democracia en México es mejor que la de Estados Unidos, entonces para que quiere desaparecer el árbitro que a él le dio el triunfo.
Qué alguien me explique.
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Cámara de Diputados desecha Reforma Electoral
CIUDAD DE MÉXICO * 6 de diciembre de 2022.
) El Universal
El pleno de la Cámara de Diputados desechó el dictamen de reforma político-electoral propuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador, por 225 votos en contra de las bancadas de oposición, PAN, PRI, PRD y MC, y 269 a favor de Morena, PVEM y PT, que planteaba reformar la Constitución para suprimir al Instituto Nacional Electoral (INE), y en su lugar crear el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC).
No obstante, los diputados de Morena, del PVEM y del PT advirtieron que el “INE sí se toca”, y lo harían a través de la reforma a leyes secundarias, como parte del plan B enviado por el titular del Ejecutivo, por conducto del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, que prevé compactar la estructura orgánica del INE.
Al inicio del debate, los diputados Elizabeth Pérez Valdez, del PRD, y Jorge Álvarez Máynez, de MC, presentaron dos mociones suspensivas, cada uno por su lado, que fueron rechazadas en votación económica. El coordinador de la bancada naranja fue acompañado por sus compañeros que subieron a tribuna con pancartas con las leyendas: “Morena quiere comprar al árbitro”, “Morena quiere jugar sin árbitro” y “Defender al árbitro, es defender el juego”.
El dictamen proponía eliminar 200 diputados y 32 senadores; reducir el financiamiento de los partidos políticos; redefinir el concepto de “propaganda” para que el Gobierno se pronuncie durante las campañas y elecciones; y que la elección de los consejeros del INE fuera mediante el voto de la población.
La diputada Graciela Ortiz, presidenta de la Comisión de Reforma Política-Electoral, dijo que se pretende adecuar el sistema electoral mexicano a las transformaciones políticas que ha vivido México en los últimos años, ampliar la representatividad y garantizar la pluralidad de los poderes públicos, así como insertar el principio de austeridad republicana en el sistema electoral y de partidos.
“Coincidimos con el Presidente de la República en facilitar el ejercicio de los mecanismos de participación ciudadana en la vida pública, y fortalecer los órganos administrativos y jurisdiccionales en materia electoral, salvaguardando el equilibrio del poder y su imparcialidad en las contiendas electorales”, refirió.
En su participación, el diputado Alejandro Moreno, presidente de la Comisión de Gobernación y Población, señaló que es momento de “acabar con el presidencialismo rancio que tanto le ha hecho daño a este país”.
El pleno de la Cámara de Diputados desechó el dictamen de reforma político-electoral propuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador, por 225 votos en contra de las bancadas de oposición, PAN, PRI, PRD y MC, y 269 a favor de Morena, PVEM y PT, que planteaba reformar la Constitución para suprimir al Instituto Nacional Electoral (INE), y en su lugar crear el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC).
No obstante, los diputados de Morena, del PVEM y del PT advirtieron que el “INE sí se toca”, y lo harían a través de la reforma a leyes secundarias, como parte del plan B enviado por el titular del Ejecutivo, por conducto del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, que prevé compactar la estructura orgánica del INE.
Al inicio del debate, los diputados Elizabeth Pérez Valdez, del PRD, y Jorge Álvarez Máynez, de MC, presentaron dos mociones suspensivas, cada uno por su lado, que fueron rechazadas en votación económica. El coordinador de la bancada naranja fue acompañado por sus compañeros que subieron a tribuna con pancartas con las leyendas: “Morena quiere comprar al árbitro”, “Morena quiere jugar sin árbitro” y “Defender al árbitro, es defender el juego”.
El dictamen proponía eliminar 200 diputados y 32 senadores; reducir el financiamiento de los partidos políticos; redefinir el concepto de “propaganda” para que el Gobierno se pronuncie durante las campañas y elecciones; y que la elección de los consejeros del INE fuera mediante el voto de la población.
Lee también: Garantizar el voto de personas en prisión preventiva y otros puntos del Plan B de reforma electoral de AMLO
La diputada Graciela Ortiz, presidenta de la Comisión de Reforma Política-Electoral, dijo que se pretende adecuar el sistema electoral mexicano a las transformaciones políticas que ha vivido México en los últimos años, ampliar la representatividad y garantizar la pluralidad de los poderes públicos, así como insertar el principio de austeridad republicana en el sistema electoral y de partidos.
“Coincidimos con el Presidente de la República en facilitar el ejercicio de los mecanismos de participación ciudadana en la vida pública, y fortalecer los órganos administrativos y jurisdiccionales en materia electoral, salvaguardando el equilibrio del poder y su imparcialidad en las contiendas electorales”, refirió.
En su participación, el diputado Alejandro Moreno, presidente de la Comisión de Gobernación y Población, señaló que es momento de “acabar con el presidencialismo rancio que tanto le ha hecho daño a este país”.
“El tránsito y la lucha que llevó el país a construir un régimen plural de partidos, y que permitió a la oposición desempeñar un papel decisivo en la vida de la República, no debe de olvidarse. Especialmente no debe de olvidarlo la corriente política que hoy está en el gobierno, pues de otra forma nunca hubieran llegado al poder”, afirmó.
El diputado Juan Ramiro Robledo, presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, dijo que la austeridad republicana era el centro de la propuesta principal.
“Imaginen ustedes en el gran poder que habría tenido el INE, convertido en un único organismo electoral nacional, detentador de la función estatal de las elecciones, en un solo orden jurídico nacional, conservando todo lo que dice el artículo 41, en su fracción cinco”, detalló.
El coordinador de la bancada del PRD, Luis E. Cházaro, señaló que no se puede permitir que la confianza que han construido las instituciones electorales, “hoy por capricho de un solo hombre, se vea atacado”.
“Con esta lucha, tenemos calidad moral, nuestra votación hoy va por Cuauhtémoc Cárdenas, nuestra votación hoy va por Campa, va por todos los muertos que puso el PRD para que este país tuviera democracia ¡y los volveremos a poner, aunque les duela!”, sentenció en tribuna.
El diputado Carlos Alberto Puente Salas, del PVEM, dijo que la autoridad electoral en el INE como en el Tribunal Electoral, es perfectible. “podían diferir en muchas cosas en la iniciativa del titular del Ejecutivo, pero había y quedaban más de 100 iniciativas para que pudiéramos legislar, y haber construido un documento en consenso, como deben de ser todas las reformas electorales”, dijo.
“Hoy venimos a ratificar nuestro respaldo al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. En materia político electoral, yo no descarto que sigamos trabajando. Nosotros, desde los votos que tenemos, con nuestra mayoría, avanzaremos, en las reformas legales hasta donde nos permite el mandato constitucional, para todas las demás, los esperaremos en febrero”, aseveró.
El coordinador del PRI, Rubén Moreira, dijo que si no se hace algo, “el narco va a dominar la política nacional, espero nos quede claro el peligro que acecha a la democracia mexicana; de no hacer algo, muy pronto, en algunos años, viviremos en un narcoestado”, refirió.
“Es evidente que México vive momentos de polarización y encono, el país que será de nuestros hijos y nietos no se merece el odio y el enfrentamiento. El PRI ha construido gobernabilidad e instituciones, me atrevo a decir que las más sólidas, funcionales y estables que hoy tiene la Nación, salieron de la acción y pensamiento de mi partido”, señaló.
Jorge Romero Herrera, coordinador del PAN, arropado por sus compañeros de bancada que llevaban pancartas con la leyenda “La imparcialidad no se toca”, denunció que, con una bandera de austeridad, Morena pretende el control de las instituciones.
“Pero si a costos nos vamos, con lo que fue la pérdida bimestral de Pemex, un bimestre, se podían pagar cuatro años de presupuesto del INE, solo con lo que se asignó para 2023 para el Tren Maya y Dos bocas, se podrían pagar 8 años del INE, y con todo lo que se ha etiquetado par Dos Bocas se podrían pagar 25 años del INE”, cuestionó, flanqueado por sus compañeros de bancada quienes sostenían pancartas con la leyenda “El INE no se toca”.
En tanto, el coordinador de Morena en San Lázaro, Ignacio Mier, acusó a la oposición de proteger “el único reducto que les queda de 46 mil millones de pesos”. Flanqueado por las y los diputados guindas, quienes mostraron pancartas con las cifras de la encuesta del INE en las que se observó que la ciudadanía está de acuerdo con la reforma constitucional, reiteró que el INE sí se toca.
“Hablan que el INE no se toca, pero esa es la consigna del mandamás y el jefe superior de esta coalición, Claudio X. González, en cambio nosotros tenemos como único patrón al pueblo de México. Los consejeros ganan 400 mil pesos al mes, ¿eso es lo que no hay que tocar? Al contrario, eso es lo que vamos a tocar”, sentenció.
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Los mexicanos cambiamos la política por los gritos | Espino
» LUIS ANTONIO | ESPINO
) The Washington Post
La demagogia es una forma de argumentación en la que no importan las ideas, la evidencia, los datos o los hechos, sino las identidades de las personas, sus lealtades de grupo y, sobre todo, su supuesta bondad o maldad. Divide al mundo en dos bandos irreconciliables y en lucha permanente: “ellos” contra “nosotros”. Es un atajo que evita el esfuerzo de pensar y nos permite expresar nuestros puntos de vista con la convicción de quien cree estar siempre del lado correcto.
La experta en retórica Patricia Roberts-Miller explica que la demagogia es como las algas en un lago. En pequeñas cantidades, las algas son inofensivas y hasta cumplen un papel en el ecosistema. Pero si se reproducen fuera de control se vuelven un problema: consumen todo el oxígeno del agua, la enturbian, desplazan a otras plantas, dejan sin comida a los animales y amenazan a todo el lago. Llegado un punto, las algas solo permiten que crezcan más algas y eso es lo que hace la demagogia: crear un ambiente tóxico donde solo puede crecer más demagogia. Cuando eso sucede en una sociedad, quienes tratan de argumentar con base en evidencia se ven desplazados por los demagogos, quienes solo discuten para imponer su propia “realidad paralela” a los demás.
En México llegamos a ese punto en el que la demagogia domina prácticamente todos los espacios de la conversación pública. Dejamos de hablar de los temas y nos enfocamos solamente en las personas y los bandos de “buenos” o “malos” a los que supuestamente pertenecen.
En la arena política, sin duda el demagogo en jefe es el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en vez de argumentos para persuadir usa insultos para denostar a sus propios conciudadanos. Pero no es el único. En su círculo hay aprendices aplicados, como el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien trata de copiar la retórica divisiva de su jefe cuando afirma que los mexicanos que viven en el sur “son más inteligentes” que los del norte. Y hay aprendices rezagados, como la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien trata infructuosamente de ser polarizante contra instituciones del Estado como el actual mandatario. Ninguno ha podido lograr el mismo efecto sobre las masas que su mentor, debido sobre todo a su incapacidad para transmitir con su discurso emociones como el resentimiento, un motor poderoso de la retórica presidencial.
La demagogia, sin embargo, no es monopolio del presidente y sus cercanos. Basta asomarse al Congreso mexicano para darse cuenta de que esta existe en todos los partidos políticos, en medio de una polarización aguda en la que las formas y el fondo dejaron de importar. Ante la negativa de la mayoría oficialista para negociar cambios a sus iniciativas de ley, legisladoras y legisladores de la oposición usan el podio para insultar, descalificar y agredir.
El lenguaje ha dejado de ser un instrumento de deliberación y se ha transformado en arma de confrontación. Un bando celebra la estridencia opositora por las mismas razones que el otro celebra la estridencia gubernamental: con esa gente no se puede razonar y solo queda escupirles sus verdades a la cara. Del lado oficialista poco importa brindar alguna prueba real de que el gobierno hace bien las cosas. Lo importante es conservar el poder y usarlo para aplastar al opositor, humillarlo y negarle legitimidad política. La calidad de los discursos es lo de menos. El Poder Legislativo ya es un lago sin oxígeno en el que solo crecen algas.
La demagogia, sin embargo, no es un mal que solo generen los políticos. Los ciudadanos la esparcimos cuando usamos la identidad de las personas para descalificar sus opiniones. Y la potenciamos al aplaudir, aprobar y votar a políticos que, aunque sean corruptos, incompetentes o ignorantes, nos parecen “auténticos” porque “dicen verdades” y “ponen en su lugar a los otros”. También alimentamos a la demagogia cuando no escuchamos a liderazgos que tal vez tienen buenas ideas, pero nos parecen “aburridos” por hablar con evidencia y argumentos razonados.
Somos nosotros, los ciudadanos, los que damos un “me gusta” y compartimos en redes discursos llenos de gritos de coraje y vacíos de contenido. Somos nosotros los que pensamos que gobernar es pelear, golpear y aplastar, no conciliar, negociar y construir. Así, le damos permiso a nuestros gobernantes de abandonar la razón y entregarse a las peores emociones: enojo, odio, resentimiento, venganza. Está bien esperar algo de emoción de los discursos políticos, pero está muy mal que nos conformemos solamente con eso.
El acelerado descenso de nuestra democracia hacia la demagogia tiene una consecuencia funesta de la que nos tendremos que hacer cargo: nuestras instituciones son cada día más débiles y disfuncionales, y por eso nuestros problemas están empeorando sin que se les atienda con políticas públicas eficaces o con planes de gobierno sensatos.
La única forma de escoger, diseñar y poner en práctica esas políticas y planes es hablando entre ciudadanos, deliberando, discutiendo, entendiendo y negociando. Es decir, haciendo política. Para eso tenemos partidos, elecciones y representantes. La demagogia, sin embargo, está matando a la política: nos está despolitizando al convertirnos en miembros de tribus vociferantes, no en ciudadanos de una república.
De este modo, los problemas crecerán, alimentando la impaciencia y frustración de votantes que, en vez de demandar dialogo y soluciones, apoyarán a demagogos cada vez más autoritarios que nos defiendan a “nosotros” y limpien al país de “ellos”. Por eso, si no ponemos un alto a la demagogia, si no comenzamos a oxigenar de nuevo el lago que todos compartimos, entonces los peores gobernantes del siglo XXI todavía están por venir.
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