Denuncian al ‘Cuau’ por tentativa de violación
CUERNAVACA, Mor. * 11 de octubre 2024.
) Apro
El exgobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, fue denunciado ante la Fiscalía General de Justicia por violación en grado de tentativa por su media hermana, Nidia Fabiola, quien también acusó en su querella al otro medio hermano, Ulises Bravo Molina, presidente en funciones de Morena en Morelos.
La denuncia trascendió desde el jueves, sin embargo, sólo se conocieron los detalles hasta este viernes, cuando se filtró la carátula de la denuncia presentada hace unos días y que quedó asentada en la carpeta de investigación SC01/9583/2024 de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Morelos, que encabeza Uriel Carmona Gándara.
La declaración hecha por la víctima podría entrañar otros delitos. Se sabe que Nidia Fabiola trabajó en la administración del exfubolista desde marzo de 2019, con un puesto en la Secretaría de Desarrollo Económico y del Trabajo. Esto podría configurar también nepotismo. El ataque sexual habría ocurrido cuando Cuauhtémoc Blanco todavía se encontraba en la gubernatura de Morelos, esto es, antes del 1 de septiembre pasado, cuando dejó el cargo para asumir como diputado federal.
De acuerdo con los dichos de la víctima, los hechos ocurrieron en la propia Residencia Oficial Casa Morelos, sede del titular del Poder Ejecutivo. Según la denuncia, en el ataque habrían participado ambos hermanos, pues los dos son señalados en la declaración. La víctima guardó silencio, porque mientras duró la administración de Blanco Bravo, ella se mantuvo en su trabajo.
Es decir, para detener la denuncia de los hechos, la víctima fue presionada a guardar silencio, bajo la amenaza de que en caso de hablar sería removida de su cargo. Ello detuvo la denuncia, aunque al terminar la gestión, este impedimento también se terminó. La administración terminó el pasado 30 de septiembre, por lo que la víctima de inmediato acudió a interponer la denuncia.
No es la única denuncia en la que estuvo involucrado Blanco Bravo. Desde mediados de su gestión se supo que la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda había iniciado una investigación por desvío de recursos en contra del exfutbolista, varios de sus familiares y colaboradores más cercanos. Además, a principios de 2022, un periódico de la Ciudad de México presentó varias fotografías en donde se observaba a un sonriente Blanco Bravo acompañado de los principales líderes del narcotráfico en Morelos.
Tampoco sería la primera vez que la Casa Morelos, la residencia oficial del Ejecutivo morelense, se mencione en actos de violencia de género. Durante la celebración de un cumpleaños del exfutbolista, en 2019, Ulises Bravo propinó una brutal golpiza a la madre de su hija, una mujer de nombre Liu León, quien interpuso una denuncia por estos hechos, pero fue desechada en mayo pasado.
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Obispo Rangel | Contradicciones sospechosas que apuntan a una sobredosis
E D I T O R I A L
Las contradicciones entre Fiscalía General del Estado de Morelos y el gobernador de Morelos levantan una polvareda de sospechas.
El parte oficial dice que el Obispo Emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, fue «drogado, golpeados y secuestrado». Pero las versiones del fiscal general Uriel Carmona Gándara y del gobernador Samuel Sotelo Salgado remoran sarcásticamente el caso de Fabián Lavalle, quien en mayo del 2007 denunció haber sido «asaltado, brutalmente golpeado y fallidamente secuestrado», pero luego resultó que mientras circulaba por la avenida Insurgentes, justo a la altura de la glorita, un hombre se le acercó a su camioneta para invitarlo a una fiesta donde habría «chicas», pero dicho hombre, Alfredo Cervantes Landa, quien era sexoservidor, lo convenció para que fueron a un hotel de la colonia Roma, donde antes de ingresar pasaron a comprar bebidas y sacar dinero de un cajero automático y al llegar al hotel, «Fabiruchis» se metió al baño y tras salir, se tomó una bebida que le ofreció Alfredo, teniendo como resultado final que Lavalle fuera golpeado, asaltado y dejado desnudo en dicho motel.
No, ni de broma se especula que al «siervo de Dios» y mediador de paz en Guerrero le haya ocurrido lo mismo. Las contradicciones evocan esa historia rara que en cuanto a las drogas, los golpes y el presunto secuestro tienen extrañas similitudes, salvo el aspecto sexual que suena a herejía, tratándose de un Obispo de la magnitud de Rangel.
Según el titular de la Fiscalía General del Estado de Morelos, Uriel Carmona, está confirmado que el examen toxicológico realizado al sacerdote resultó positivo a consumo de drogas. «El antidoping salió positivo a benzodiacena (las benzodiacepinas o benzodiazepinas son medicamentos psicotrópicos con efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, antiepilépticos, amnésicos y miorrelajantes»), y está pintando a cocaína», añadió el fiscal con base al reporte del médico responsable que atendió la Obispo.
Tras el reporte de desaparición de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el obispo emérito de Chilpancingo fue localizado en el hospital «Dr. José G. Parres» de Cuernavaca, «con signos de haber sido violentado» y con signos «positivos a pruebas sobre drogas», luego de reportada la privación de su libertad. Una persona cercana al obispo señaló al diario Reforma que el religioso «presentaba golpes en el cuerpo» y «parecía drogado», debido a que «balbuceaba».
La Fiscalía de Morelos señaló que «el móvil del secuestro del obispo fue vaciarle sus cuentas bancarias», descartando el plagio exprés mencionado en los reportes preliminares, debido a que dicho ilícito «no se relaciona con su mediación en Guerrero ante líderes de grupos criminales que generan violencia en dicho estado de la república».
«Las personas que lo pudieron haber tenido cautivo, una vez que exprimieron sus cuentas, lo dejaron en libertad», precisó el fiscal Carmona.
Sin embargo, el gobernador Samuel Sotelo Salgado fue claro y preciso al informar que, con posibles sustentos médicos, que «el obispo no estaba golpeado cuando fue hallado». No obstante, la FGE de Morelos confirma que «sí presentaba signos de drogas», lo que significa que por los residuos de ‘benzodiacena’ y cocaína hallados en su cuerpo su delicado estado de salud que aún lo mantiene internado pudo deberse a una sobredosis de drogas.
La pregunta obligada es: ¿Qué ocurrió realmente con el Obispo Emérito de Guerrero?
¿Por qué un religioso de su envergadura, de 78 años de edad, que padece hipertensión arterial, además de que tiene un marcapasos y enfrenta secuelas por Covid-19, de pronto desaparece y luego aparece en un hospital con evidentes signos de drogadicción, pero no golpeado, como rumoraron las primeras versiones?
Si los médicos del hospital privado «Morelos», donde fue trasladado para su recuperación y ya su salud se reporta como «estable», ¿por qué los obispos que lo resguardan no le permiten declarar ante la Fiscalía General del Estado de Morelos, como informa su abogado Pedro Martínez Bello?
Mejor aún, si se trató de un secuestro para vaciarle sus cuentas, como reveló el fiscal Carmona, ¿por qué se desconoce aún la forma en que fue rescatado Salvador Rangel y quién o quiénes lo condujeron al hospital para desentoxicarlo de las drogas?
Y, la pregunta final: Si el ‘siervo de Dios’ no es adicto a las drogas, ‘como se introdujeron realmente a su cuerpo la ‘benzodiacena’ y ‘cocaína’ hallados en los análisis médicos? ¿Qué dice realmente el parte médico? Y ¿quién o quiénes y/o cómo se dieron cuenta de la sustracción de dinero de las cuentas personales de Rangel Mendoza?
Sería interesante escuchar la versión de un ‘hombre de Dios’ que no miente.
Errar es de humanos, si realmente fue secuestrado, drogado y golpeado, el único que conoce la verdad es el Obispo Emérito Rangel.
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