Los 4 Jinetes del PRI atoyaquense
El Santo Oficio
] Ángel Miguel Blanco
massiosare@msn.com
Dada la cascada de preguntas privadas sobre si porque «critico» a Dámaso Pérez Organes, Fredy Barrera Méndez y a Juan Méndez Nogueda, es porque quiero dar a entender que Noel Pino Pérez es el candidato ideal del PRI para que ocupe la presidencia de Atoyac de Álvarez, la respuesta es «no».
Los periodistas tenemos derecho a hacer análisis políticos, mas no incitar, promover o elegirle candidatos al pueblo… bueno, en nuestro particular caso, porque algunos medios sí se especializan en el manejo de crisis de algunos políticos, pero ese tema es muy delicado. Empero, el que un periodista realice una semblanza de «equis» candidato, aunque esta honre sus atributos, no significa que porque lo dice un medio de comunicación o cierto periodista, dicho candidato es «el bueno» para ser ungido como mesías de «equis» municipio.
Dice un dicho que «en el reino de los ciegos, el tuerto es rey», y muchos políticos se valen de este dicho para «cacarear sin siquiera haber puesto un huevo», y también se valen de notas periodísticas y de famas efímeras para presumir que porque salen en la prensa son aptos para gobernar, cuando lo único que saben es medio dirigir una oficia o departamento de donde, curiosamente, han sido despedidos por actos deshonestos, por inoperantes o por olvidar la máxima de «jamás hacerle sombra a sus amos».
Atoyac, siendo un pueblo noble, se da el lujo de contar con «aves (políticas) de ricos plumajes y de gargantas canoras», pero no todas cantan bien las rancheras ni saben para qué sirve un pentagrama.
Con este sustento sarcástico aclaro que por el solo «defecto» de ser periodista no puedo ni debo tener simpatías por ningún político, ¡mucho menos por Fredy Barrera, Juan Méndez, Dámaso Pérez o Noel Pino, quienes, sin embargo, tienen derecho a una entrevista o un espacio en nuestros sitios, cuando gusten!
En este sentido, personalmente puedo visualizar que, por la situación que atravieza, Atoyac no necesita ni impostores ni suplantadores, mucho menos gobernantes con pasados nebulosos en la administración pública. Atoyac requiere de un gobernante con la misma humildad, sensibilidad y mentalidad del pueblo. Y sobre todas las cosas, Atoyac necesita de un líder, guía o caudillo que piense siempre en el bienestar de los suyos, antes que en sus propios intereses o los de su grupo; un gobernante que pueda consensuar, dialogar y conciliar, en lugar de confrontarse con todo el pueblo.
No, Atoyac no necesita un santo, mucho menos un ángel expulsado del paraíso; tampoco necesita de un erudito en leyes o un delincuente con amplio currículum en la administración pública, hecho a base de ‘palancas’ y recomendaciones de amigos, padrinos y compadres de la misma calaña. A Atoyac le basta un ser humano íntegro, leal, talentoso, con ideas, creatividad y ganas de hacer bien lo poco o mucho que le permitan las circunstancias.
A Fredy Barrera se le reconoce su amplia trayectoria en el servicio público, es una lástima que su «vasta experiencia», sin embargo, se halle abollada por sospechas, dudas y deficiencias administrativas y políticas. Lo dice la historia, no el autor de estas lineas, aclaramos, para evitar confrontaciones (infantiles) con quien también siente que ya es su turno presidencial, aunque su honorabilidad y prestigio se halle en conflictos con su sapiencia política.
A Juan Méndez lo descalifica su servilismo y dependencia a un hombre políticamente inteligente, pero diestro en las artes del latrocinio, el derroche y la malversación de los recursos públicos. Se apellida Añorve, «no recuerdo bien su nombre». No en vano dice el dicho, por cierto, que «quien con lobos anda, a aullar se enseña». Y Juanito (el diminutivo es meramente afecto) parece no solo haber aprendido a andar con lobos, sino hasta con hienas y chacales, y quienes lo conocen aseguran que ya chifla y aúlla tan bien que por algo es el consentido de su amo en el cuarteto que busca la presidencia de Atoyac de Álvarez 2015-2018.
De Noel Pino no podemos decir mucho, solo lo que dice su currículum (que es abogado) y lo que dicen las «malas lenguas» (que cuando se fue de la CAPASMA hasta los escritorios se llevó, y que si Contraloría Municipal no se los hubiera requisado hubiera acondicionado sus oficinas con mobiliario del ayuntamiento).
Sobre su integridad como hombre de palabra y compromisos, solo podemos decir lo que nos consta.
Noel Pino nos pidió dos entrevistas, una en Atoyac y otra en Acapulco. En ambas fijamos lugar y fecha, pero a ninguna de las dos acudió, ni se tomó la molestia de posponerlas o cancelarlas, pese a haber empeñado su palabra de honor. Con este antecedente, ¡sería «(cruel)» volver a creer en un hombre incapaz de cumplir sus propios compromisos!
De Dámaso Pérez, comisario con licencia del llamado «Atlacomulco de Atoyac», El Ticuí (por el hecho de ser el criadero de los políticos que más han gobernado Atoyac en las ultimas décadas), a quien –no se si de «mala leche» o ignorancia de mercadeo político– los voceros del ayuntamiento pretenden colgarle como suyas todas las obras estatales y federales gestionadas por el alcalde, Ediberto Tabárez Cisneros, tampoco se sabe mucho, pero por ese hecho de ser el más callado de todos es quien, sin ambages, está obteniendo las mejores ganancias del río revuelto que afanosamente se disputan Fredy Barrera, Noel Pino y Juan Méndez.
Las ‘revueltas’, los dimes y diretes, los baños de pueblo y los golpes de pecho de Noel Pino, Juán Méndez y Fredy Barrera, solo están provocando que Dámaso Pérez sea el concursante anónimo que puede quedarse con el premio del baile.
Y no es porque Dámaso Pérez sea una eminencia como servidor público o haya destacado como autoridad auxiliar en su comarca, no. La ventaja de Dámaso estriba en mirar detrás de la barrera cómo torean sus contrincantes, no solo para aprender, si no para no cometer los mismos errores.
A Dámaso Pérez le han llovido muchos improperios y prejuicios, no solo por sus orígenes, sino también por cargar con la cruz de ser el «candidato oficial» del gobierno, según sus lapidarios, hecho que bien o mal no debería ser causa de asombro, pues ni en El Vaticano se elige al Papa por democracia, sino por intereses grupales. En el juego político se juega con reglas políticas, no democráticas, y Atoyac no es la excepción.
Las leyes electorales también están hechas de tal forma que las omisiones sean parte del juego.
No soy partícipe de la ilegalidad, pero nadie que se anota en el juego político debería espantarse con los «fantasmas amigables» de las reglas de la política mexicana.
Además, ser el candidato oficial no es garantía de triunfo, ni debiera ser factor de rechazo. La única diferencia entre ser el «candidato oficial» y el «candidato del partido» son las preferencias. Y de las preferencias depende mucho el triunfo o el fracaso; punto.
Se decía que, en política, «quien se mueve, no sale en la foto».
No veo diferencia alguna entre ayer y hoy. La regla sigue vigente.
Pero entienda quien pueda.
Mitad verdad, mitad mentira, Dámaso Pérez al menos tiene dos cualidades sensatas que a los ‘toreros’ restantes les falta: «humildad y sagacidad», además de patrocinadores y seguidores que tienen fe en su capacidad de crecimiento, que ven a un hombre de pocas palabras que pretende ser presidente, no a un súper candidato «prestigioso, erudito, visionario, con amplia trayectoria política y con un amor electorero grande y profundo por su pueblo», como reza la propaganda contrincante que circula en postes y bardas de Atoyac y algunos muros virtuales de Facebook.
En Atoyac, pareciera que los rivales de Dámaso ya dieron todo de sí, de otra manera no se comprende el por qué insisten en pregonar y pagar para que se diga que ellos son los mejores del pueblo y merecen el derecho de gobernar, solo porque son tiempos electoreros y ahora sí sienten que les brota el amor por Atoyac hasta por los talones.
El resto de ‘suspirantes’ anónimos que se dieron cuerda solos para ver si les tiraban algún hueso, están ya donde querían estar: «a la entrada de la carnicería, sentaditos, moviendo el rabo, mirando –jadeantes– las chuletas y lamiéndose las entrepiernas, en tanto el carnicero, llegado el momento, les avienta su ‘huesito’ o ‘pellejito’ como recompensa por ser unas mascotas bien portadas».
No, no es que a estos ‘suspirantes’ o ‘buscachambas’ anónimos se les menosprecie, es que es un hecho que el Comite Ejecutivo Estatal del PRI está concentrado en llevar a las finales sólo a tres aspirantes. Y los nombres de Juan Méndez, Dámaso Pérez y Fredy Barrera aparecen en el cartel estelar, según filtraciones de los promotores estatales del espectáculo, donde el ‘manager’ de Juan Méndez, Manuel Añorve Baños, hace lo suyo porque Juanito (el diminutivo no es de afecto, aclárese), con toda su estela de entredichos e ineficiencias políticas, sea quien ‘suplante’ a Fredy Barrera en las apuestas que Daniel Pano Cruz, delegado federal del ISSSTE y embajador plenipotenciario en Guerrero del Senador René Juárez Cisneros, hace en el PRI Estatal para que su «mozo de estoques» sea el «candidato de unidad» a la presidencia municipal de Atoyac de Álvarez.
En esta jugada, Dámaso Pérez es el único huérfano en las apuestas que se realizan en el seno del PRI estatal, pero desde donde se ven con mejor ángulo los toros, se aprecia mejor el hecho de que sin Dámaso Pérez en la contienda, el PRI le apuesta a su inevitable derrota en Atoyac, el próximo 7 de junio. Y no porque Dámaso tenga super poderes, ni porque Dámaso sea el súper candidato del pueblo, sino porque quienes saben de política entenderán por qué Dámaso tiene mucho más a favor que en contra, casi en todos los aspectos (por favor, compréndase bien el «casi»).
Sin afán de ofenderle, Dámaso Pérez es el clásico «diamante en bruto» que puede pulirse si se le asesora, si se le busca un buen consultor político, un buen asesor de medios, y un buen coordinador de campaña.
Noel Pino es otro que si fuera más humilde, más sensato, más resonsable en sus propios actos y acuerdos, además de más visionario y sagaz, sería, sin ambages, el aspirante más posicionado para figurar en las encuestas que definirán al candidato del PRI, esta misma semana.
Existen muchos patrocinadores atoyaquenses listos para invertir en política, todo depende de que el pueblo elija bien a quién quieren de gobernante: si al que dice el dicho que «mas vale malo conocido, que bueno por conocer» (de esos que se desgarran las vestiduras en las plazas públicas, exudando «amor electorero» a borbollones y borbotones), o uno que esté un poco más alejado de los demonios políticos y pesadillas de sobrecama, pero con ganas y posibilidades de dejar de ser el «patito feo» del cuento.
Son los atoyaquenses quienes tienen la oportunidad de oro para decidir sobre su futuro, y son los priístas quienes deben ponerse de acuerdo y dar muestras de unidad y civilidad si desean seguir gobernando Atoyac. No puede haber unidad donde todos halan por su lado y se patean bajo la mesa por una supuesta «candidatura de unidad».
En términos generales, a los atoyaquenses corresponde valorar, y no prejuzgar, a los hombres que sienten que pueden con el paquete de gobernar un municipio en crisis social y financiera.
Por eso, sin pretender dirigir mensajes equivocados a los atoyaquenses, concluyo que a Atoyac le basta un hombre (o mujer) que conozca el verdadero significado de integridad, lealtad, liderazgo, sensibilidad, humildad, generosidad y presteza, y que pueda, con humildad, cambiar de actitud cuando alguien le señale sus errores.
Si Fredy Barrera, Noel Pino, Juan Méndez o Dámaso Pérez reúnen esos requisitos, los atoyaquenses no deberían tener tantos problemas para ponerse de acuerdo en elegir a su futuro presidente; los candidatos tampoco tendrían que desgastarse tanto ni tener que patearse mucho bajo la mesa, mucho menos tendrían necesidad de exhibir sus orgasmos de pureza y castidad en las plazas municipales y veredas de los pueblos de la sierra.
Finalmente, «¿por qué escribo más sobre los aspirantes del PRI y no del PRD, MC o Morena?», me preguntan en Facebook.
Sencillo: Porque el PRD está enfrascado en devorarse a sí mismo, trazando al revés el futuro de Atoyac, tratanto de trasladar la capital de Cuba o Rusia a Atoyac, y soñando en quimeras guerrillas y delirios de democracia en pleno clímax del Siglo XXI.
También porque pese a las criticas del papel desempeñado por el PRI en la presente administración, el PRD nada hizo por sobresalir como parte del gobierno actual, donde una vez más demostró que a sus representantes en el Cabildo les importó más sacar provecho para sí mismos que cumplir los compromisos contraídos con quienes los avalaron como dignos representantes populares. Ejemplos sobran. Hablar de detalles sería «cruel».
El resto de partidos, aunque la comparación «ofenda» (entre comillas), solo buscan servir de satélite de algún instituto político bien organizado, para poder vivir como parásitos intestinales, consumiendo las heces de los intestinos donde se alojen.
P.D. Mi perspectiva puede estar muy alejada de la realidad, por eso cedo al lector el derecho legal de disentir con mis puntos de vistas y seguir el dictado de su conciencia. Abrazo y respeto para todos.
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